Cuando Rajoy pide a Bertín Osborne que le invite a su casa
Dice Bertín Osborne que “no ha sido nada difícil conseguir” que Mariano Rajoy vaya a su programa, “En tu casa o en la mía”, la única alegría que tiene TVE en los últimos tiempos. Osborne rompe audiencia cada semana, con más de cuatro millones de espectadores, ya sea con Manuel Díaz “El Cordobés”, Carmen Martínez Bordíu, Arturo Fernández o Carlos Herrera. Por ejemplo.
Lo que calla ante los medios en voz alta el cantante, presentador, actor y empresario, se lo suelta en voz baja a sus amigos con la retranca que le caracteriza y es que el esfuerzo para que el presidente vaya a su programa ha sido nulo. Fueron los colaboradores de La Moncloa quienes se encargaron de hacer llegar el mensaje a Bertín: el presidente del Gobierno quería participar en “En tu casa o en la mía”, a la vista de los récords de audiencia y después del éxito de Soraya Sáenz de Santamaría en “El Hormiguero”, con su baile con Pablo Motos.
Por eso, en el entorno de Pedro Sánchez no dudaron ni un momento en decir sí cuando del programa de Osborne les llamaron para proponerles que el líder del PSOE se prestara también a participar, pero una semana antes que el presidente. “Que viene el presidente Rajoy y hombre, no vamos a sacar a uno solo” les dijeron. Lo correcto, metidos en harina política era cubrir el expediente de la objetividad llevando al menos al líder de la oposición. Los de Ferraz la pillaron al vuelo.
La agenda de Sánchez está a tope, tiene que recorrer media España -como Rajoy- pueblo a pueblo, comunidad a comunidad, mientras que Albert Rivera y Pablo Iglesias tienen un calendario más despejado para acudir a las teles y las radios, reconocen los asesores del socialista. Ahora, ese agobio no es suficiente para desperdiciar una oportunidad así. Cuatro millones de espectadores es mucho más que un pelotazo. Más si el asunto da a los líderes un rostro más humano, los mete en el hogar del ciudadano. Y ahí, los colaboradores del socialista tienen mucha más fe en la naturalidad de Sánchez y su mujer, la rubia y sonriente Begoña Gómez, frente a una pareja de apariencia más triste y taciturna, como son Mariano Rajoy y su mujer, Elvira Fernández Balboa -“Viri” para sus amigos- discreta y poco amiga de los saraos a la americana.
¿Paseará “Viri” con Fabiola -la mujer de Bertín- por La Moncloa, enseñándole las habitaciones, la cocina, compartiendo confidencias sobre los gustos culinarios de cada uno de sus maridos? Los amigos del matrimonio Rajoy-Fernández afirman que quien manda es siempre ella. Está por ver cómo van a funcionar para transmitir esa imagen de hogar feliz, familia normal -ninguna de las casas que Osborne ha sacado “En tu casa o en la mía” son normales ni por tamaño o lujo- en la residencia presidencial que han habitado los Rajoy durante estos cuatro años. El día que se emita el reportaje, el 2 de diciembre, estarán a 19 días de saber si el Palacio de La Moncloa seguirá siendo su casa en los cuatro siguientes. O no.
Encontrar el tono y las maneras de la pareja presidencial -incluso si participara Viri sola o con otros amigos- da tales quebraderos de cabeza a una parte de los organizadores, que lo que en un momento resultó una feliz idea puede convertirse en una pesadilla. Porque como reconoce una colaboradora de Pedro Sánchez, mucho más tranquila sobre las posibilidades de su jefe y su esposa en un formato así, estos programas pueden salirte como un tiro o pueden ser un desastre.
En el mismo PP hay ya quien se pregunta y busca al “ocurrente” que apostó por pedirle a Bertín que invitará al presidente a su casa. Consideran la apuesta una cita de alto riesgo, con un público que seguramente Rajoy ya tiene asegurado entre sus votantes -mayores de 50, más bien conservadores, nostálgicos del tufo añejo- mientras que lo que el presidente necesita es modernizar su imagen frente a Albert Rivera y Pedro Sánchez. La ventaja de Rajoy es que acudirá una semana después que el socialista, quien va el 25 de noviembre.
Por último, el hecho de que Bertín Osborne se enzarzara con Gema Nierga -en La SER- con sus seis muertos en Paracuellos y la necesidad de olvidar a las víctimas del franquismo y la memoria histórica, ha devuelto al presentador al lugar que le corresponde, de donde viene y que nunca ha ocultado, el rincón de un país de bodega, rancio, de cirios y caspa para una gran mayoría de españoles que lo miran con curiosidad cotillona, como las páginas del papel cuché, tan brillantes como lejanas. Aún no sabemos cuántos votos da el rosa. O cuántos quita.