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La irritación del PP

Rosa Paz

Una vez se ha confirmado que la cacareada victoria del PP el día 24 de mayo no fue más que una manera de revestir el batacazo que se dieron sus candidatos en ayuntamientos y comunidades autónomas —que fueron los primeros en asumir que se quedaban fuera del poder municipal y territorial— los dirigentes de ese partido han arremetido contra el PSOE y su secretario general, Pedro Sánchez, con un mal estilo y una rabia poco habitual en las pugnas democráticas. Se nota que están irritados y que a la hora de redactar el comunicado, en un estilo bronco que deja al descubierto una manera preocupante de pensar, se dejaron llevar más por las vísceras que por la inteligencia, más por la cólera y el despecho que por la reflexión, que no siguieron la máxima ignaciana que recomienda prudencia para los tiempos de tribulación.

Ya hace una semana el propio Mariano Rajoy acusó al PSOE y a Sánchez de caer en el radicalismo extremista con sus pactos con los radicales extremistas, entre los que el Gobierno, el PP y sus portavoces mediáticos sitúan a buena parte de los nuevos alcaldes. A la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, por ejemplo, a la que se empeñan en presentar como a una fanática dispuesta cuando menos a expropiar los bienes privados de los ciudadanos y a llenar de vacas el elitista Club de Campo, ese que, por cierto, se ubica en suelo público y del que solo disfrutan unos pocos privilegiados.

Este viernes, en la víspera del gran cambio en las instituciones municipales, una nota oficial del PP remachó lo que había dicho Rajoy. En ese comunicado el PP califica formalmente al PSOE de “sectario y excluyente” por lanzarse a “una carrera desenfrenada de acuerdos con partidos radicales y extremistas” y define los pactos como “mezquinos y cortoplacistas”. Vamos, que viene a decir que los socialistas van a salir muy mal parados de ellos.

No se entiende por qué les preocupa tanto a los peperos lo que les puede pasar a los socialistas cuando llevan semanas augurándoles que acabarán fagocitados por Podemos. Porque ahora los del PP se dedican a predecir todos los males que les va a deparar a sus rivales haberse atrevido a arrebatarles ayuntamientos y comunidades autónomas con unos pactos que son similares a los que se han producido en España desde la recuperación de la democracia. ¿O es que se han olvidado que los primeros ayuntamientos democráticos estuvieron gobernados por socialistas y comunistas que sellaron un pacto global para hacerlo? Seguro que no. Pero parece que con su discurso están empeñados en consolidar un retroceso en las prácticas habituales en cualquier democracia, como es la consecución de alianzas para la gobernación, porque a ellos en esta ocasión no les beneficia. Esa va a ser la cantinela que van a repetir sin parar en los meses que faltan hasta las elecciones generales. Su lema de campaña: que con el PSOE y los radicales llegará el desorden y la inestabilidad.

Al parecer para ellos lo bueno, lo que a los socialistas les hubiera otorgado millones de votos en las urnas en las próximas elecciones generales, hubiera sido dejar gobernar a Esperanza Aguirre en Madrid, Rita Barberá en Valencia, Teófila Martínez en Cádiz o Francisco Javier León de la Riva en Valladolid. Por citar unos pocos. Menos mal que el PSOE no ha tenido dudas de que, de haberlo hecho, eso sí que no se lo hubieran perdonado nunca sus votantes.

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