Cataluña 2050
Año 2050. Desde su residencia en Waterloo, el ex president Torra ha anunciado hoy que, si su avanzada edad se lo permite, se presentará como candidato a la alcaldía de Barcelona en las próximas municipales. En respuesta, el presidente honorario de Ciudadanos, Albert Rivera, ha pedido a la justicia que “impida esta nueva burla de los golpistas”. Además ha exigido al gobierno que aplique otra vez el artículo 155, para frenar la nueva hoja de ruta que el Parlament acaba de aprobar. Por su parte el líder de la coalición derechista ESPAÑA, José María Aznar Jr., ha pedido al Supremo que mantenga la prisión permanente revisable para los independentistas, y al ministerio de Interior que envíe más policía a la próxima Diada, donde se espera una nueva exhibición de fuerza del soberanismo. En la sesión de control, el PSOE ha prometido que en la próxima legislatura promoverá un nuevo Estatut que amplíe el autogobierno catalán. Y desde el grupo mixto, las portavoces de la izquierda han compartido su turno de palabra para defender la convocatoria de un referéndum pactado y con siete respuestas.
Muy malo el chiste, ¿verdad? No tiene ninguna gracia. La misma poca gracia que tiene llevar una década con el problema territorial abierto, paralizado, en descomposición. La maldita gracia de que llevemos años con banderas descoloridas en los balcones y campañas electorales monotemáticas. La jodida gracia de que los únicos que tomen decisiones sean los jueces y fiscales, y las únicas leyes operativas sean la de Murphy y el Código Penal. La puta gracia de que nueve políticos y activistas lleven más de año y medio en prisión preventiva. La bendita gracia de que al calorcito del conflicto nos crezca la ultraderecha, se nos deteriore un poco más la democracia, tengamos que soportar bochornos frecuentes, y se alimente un resentimiento que garantiza largos años de confrontación.
No queremos llegar así al año 2050, pero tampoco al 2030. Ni al año que viene, venga ya. Entre todos (unos más que otros, cada uno según su responsabilidad) estamos consiguiendo cronificar un problema, volverlo irresoluble por la ineptitud, el interés y el cortoplacismo.
Acabamos de pasar unas elecciones generales donde el discurso belicista de la derecha española ha perdido; unas elecciones que no han castigado la “traición” del PSOE; unas elecciones que han inclinado el lado soberanista hacia las posiciones más dialogantes de ERC. Y sobre todo unas elecciones que pueden despejar dos o tres años sin citas con las urnas, tiempo de sobra para tomar decisiones sin que pese el miedo al uso electoralista. Vamos, que no sabemos cuándo habrá otra conjunción como esta.
Es tarea de todos, por supuesto. Gobiernos y partidos tienen su parte, pero también la ciudadanía, o especialmente la ciudadanía, que hay mucha tarea. Mucho que desenredar, mucho que desescombrar, mucho que aclarar y comprender, mucho que respetar, mucho que ceder (ay, eso va a doler), mucho que construir y, lo mejor, mucho que ganar. Asumiendo como personas adultas que no será fácil, y que no hay seguridad de que salga bien. Pero… (aquí pueden poner la frase de Mr. Wonderful que más les motive).
Yo a mis hijas ya les voy a dejar en herencia el cambio climático, el neofascismo y la uberización laboral. Espero no dejarles también el problema territorial. Venga.