Andaba el personal con Rentería, los concebidos no nacidos, las listas y los listos electorales y, en estas, que se encuentra un servidor con una de esas noticias que parece que pasan desapercibidas. El ex presidente de la patronal CEOE consigue reducir una nueva condena por robar: de cinco años de cárcel que pedía la Fiscalía pasa a 10 meses y una multa de 540 euros. Por supuesto, Gerardo Díaz Ferrán ya estaba en libertad, pero este nuevo episodio confirma que la culpa de nuestra situación es de los inmigrantes.
A Díaz Ferrán, un patriota de esos que declaró ante el juez con su pulsera rojigualda, le ponen como atenuante el retraso en la instrucción judicial. El proceso se ha “dilatado extraordinariamente” hasta los siete años. Así que, condenado, pero disculpe usted y siga a lo suyo. Ya sabemos que, en España, la justicia, cuando besa, es que besa de verdad. Cuando quiere, corre tanto como esos ancianos que ve Abascal huyendo de los hospitales para que no les hagan una eutanasia.
Don Gerardo, un precursor que nos alumbró diciendo que “para salir de la crisis” había que “trabajar más y cobrar menos”, vuelve a demostrarnos que algunos se lo curran divinamente. Las “dilaciones indebidas” en los tribunales vuelven a indicarnos que, sin duda, todos somos iguales ante la ley. Ya lo dijo el profesor Díaz Ferrán: “Tenemos que apretarnos el cinturón”. Tanto como la justicia aprieta el acelerador, aunque sea con el freno de mano echado. Que de eso se trata: de la mano que a uno le echen.
Por eso, estos días, yo solo veo españoles. Como don Gerardo cuando pedía “más externalización de los servicios públicos”, “privatizar empresas” y “una reforma laboral profunda para calmar los mercados”. ¿Les suena? Eso sí, para dar ejemplo, el Díaz Ferrán de turno, en la calle, a pesar de sus innumerables tropelías. Ustedes, apriétense el cinturón, pero piensen que la culpa es de los moros, que nos invaden, nos quitan el trabajo y se llevan las ayudas.
Nadie ayudó, en cambio, a Díaz Ferrán. Don Gerardo, tú nos guías. Es un patriota que saqueó empresas, defraudó al fisco, blanqueó capitales, integró un grupo criminal, tenía tarjeta “black”... Condenado a cinco años y medio de cárcel por la quiebra de Marsans, a dos más por la compra de Aerolíneas Argentinas con Air Comet, a otros dos por apropiación indebida en viajes, otros dos por las tarjetas opacas, ahora los 10 meses de calderilla… Estuvo en prisión algo más de cinco años y fue excarcelado “por buen comportamiento”.
Así que a portarse bien, chavales. España, para los españoles. Gerardo, españolazo, modelo a seguir. Y digamos viva el rey. Me parece bueno que nos vayamos acostumbrando a decirlo más, incorporándolo a la conversación de la calle. Porque cuando la justicia actúa así, también estamos diciendo viva el rey. Y, como preguntaría aquel murciano: ¿Cuánto os sentís de españoles?, ¿mucho o muchísimo?, ¿así o asíííí?, ¿tanto, tanto, tantooooo? Tan claro como que la culpa es de los inmigrantes, que nos quitan lo que es nuestro.