Espectáculo y pasta gansa
Preguntado el Diablo sobre si le ofrecería la gestión de las destilerías de la George Washington Distillery en Virginia a Ranza Alletob, poderoso alcohólico público de hepático historial, Satanás contestó: “Fundemos esa corte, que ya soy su presidente”.
Cosas que el Diablo sabe, y usted también:
a) Unos Juegos Olímpicos no son nada más que un espectáculo.
b) La finalidad de quien organiza cualquier espectáculo es ganar dinero.
c) Hoy los espectáculos suceden en una pantalla.
e) Puestos a repartir la pasta, pasta gansa, siempre entre los colegas.
Sé que en este diario se lleva lo que llaman periodismo de datos. Sé que entre los más serios críticos a nuestra destrucción por parte de la banda en el Gobierno se lleva dar la voz a fiscales, jueces, abogados, etcétera. Sé que será el Derecho y no el sentido común el que pinte el retrato de estos tiempos criminales de despojo, miseria, devastación e infamia. Pero yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa, así que voy doméstica. Como quien dice: Tú, que no eres fiscal ni periodista, sabes que esta gente que ocupa el Gobierno repartió la pasta pública a la tiogilito entre unos amigos suyos cuyas casas se llamaban Special Events, Pasadena Viajes, Easy Concept, Good and Better, Orange Market, Nóos... Ponle un nombre a tu casa y fracciona la facturación, se llama el método básico. El complejo, ni nos roza, que somos de abajo.
Los Juegos de Londres costaron más de 15.000 millones de dinero público, nuestro, o de los Brits en ese caso. En el caso de Madrid 2020, alguien deberá elegir a quienes conviertan eso llamado Olimpiadas en espectáculo deportivo, en pasta gansa o sea. Nosotros y el Diablo sabemos que ese alguien, por ahora, son los mismos que eligieron a Events Marquet Nóos Bigotes. A día de hoy: la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, la de la flamante boda VivalaGürtel; el presidente de la Comunidad, Ignacio González, el del ático marbellí y Merrío del ambulatorio; el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy el de Calla la boca, Luis-ten-paciencia. Para empezar, y para qué seguir.
Parece que resulta ahora muy posible que Madrid organice unos Juegos Olímpicos en mitad de un proceso de destrucción minuciosa de lo que llamábamos calidad de vida, o Estado del bienestar, o edificación de un país civilizado. Es decir, muy posible que suceda aquí un acontecimiento para el que gastaremos millones de euros. ¿En qué? En pagar a quienes conviertan lo que suceda en espectáculo. ¿Para qué? Para ganar dinero. ¿Qué dinero? El de los ciudadanos, el nuestro. ¿Y quiénes lo harán? Aquellos elegidos por los que gobiernan país, comunidad de Madrid y ciudad capital. ¿Con qué garantías? Con las de haber ya repartido la pasta, cuando tuvieron ocasión, entre unos tipos a los que luego invitaron a la boda llamémosla Ranza Alletob.
Preguntado el Diablo sobre si le ofrecería la gestión de unos Juegos Olímpicos a los Ranza Alletob, poderosa pareja de historial ligado a condenas, correas y sobres, Satanás contestó: “Fundemos esa corte, que ya soy su devoto voluntario”.