La náusea
(Inicio de la cita) “La náusea”, Jean Paul Sartre: La verdad es que no puedo soltar la pluma; creo que voy a tener la Náusea y mi impresión es que la retardo escribiendo. Entonces escribo lo que me pasa por la cabeza:
La cara de Rajoy, esa cara tan grande que solo le cabe en una tele de plasma, mirándonos con la inocencia de un niño que no ha roto un plato y la tristeza de un hombre que ha sido traicionado por su mejor amigo, su amiguito del alma. La caraplasma, la cara dura como pedernal del presidente, que no nos pide perdón sino comprensión porque él no solo es inocente, inocente sino que además es la víctima. Esa jeta que nos pone ojitos para decirnos en tono melodramático: “Me he equivocado”. El presidente de la nación dice que se ha equivocado y sus acólitos estallan en un aplauso cerrado, cerril, en lugar de bajar la cabeza arrepentidos. Bravos, vivas y olés cuando termina la comedia.
La jauría aúlla. Ruge la marabunta. La misma marabunta que sale a contarse las vacaciones en el turno de palabra de los partidos minoritarios en el pleno extraordinario más tenso y crucial de la legislatura. La misma marabunta que gritó “que se jodan” a los parados cuando les recortaron el cuello, llama ahora “canalla” a gritos al portavoz de la Izquierda Plural. A ellos la pluralidad se la pela. Los parados se la pelan. Confunden la mayoría absoluta con la absoluta chulería. Como no necesitan a nadie para gobernar, no gobiernan para nadie más que para sí mismos. No se escuchan más que a sí mismos. Por eso Rajoy charlotea y se ríe mientras le hacen las preguntas y reproches que la ciudadanía quiere hacerle. A Soraya también se le contagia la risita. ¿De qué se ríen? Pues de nosotros, de qué se van a reír.
En la tribuna de invitados Rita Barberá también se ríe agarrada a un bolso de marca como los que le regalaba la Gürtel. Se ríen las hienas. A su lado Cospedal también sonríe como si todo fuera un chiste. Lo es para ella. Para ellos, lo es. Por eso se ríe también Marhuenda en La Sexta. Se ríe mientras dice con indisimulada arrogancia que el PP volverá a ganar las elecciones, que tendremos que tragarnos nuestras palabras y nuestra rabia otros seis años y medio más porque su líder y amiguito del alma, Don Mariano, ha vencido en el debate. También lo dice la portada de ABC aunque para demostrarlo “manipula y tergiversa” los datos de una encuestilla tan barata como el periodismo partidista y servil al que se ha entregado. Que la realidad no te estropee un titular. Los que dirigen el medio son la voz de su amo. Perros que ladran. Se ríen las hienas.
Se ríe Marhuenda una vez más, como el perro Risitas, por su ocurrente portada llamando al líder del PSOE, Rubalbárcenas. Jijijí y jajajá. Alfonso Rojo le ríe la gracia. Lo comentan todos los medios y es TT en twitter. Y claro, el señor Lara se parte de risa: Paquito el facha le da audiencia en su tele progre, lo peta en las redes y le vende su panfleto de derechas mientras hace propaganda al PP. Es para partirse el ojal. Paco miente más que habla pero hay que ver lo que nos hace reír. Qué gracioso el bufón del rey Mariano. Lo traemos para reírnos de él. Se ríe también la presentadora cuando Marhuenda dice que va a intentar ser objetivo. Yo tampoco puedo evitar reírme en casa pero se me congela la risa cuando me doy cuenta de que él se ríe más fuerte y se ríe aún más.
Se ríe cuando piensa en los miles de euros que se embolsa de tertulia en tertulia, amasando dinero con sus portaditas, inyectando veneno a un país enfermo y convirtiendo al periodismo en una farsa con la ayuda de algunos tertulianos feriantes a sueldo de partidos y de televisiones que les invitan una y otra vez para que den el espectáculo, para que hagan de la crisis un show. Viva el circo mediático, viva el frenopático. Viva el mal, viva el capital. Y jijijí y jajajá. ¿De qué se ríen? Los payasos de la tele ya no nos hacen reír, se ríen de nosotros.
Hasta hace nada me reía por no llorar pero ahora me llevan los demonios. No me hacen ni puñetera gracia porque hacen caja, hacen daño y hacen propaganda a costa de las preocupaciones y los dramas ajenos. Nos toman por tontos. ¿Lo somos? No lo sé pero la concentración de esta semana en Sol para pedir la dimisión de Rajoy apenas reunió a 300 personas. Cantaban el Grandola Vila Morena y otras viejas canciones revolucionarias y de izquierdas. Todo me pareció demasiado nostálgico. Como si no hubiera futuro. No puedo evitar sentirme triste y cansado. Estamos tan cansados. Tanto. Tan cansados que ya apenas reaccionamos cuando el gobierno da por perdidos 36.000 millones de los 52.000 que le dimos a la banca para rescatarla y que el PP nos aseguró que recuperaríamos con intereses. Una mentira más. Tantas que hemos perdido la cuenta. Tantas puñaladas que apenas sentimos una más.
La doctrina del shock ha funcionado y ni pestañeamos porque uno de cada tres contratos firmados en julio sea un minijob, ni porque el FMI plantee a España una rebaja de sueldos de un 10%, ni porque Marruecos indulte a un pederasta español en respuesta a la petición de indultos que hizo el rey de España en su reciente visita al país vecino. Ni nos inmutamos cuando la Casa Real informa de que no se opondrá a este indulto ni cuando nos cuenta que la infanta desimputada se evade a Suiza. Como mucho le dedicamos unos tuits y una entrada en el FB. La náusea. Un vómito colectivo que nos tiene doblados.
Entre arcadas alcanzo a pensar: la calle ya ha hecho lo que tenía que hacer que es protestar hasta el límite de sus fuerzas. ¿Dónde está la alternativa, dónde una opción de izquierdas que aúne sensibilidades diversas y dé respuestas rotundas y concretas a este desconcierto, a esta desafección y a este desconsuelo? Para mí esa es ahora la pregunta esencial a la que debemos dar respuesta pero de esto les hablaré en unos días, ahora no puedo seguir porque una inmensa repugnancia me invadió de improviso y la pluma se me cayó de los dedos escupiendo tinta. ¿Qué había pasado? ¿Tenía la Náusea? (Fin de la cita)
Sí. Siento náuseas. Y no es por el calor.