Me encanta el olor a pelotazo por la mañana

23 de enero de 2024 21:57 h

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Me encanta el olor a pelotazo por las mañanas. Como a Robert Duvall con el napalm, a mí me pone el olor a dinero público despilfarrado. El olor a estimaciones de beneficios futuros. El olor intenso a chiringuito y comisiones. ¡Sniff! Aaaah, qué maravilla. Oigo a un gobernante decir que un gran evento no costará ni un euro a los ciudadanos, y ya estoy salivando. Empleos directos e indirectos. Llegada de turistas. Audiencias millonarias en todo el planeta. Imagen de marca global. No sigan, no sigan, que me pongo malo.

La Fórmula 1, por ejemplo. Oigo a un gobernante decir: “cuando pienso en Fórmula 1 estoy pensando en empresas, en autónomos y en puestos de trabajo”, para a continuación añadir que la celebración de un Gran Premio en su ciudad no costará “ni un euro al bolsillo de los ciudadanos”. ¿Díaz Ayuso? Frío, frío. ¿Martínez Almeida? Frío, frío. ¡Francisco Camps! En 2007, en la campaña electoral en la que prometió la Fórmula 1 para Valencia. Ya sabemos cómo acabó aquello. Pelotazo. Despilfarro. Corrupción. Me encanta ese olor por las mañanas, ya digo.

En el caso de Madrid, que acaba de anunciar su propio Gran Premio para diez años, los números huelen que alimentan: 450 millones de euros anuales en ingresos, 10.000 empleos directos, 800.000 turistas, 70 millones de espectadores. Y ni un euro público. ¡Milagro! Solo preparar el circuito costará 100 millones, pero no saldrá ni un euro del presupuesto. No habrá inversión pública, dicen, sino “facilidades” para los inversores privados. “Facilidades”, apunten el eufemismo para el día en que un juez decrete el secreto de sumario. Podemos jugar a adivinar qué nombre gracioso le pondrán al caso. Hagan sus apuestas.

No tiene que pasar, ya sé. Quizás esta vez no pase. Quizás de verdad monten un circo tan grande sin que nos cueste cientos de millones. Quizás nadie se lo lleve crudo por detrás. Quizás no haya comisiones ni chiringuitos. Quizás de verdad lleguen a la ciudad esos beneficios, y además se repartan justamente y permitan mejorar la ciudad. Quizás, quizás, quizás… ¡Que hablamos de la Comunidad de Madrid y el PP! ¡A otro perro con ese hueso!

La broma empieza ya con el emplazamiento elegido: Valdebebas. Como me encanta el olor a pelotazo por la mañana, cuando lo echo de menos me doy un paseo por Valdebebas. Ciudad de la Justicia, sniffff. Ciudad deportiva del Real Madrid, sniffff. Hospital Zendal, sniffff. El circuito propuesto para la carrera pasará junto a tres emblemas del pelotazo madrileño.

La Ciudad de la Justicia, el proyecto faraónico de Esperanza Aguirre que enterró más de 350 millones (solo colocar la primera piedra ya costó 1,4 millones), acabó paralizado y abandonado, pero por el camino repartió millones a los amigos habituales mediante las prácticas marca de la casa: concursos amañados, concesiones a amigos, contratos troceados, despilfarro sin control. Ahí tomarán la primera curva los pilotos.

La ciudad deportiva del Real Madrid. Allí se mudó el equipo tras el mayor y más escandaloso pelotazo de la historia del deporte en España: la recalificación de la vieja ciudad deportiva madridista donde hoy se levantan cuatro rascacielos al norte de la ciudad. Plusvalías multimillonarias que se embolsó en su mayor parte el club, mientras las empresas de su presidente se beneficiaban con la construcción de las torres. Allí empezó la era “galáctica” de un club hasta entonces asfixiado por la deuda. Junto a la actual ciudad deportiva tomarán otra curva los pilotos, cerca de los nuevos hoteles y el gran centro comercial que se prevé construir, y que ya veremos quién se lleva.

Y el hospital Zendal. El hospital fantasma, infrautilizado, que triplicó su coste inicial hasta más de 170 millones, con todos los contratos adjudicados a dedo, tanto la construcción como el equipamiento y los servicios para su puesta en marcha. Tercera curva del circuito, miren qué velocidad, qué espectáculo.

En fin, que no aprendemos. O que algunos aprenden muy rápido. Lo intentaron con los Juegos Olímpicos, y no salió (algún día caerán, paciencia). La Fórmula 1 promete darnos grandes jornadas y mucha emoción. Y no hablo de deporte. Sniffff, cómo huele…