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Las razones de mi abstención

Odón Elorza, en el momento de abstenerse en la votación.

Odón Elorza

Diputado del PSOE por Gipuzkoa —

Estos eran días propicios -para quienes entendemos que la democracia exige siempre rendicion de cuentas a las instituciones- para realizar una valoración objetiva del mandato del rey como jefe de Estado; especialmente en este periodo de crisis, tras permanecer distante al sufrimiento de millones de familias y no ejercer, en mi opinión, su influencia y mediación, así como por comportamientos no ejemplares. Sin embargo, hemos asistido a un balance acrítico y complaciente del papel de la monarquía.

De ahí que, llevado por esta misma lógica democrática, exprese públicamente las razones que me han llevado, no sin dolor pero de acuerdo con mi conciencia libre, a la abstención.

- Porque no veo cómo hacer compatible el automatismo continuista de la monarquía con el inmovilismo expresado hoy, de nuevo, por Rajoy y el PP en el Pleno del Congreso con su rechazo a afrontar la reforma de la Constitución.

¿Cómo hacer compatible la exigencia del PP de cumplimiento del pacto constitucional, en lo que se refiere a la estabilidad de la monarquía, con la inestabilidad que sufren millones de familias por el incumplimiento del pacto y la ruptura del consenso cuando se trata de derechos sociales básicos de la ciudadanía contemplados en la misma Constitución?

- Porque la continuidad de la monarquía hubiera exigido una declaración solemne de las fuerzas políticas en favor de revisar en profundidad el pacto constitucional y, por tanto, de afrontar con decisión la regeneración democrática del sistema político en España y la apertura de un proceso participativo para el debate y revisión a fondo y sin tabúes de la Constitución, incluida la forma de estado.

- En respuesta a una derecha política y económica que ha roto el pacto constituyente y el consenso de 1978 con sus ataques al Estado del Bienestar, que ha roto la convivencia al dejar en papel mojado los capítulos sociales de la CE. Porque su objetivo de preservar el pacto constitucional sólo busca garantizar la continuidad de la monarquía y la unidad de España. No es casual que esta ruptura del consenso por el PP haya llevado al PSOE a presentar 22 recursos ante el Tribunal Constitucional.

- Porque no se ha reconocido con rotundidad el papel que corresponde a la ciudadanía en este periodo histórico, en un proceso político que ha de construir un nuevo consenso constitucional y en el que resulta imprescindible un referéndum.

- Porque no se debería iniciar este tránsito de la monarquía sin formular desde las instituciones un compromiso en el tiempo para que la ciudadanía pueden tomar la palabra, participar en las decisiones que se imponen para salir de la crisis con sentido de la justicia y la igualdad.

Debemos ser coherentes con la necesidad de conseguir que el proceso de abdicación y sucesión, lo mismo que el proceso de regeneración del sistema político español, tengan en cuenta la demanda de dar cauces nuevos a la participación democrática de la ciudadanía para que exprese su decisión en un referéndum en el momento que se acuerde. No olvidemos que el superado pacto constitucional de la Transición no es infinito y estuvo muy condicionado por los límites que imponía la salida de la dictadura, algo que sucedió y se votó hace ya 36 años.

- Porque sé bien que ni la república tiene propiedades milagrosas contra la crisis ni la monarquía es la única garantía de estabilidad y concordia entre los españoles. La democracia no es patrimonio de ninguna de las formas de Estado y la discusión entre república o monarquía o la devolución del prestigio a las instituciones sólo se resolverá desde el ejercicio pleno de la democracia en su dimensión participativa, incluido la celebración de un referéndum en el momento que se acuerde entre todos. Pero no abdico mi conciencia socialista, con principios, sentimientos, valores y raíces vinculadas a la república y con una Memoria histórica despreciada por el actual Gobierno.

Concluyo: En situaciones extraordinarias como la que vive el país y el propio PSOE, me parece inevitable que puedan surgir serias discrepancias de voto entre los socialistas que no por ello deben romper nuestra unidad ni excluir la libertad de voto por razones de conciencia. Es, también, una manera de representar mejor el sentimiento plural que, ante cuestiones como las arriba expuestas, se da entre la militancia del PSOE y entre nuestros electores. Es una forma de representar a quienes hoy no se hayan identificado con el discurso oficial y ampliamente mayoritario del grupo parlamentario socialista.

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