La penúltima maniobra de la derecha antidemocrática española, que solo concibe el poder de forma patrimonial y la democracia como elemento instrumental, ha sido pervertir las instituciones para intentar tumbar la investidura de Pedro Sánchez a costa de herir nuevamente la imagen y funcionamiento del Estado. El recurso del PP, Ciudadanos y Vox a la Junta Electoral Central para inhabilitar a Quim Torra y Oriol Junqueras no buscaba acelerar algo inevitable que los tribunales ya habían iniciado, sino tumbar la soberanía popular en España tumbando la soberanía popular en Cataluña. Una decisión que trasciende a Quim Torra y al independentismo y que significa una de las maniobras más peligrosas que jamás se han realizado en democracia en nuestro país. Si a alguien no le sirve para abrir los ojos la decisión contra Torra que advierta la amenaza de Pablo Casado a Pedro Sánchez con una denuncia por prevaricación si no actúa basándose en los principios de la derecha. La derecha hará lo que precise para recuperar el poder.
El Estado Profundo es un concepto que en politología se refiere a un gobierno diluido en las instituciones ajeno al elegido democráticamente y que funciona de manera independiente de los intereses de la soberanía popular representada en el ejecutivo y sirviendo a los intereses específicos de una oligarquía estatal. En Francia los miembros de ese Estado Profundo se forman en la llamada Escuela Nacional de Administración (ENA), los Enarcas, son llamados. Uno de ellos es el propio Emmanuel Macron, instruido en la ENA y conocedor de los resortes de ese modo de operar. Por eso no extraña que al llegar a la presidencia sea de los primeros presidentes franceses en denunciar tales maniobras. Las conoce bien. Le formaron para ello.
Silvia del Saz Cordero no sonará a muchos. Es una de las vocales de la Junta Electoral Central que ha decidido con su voto que Quim Torra sea inhabilitado por un órgano administrativo y por lo tanto cesar al presidente de la Generalitat. La decisión se produjo por siete votos a seis. Así que el voto a favor de Silvia del Saz Cordero ha sido decisivo para que un organismo no judicial cese al representante de la soberanía popular en Cataluña.
La decisión de la JEC sobre Oriol Junqueras la anunció Pablo Casado en su perfil de Twitter. Una hora y media después de que lo hiciera, el departamento de comunicación anunciaba a los periodistas que la JEC no había todavía comunicado el dictamen. Lo que la JEC no había comunicado el líder del PP ya lo sabía un par de horas antes de hacerse público. El Estado Profundo comunicó a sus servidores antes que a los representantes de la soberanía popular. Como dictan en pilaristas. En España tenemos a nuestros propios enarcas.
Silvia del Saz también fue directora general del Suelo del año 2004 al 2007 con Esperanza Aguirre. Fue además una de las vocales de Francisco Granados en la empresa pública Arpegio, que estaba vinculada a todos los casos de corrupción del consejero del PP. Además, Silvia del Saz daba charlas en FAES con normalidad. El voto de esta vocal de la Junta Electoral Central ha sido decisivo para inhabilitar a Quim Torra. Alguien, supongo, lo verá normal.
Defender al president de la Generalitat de la decisión de la JEC es una obligación democrática. Pero, además, es el mejor modo de combatir al procesismo. Defender a Torra es la mejor manera de combatir a Torra. Porque es despojarle de herramientas de victimización y de argumentos para cejar en su desobediencia. La decisión política de la JEC, porque es política e indivisible del recurso político del PP, ha vuelto a unir al independentismo en Cataluña en un momento en el que la quiebra por la decisión de ERC en la investidura de Pedro Sánchez era total. El nacionalismo español ha vuelto a unirlos porque los necesita fuertes y combativos. Teme tanto la desmovilización procesista como la propia CUP. Los ultranacionalistas Casado, Abascal y Arrimadas han vuelto a activar la constante de resurrección: cada vez que la unidad de acción del independentismo está boqueante y sin aliento llega el oxígeno desde las huestes patrias y el Estado Profundo para salvarles. Para salvarse. Necesitan al procesismo fuerte y desafiante para recuperar el poder por lo legal, judicial o criminal. La derecha española no concibe que el poder esté en manos de la España plural y diversa, de la izquierda, de su “antiespaña”, que a fuerza de segregar han convertido en mayoría. La derecha y su Estado Profundo buscarán tumbar el gobierno por todos los medios a su alcance, legales o alegales. Han comenzado activando a sus miembros en la JEC y por eso hay que estar enfrente. Te guste Torra o no.