Lo ha confirmado el Banco de España. Y el BE no es Cáritas, no se trata de una organización que maneje mal los números o pretenda provocar alarma social, como diría Montoro. Unas 40.000 personas han perdido su vivienda habitual en 2013. Más de cien desahucios cada día, un 20% más que durante 2012. Seguimos de victoria en victoria hasta la derrota final.
Acaba de afirmar Mariano Rajoy que solo los militantes socialistas no se han enterado de la recuperación. Tiene razón. A esas 40.000 familias que no han podido pagar sus hipotecas no les va a quedar otra que enterarse. La letra con sangre entra.
En solo uno de cada tres casos se ha aceptado la dación en pago. A pesar de los cambios legislativos anunciados a golpe de telediario, dos de cada tres personas que pierden su casa han de continuar pagando su hipoteca más intereses. A todo el mundo le escandaliza pero ni lo cambiaron los socialistas, ni lo han cambiado los populares. La razón resulta sencilla de entender. Así es como los bancos se aseguran que usted siempre elija pagar la hipoteca antes que nada, así pueden seguir contabilizando como activos deudas hipotecarias que todos saben acabaran convertidas en pasivos tóxicos, así es como pueden seguir ganado dinero. A la banca aún le quedan por sanear 80.000 millones en ladrillo. El miedo paga las hipotecas mejor que la justicia.
Tampoco ayuda mucho el Fondo Social de Vivienda. De las teóricas 6.000 viviendas ofertadas por el Ejecutivo a un alquiler que no puede superar el 30% de la renta disponible por el beneficiario, solo se han empleado 410. Algo falla para que eso suceda donde tanta gente está perdiendo su casa. O las familias se dejan desahuciar por vivir una experiencia extrema, o el Fondo no funciona de la manera que nos han contado. Llámenme desconfiado, pero me inclino más por la segunda opción.
La buena noticia se encuentra en el descenso a la mitad de los desahucios practicados por las fuerzas del orden. Llámenme desconfiado de nuevo, pero puede que hasta que entre en vigor la nueva Ley de seguridad ciudadana, a bancos y gobiernos no les compensen esas imágenes de pobre gente sacada a rastras de sus hogares entre aplausos y protestas de sus vecinos. Después ya se verá. En España las deudas de los pobres siempre se cobran, lo contrario sería el caos.
Pero en esta historia de terror también encontramos gente con suerte, personas que viven su propia hora feliz. Ahí tienen ustedes a los directivos del famoso banco malo creado para limpiar los balances de los bancos a cuenta de todos. Ahí siguen cobrando sus sueldos que multiplican por 30 o 40 el salario mínimo interprofesional y fichando más ejecutivos para que hagan lo que ellos son incapaces de hacer.
Tampoco les va a mal a los consejeros y gestores de las cajas y bancos que esperan a desfilar por los juzgados tras ponerse sueldos y retiros millonarios en pleno naufragio de sus entidades. Esta semana se ha empezado a juzgar a los primeros, los cuatro fantásticos de Caixa Penedès luchando contra la discriminación con sus pensiones millonarias. Con calma, no hay prisa. Tómense su tiempo. En España lo urgente es desahuciar. Para castigar a quienes se hicieron ricos con el dinero, el desconocimiento o la desgracia de los demás, vuelva usted mañana.