Acaba de salir publicado un artículo científico llamado “Covid-19 y las falsas dicotomías” que versa sobre la imposibilidad del ser humano de lidiar con la incertidumbre, con la falta de respuestas. El artículo trata sobre la infodemia y el papel de los medios de comunicación, políticos, científicos, pseudo expertos, para tratar la pandemia en términos dicotómicos ¿sanidad o economía? ¿confinamiento o reapertura? ¿sintomáticos o asintomáticos? ¿mascarilla sí o no? ¿reinfección o no? Y los autores afirman que es absolutamente imposible contestar con un sí o con un no a estas preguntas, no hay solución evidente, ni inmediata, porque la ciencia todavía está en proceso de investigación. Sin embargo, esta incertidumbre choca frontalmente con la necesidad de nuestro cerebro para lidiar con ella. Necesitamos seguridades, certidumbres y ahí ha estado la política, para ofrecer lo que no podía darnos la ciencia, a costa del rigor y la humildad.
Los hay, pero cuesta encontrar a los responsables políticos que hayan tratado la pandemia con las limitaciones propias del desconocimiento de abordar lo desconocido. Se les pedía lo imposible, respuestas, culpables, anticipaciones, y en lugar de asumir que ellos no podían dar las soluciones fáciles que nuestro cerebro necesita, buscaron dicotomías falaces que polarizaban con el contrario, pero que eran fácil y llanamente mentiras, o en el mejor de los casos, imprecisiones. Sin embargo, desde los medios de comunicación, los opinadores generalistas, entre los cuales me encuentro, tan ignorantes como cualquier ciudadano en temas de pandemia, confiamos en las respuestas que nos dieron y con más o menos vehemencia, las defendimos como si fueran verdad.
Así, la pandemia es mucho más fácil. Si no votaste al gobierno actual, seguramente consideras que Barajas ha sido el coladero universal, que el 8M fue una bomba vírica y que el confinamiento no sirvió para nada. Si votaste a alguno de los partidos del Gobierno, consideras que Fernando Simón es un héroe nacional, que los estados de alarma han sido el bálsamo de fierabrás y que la Comunidad de Madrid está escondiendo los números porque no puede ser que hayan conseguido aplanar la curva… estupendo, nuestro cerebro contentísimo porque ya identifica los culpables y las soluciones, podemos dormir tranquilos.
¿Qué incentivo tenía un responsable público para hablar con claridad y abrazar la incertidumbre? ninguna. Imagine el lector o lectora que aparece un líder político en el gobierno y les dice “no lo sé”, “no sabemos si el 8M fue apropiado”, “todavía no hay evidencias sobre si las mascarillas son eficaces”, “no hay constancia de lo uno u lo contrario”, “la ciencia tiene sus procesos y no se pueden atajar”. Continúe con el ejercicio de política ficción, imagine que los líderes de la oposición comparezcan para decir “agradecemos la transparencia con la que el Gobierno ofrece incertidumbres”, “necesitamos esperar a las evidencias”, “apoyaremos las medidas, porque, aunque sin garantías, parecen las más adecuadas”. Sí, sí, y ahora nos despertamos del sueño y volvemos a una realidad en la que no hay incentivos para tratar el tema como adultos, porque ni si quiera los adultos somos capaces de vivir en un mar de incertidumbres.
En esta línea, el profesor Jordi Camí de la Universitat Pompeu Fabra fue entrevistado por Josep Cuní para explicar su artículo, todavía no publicado, “La ciencia y los científicos en tiempos de pandemia”. Muy recomendable y en la misma línea del artículo previamente citado, en la que realiza una revisión crítica de la misma comunidad científica, los que se suponen que tienen las respuestas. En él concluye que tampoco. ¿Cómo van a tener respuestas los políticos si no las tienen todas (todavía) los científicos? La ciencia avanza a su ritmo, que no es el de la política ni el de nuestra fortaleza para afrontar con paciencia lo desconocido. De todos modos, les recomiendo que lean los artículos que cito, eso sí, no les dejarán más tranquilos.