Queda claro que si Aznar no se va del PP es porque, incluso a él, le parece muy fuerte.
Pero a estas alturas parece evidente que su corazón y su cabeza están con Ortega Lara, con María San Gil y con todas las víctimas del terrorismo que se sienten traicionadas por su designado Mariano Rajoy.
El PP esta recogiendo, en régimen de empacho, lo que de manera copiosa sembró en sus años de oposición a Zapatero. ¿Se acuerdan? Tiempos en los que Rajoy le dijo al entonces presidente del gobierno que “traicionaba a los muertos”, tiempos en los que Rajoy amenazaba a Zapatero con frases de este grueso calibre: “ si usted no cumple, le pondrán bombas; y si no le ponen bombas será porque ha cedido”(enero 2007).
Tiempos en los que ante el comienzo de la evidente derrota de Eta, Rajoy sostenía que la banda estaba “más fuerte que nunca” .
Tiempos, en fin, en los que se utilizaba de manera grasienta el dolor de las víctimas de Eta para equiparar a Zapatero con ETA (zETAp, rezaban las pancartas ultras), para arremeter contra un gobierno que en el proceso de negociación había puesto al descubierto, ante una parte de los vascos, que el problema era Eta y no el Estado.
Ahora resulta que Bolinaga, torturador de Ortega Lara, sale de la cárcel por cáncer terminal y Rajoy dice en TVE que es que “estaba muy delgado”. Ahora se acatan con urgencia disciplinada sentencias europeas que excarcelan a etarras que han estado más tiempo en la cárcel del que les correspondía por condena. (¿Qué se hubiera dicho, en idéntica situación, de haber sido Zapatero presidente del Gobierno? ). Rajoy dice que “llueve mucho” cuando se le pregunta su opinión sobre la irritación que en las víctimas ha causado la aplicación de la mal llamada doctrina Parot.
El caso es que desde la huida de María San Gil, en 2008, el PP tiene una hemorragia política que se ha llevado por delante a Ortega Lara, Vidal Cuadras, Santiago Abascal, Consuelo Ordóñez, Jaime Mayor y los propios Aznar y Aguirre que, sin salirse del PP, dejan claro siempre que pueden con quién están. Una avería política, simbólica; un destrozo para el patrimonio emocional e histórico del PP.
Rajoy sigue emplasmado y hace cuentas, piensa que los desafectos se llevarán pocos votos, pero parece innegable que Rajoy tiene un boquete político, y de gran calibre.
El plante de Aznar a Rajoy en la convención que el PP celebrará en el Valladolid que vió nacer a José María como líder del PP, remata una serie de gestos que demuestran de forma empírica hasta qué punto hay un sector derechista del PP que no esta de acuerdo no solo con la política antiterrorista de Rajoy.
Mayor Oreja ha dicho no cuando ha visto que Mariano no le decía sí y ha adornado su negativa en los afectos con una parte de las víctimas.
Aznar ha dicho no porque no traga al que él mismo puso en el cargo que hoy le ha llevado a presidente.
Antiguos militantes y votantes del PP sienten que este no es su partido y algunos lo dicen explícitamente, y se van a otros, mientras que otros militantes y simpatizantes anuncian que dejarán de votar a sus siglas de toda la vida. Mariano no puede echar la culpa a otros, recoge lo que sembró.