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El Escuadrón de los Socialistas Buenos

El portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros.

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La misma semana en la que conocimos el posible hallazgo de vida extraterrestre, o al menos de fenómenos anómalos no identificados, comenzaba en España la búsqueda del Escuadrón SB, es decir, del Escuadrón de los Socialistas Buenos. Dado que la suma del PP y Vox no se acercan a la mayoría absoluta, Iván Espinosa de los Monteros, portavoz parlamentario de Vox, sugirió hace unos días la posibilidad de un Tamayazo 2.0: convencer (convencer haciendo comillas con los dedos) a un puñado de diputados del PSOE para que faciliten la investidura de Alberto Núñez-Feijóo.

El término utilizado por Espinosa de los Monteros no pasó inadvertido porque se refirió a un grupo de “socialistas buenos”, siendo la bondad lo que les acercaría al lado correcto de la historia, es decir, el lado del PP y Vox. El término, por supuesto, remitió inmediatamente a la película de Rob Reiner ‘Algunos hombres buenos’. E inevitablemente se me vino a la cabeza esa excepcional escena entre el abogado militar Tom Cruise y el oficial Jack Nicholson, en la que el primero interroga al segundo por la aplicación de un cuestionable “Código Rojo” que terminó con la muerte de un compañero. 

– ¿Quieres respuestas? – pregunta Nicholson desde el estrado. 

– ¡Quiero la verdad! – exclama Tom Cruise con pasión.  

– ¡Tú no puedes encajar la verdad! – responde Nicholson con vehemencia    

Nicholson termina confesando que fue él el que mandó ejecutar el Código Rojo. Y, más que por presión, lo confiesa por orgullo. Porque no le debe explicaciones a nadie, eso cree, y menos aún a un mocoso quejumbroso como Cruise. Él, y solo él, está en poder de la verdad. En nuestra versión patria ‘Algunos socialistas buenos’ el encargado de ordenar el ‘Código Rojo’ ha sido Espinosa de los Monteros, con Feijóo asistiendo la operación desde el despacho, y también se adivina detrás de la operación un entramado de orgullo y de moralidades perversas. Porque una vez roto el dique del disimulo, para qué guardarse la ética política. 

¿Aquí quién no es capaz de encajar la verdad? ¿El PSOE o los que piden un gran pacto de Estado entre los partidos constitucionalistas? La verdad es que resulta casi irónico pedir el apoyo de un adversario al que llevas años oponiéndote en todas sus medidas de calado, insultando y deshumanizando. Del Gobierno de Sánchez ha dicho de todo el PP y nada positivo. Que es “un Gobierno autista”, un Ejecutivo “débil, sectario, irresponsable, autoritario, ególatra, que responde con guantazos”, con una ristra de “gobernantes inexpertos” con “actitud caudillista y adanista”. Con Pedro Sánchez terminaron el diccionario de sinónimos de los agravios: Traidor, felón, ilegitimo, desleal, incompetente, ocupa, irresponsable, cínico, cesarista, sociópata, presidente fake, mediocre, chovinista del poder, escarnio para España, ridículo, rehén, incapaz. O más de 60 veces utilizaron el término “filoetarra” en el Congreso de los Diputados, no solo los diputados de Vox, también los del PP y Ciudadanos. 

Esta ha sido la seña de identidad del Partido Popular en la oposición: distinguir entre el ‘nosotros’ legítimo, y el ‘ellos’ ilegítimo. Nosotros, PP, somos intrínsecamente buenos; ellos, Gobierno de coalición, son intrínsecamente malos, defectuosos, casi infrahumanos. Por ende, también lo son sus votantes. Solo les faltó llegar al punto de Donald Trump que durante su gobierno emitió reiterados insultos animalistas, con un largo listado de enemigos a los que llamó “perros” completando la deshumanización del adversario. Claro que llamar perro a Pedro Sánchez sería dejarle a merced del meme del que él mismo se ha apropiado. 

Esta película –‘Algunos socialistas buenos’- no parece que vaya a tener un final feliz para el PP. Quizá sí lo tenga si vamos finalmente a una repetición electoral. Pero en esta trama se han enredado tanto en sus propios excesos que se han terminado asfixiando con un insulto en la boca. 

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