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Por qué hay que fomentar el consumo de agua del grifo

4 de agosto de 2021 22:20 h

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Hay varios cientos de millones de personas en el mundo que no disponen de un acceso continuado al agua potable, y bastantes más tampoco al saneamiento, y ello a pesar de que ambos hayan sido reconocidos como derecho humano por Naciones Unidas desde el año 2010.

Sin embargo, en España, salvo en algunos casos puntuales y en su mayoría de forma temporal, prácticamente toda la población tiene acceso al agua potable y el saneamiento. Pero la escasez de fuentes públicas en la mayoría de las ciudades dificulta dicho acceso en determinadas situaciones. Hasta hace algunas décadas, en nuestras ciudades había gran cantidad de fuentes públicas, lo que permitía saciar la sed en sus calles, plazas y parques. Sin embargo, a principios de los años 70, se empezaron a retirar una gran parte de esas fuentes, en buena medida por presiones del sector hostelero. Una de las consecuencias de esta decisión fue que, a los que por aquel entonces éramos niños, se nos privó de poder acudir a beber a las fuentes cuando jugábamos en los parques y las calles. Como solución, las autoridades de entonces indicaron a través de los medios de comunicación que los niños y niñas, cuando quisiéramos beber agua, entráramos a un bar y la pidiésemos. Paralelamente, el negocio del agua mineral embotellada crecía en España de manera exponencial.

En los últimos años, organizaciones ecologistas y otras organizaciones sociales demandan cada vez más un mayor acceso y consumo de agua potable del grifo y de fuentes públicas, frente al agua mineral embotellada. Vamos a comparar ambos productos: El agua del grifo es muy barata, reúne las condiciones sanitarias y de calidad adecuadas, de acuerdo con lo establecido en el decreto que regula la calidad del agua de consumo humano; y además no genera residuos en forma de envases. Por el contrario, el agua mineral embotellada, que viene regulada por la ley de Minas (en España sorprendentemente se considera un recurso minero), se somete a menos controles sanitarios que el agua de grifo, resulta de media doscientas cincuenta veces más cara, y además genera un gran volumen de residuos en forma de botellas de plástico. De hecho, en casi cualquier lugar del mundo, incluyendo en el mar, siempre hay botellas vacías de agua mineral tiradas. Por todo ello, es de gran interés ambiental y social que se vuelvan a instalar de nuevo un gran número de fuentes públicas en las ciudades y pueblos y, de hecho, algunos ayuntamientos así lo están haciendo. También es necesario que se establezca la obligatoriedad de dar agua del grifo de forma gratuita en bares y restaurantes si así se solicita. De esta manera, se cumple con el derecho humano al acceso al agua potable para todas las personas y en todo momento, y además no hay que olvidar que, de acuerdo con lo establecido en la legislación vigente, se trata de un agua que debe tener igual calidad que la embotellada, y cuyo coste económico para el establecimiento es ínfimo. En este sentido, es importante exigir a las administraciones que hagan cumplir de manera estricta la normativa que regula la calidad del agua de consumo humano, debiéndose establecer medidas y sanciones ejemplarizantes y disuasorias, para aquellos operadores de suministro de agua potable que no cumplan dicha normativa.

El Anteproyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados, presentado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, y que actualmente se encuentra en tramitación, recoge estas demandas sociales. Así, en su artículo 17, apartado 3, se indica que en los “establecimientos del sector de la hostelería y restauración se tendrá que ofrecer siempre a los consumidores, clientes o usuarios de sus servicios, la posibilidad de consumo de agua no envasada de manera gratuita y complementaria a la oferta del mismo establecimiento…”. Ante esta propuesta la patronal de la hostelería en España ha mostrado su oposición, alegando que el dar agua del grifo gratis conlleva costes asociados en forma de jarras que hay que lavar, vasos, etc. Dichas objeciones resultan absurdas, pues bares y restaurantes también ofrecen unos servicios gratis que también tienen coste, como son los aseos, que también hay que limpiar y mantener, o por ejemplo está el uso de servilletas de papel. Se entiende que los costes de todos esos servicios ya se repercuten en la comida y bebida que vas a consumir. 

Lo cierto es que, al menos en Madrid, cada vez son más los restaurantes que te sirven agua del grifo si la pides, sin poner ningún tipo de pega. Por otro lado, la patronal del sector de las aguas minerales también ha manifestado su oposición a esta medida, habiendo ido mucho más lejos, al criticar incluso la instalación de fuentes públicas en las ciudades, lo cual resulta ambiental y socialmente inaceptable. Las críticas empresariales responden, por una parte, a intereses económicos de las empresas productoras de agua mineral, y por otra, por qué no decirlo, a una cortedad de miras por parte de algunos en el sector de la hostelería pues, si en un restaurante pides agua del grifo y te la niegan, siempre tienes la opción como cliente de no volver más a ese establecimiento. 

Es de interés general que se establezca la obligatoriedad para bares y restaurantes de dar de forma gratuita al cliente agua del grifo si así lo solicita pues, como se ha indicado anteriormente, se trata de un derecho humano. Además, se trata de un agua de igual calidad cuando no mejor, que se somete a mayores controles sanitarios y su consumo no conlleva la generación de residuos en forma de plásticos. En este sentido, los hosteleros españoles deberían seguir los pasos de sus homólogos de otros países como Estados Unidos, Canadá, Francia, Noruega y otros más, en cuyos restaurantes, nada más sentarte, lo primero que te traen sin pedirlo es una frasca o jarra con agua del grifo y unos vasos, que no te cobran. Y ello no les ha supuesto perjuicio de ningún tipo. Es necesario avanzar en esa dirección.