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Venezuela en un tuit

Twitter lanza pistas sobre los posibles nuevos mensajes de 10.000 caracteres

Isaac Rosa

La crisis venezolana de estos días, resumida en la extensión de un tuit, sería algo así:

“La comunidad internacional reconoce como presidente de Venezuela al líder opositor Juan Guaidó, proclamado de acuerdo con la Constitución, y da un ultimátum al dictador Maduro para que se vaya y libere al país de la ruina, la corrupción y la violencia tras dos décadas de chavismo”.

Ahí están, 280 caracteres clavados. Es el tuit que más se repite estos días, en la red pero sobre todo en portadas, telediarios, tertulias, ruedas de prensa y, claro, barras de bar y pausas de café. Y qué le vamos a hacer, vivimos en el tiempo de la inmediatez y la brevedad, y lo que no cabe en un tuit se pierde.

Por ejemplo, “comunidad internacional” es una fórmula sucinta que nos evita perder tiempo y malgastar palabras en analizar los intereses de Estados Unidos (que en su apresurado reconocimiento de Guaidó arrastró a otros por la lógica de los hechos consumados, tanto a la seguidista Europa como a los nuevos gobiernos reaccionarios de Latinoamérica). Los mismos Estados Unidos que han estado detrás de todas las intervenciones “humanitarias”, “en defensa de la democracia y los derechos humanos” o “contra el terrorismo” de las últimas décadas, y que ya sabemos cómo terminaron. Pero todo eso es muy largo para un tuit, como largo es el listado de países que no participa de esa “comunidad internacional” (mejor los metemos a todos en el saco de los malos), así que déjenlo.

Decir “líder opositor” nos ahorra un análisis largo y pesado sobre el comportamiento de la oposición venezolana a lo largo de las dos últimas décadas, su errática estrategia contra el chavismo, sus propias divisiones y contradicciones, su complicidad con el golpismo en varias ocasiones, que algo habrán tenido que ver en la polarización irreconciliable del país que hoy hace hablar de “riesgo de guerra civil”.

Lo de “proclamado de acuerdo con la Constitución” no solo es breve sino además tranquilizador: todo legal, todo en orden, circulen. Aparte de que hay quien cuestiona esa lectura de la legalidad venezolana, sería largo y pesado contar por qué Venezuela tiene dos asambleas (la legislativa de la oposición y la constituyente del chavismo), de qué manera unos y otros han forzado la legalidad en su favor durante años. Lo han hecho los chavistas, sin duda, pero también los antichavistas, en una espiral de acción-reacción donde ya no queda claro quién empezó.

Con “el dictador Maduro” no voy a perder mucho el tiempo. La etiqueta ya se la colocaron a Chávez por mucho que ganase elecciones (y que las perdiese y aceptase el resultado, que es algo menos habitual en un dictador), y ya es una frase hecha que no se deshace ni con agua hirviendo, como la de “régimen venezolano”. Ya he comprobado en muchas ocasiones lo que cuesta despegarla de un cerebro español, no merece la pena recontar las circunstancias excepcionales en que se ha desenvuelto la democracia venezolana desde la victoria de Chávez, con intentos de golpe de Estado, la permanente injerencia estadounidense y el boicot político y económico de una oposición que nunca aceptó la legitimidad chavista. Algo tendrá que ver todo esto con la innegable deriva autoritaria y antidemocrática de sus gobernantes, pero solo tenemos 280 caracteres, olvídenlo.

En cuanto a “la ruina, la corrupción y la violencia”, qué duda cabe que describen bien la situación venezolana: una economía devastada, una población empobrecida, un sistema público agujereado de corrupción, y una de las tasas de criminalidad violenta más altas del mundo. Necesitaríamos un hilo de tuits para discutir si la ruina es exclusivamente efecto de las desastrosas políticas chavistas y la desfavorable coyuntura petrolífera, o si tiene también alguna relación con la guerra económica interna y externa, las muchas formas de sabotaje (incluida una huelga petrolera años atrás, quién se acuerda ya), y la actitud del gran empresariado nacional. Y en cuanto a la corrupción y la violencia, sin duda es el gran fracaso del chavismo, mayor aún que el económico, aunque siempre habrá quien quiera añadir alguna mención al carácter histórico de la corrupción y la violencia en el país, que tampoco es que fuese la Suiza del Caribe antes del chavismo.

Ya digo, lo de Venezuela es largo y complejo. Ustedes verán si quieren complicarse la vida buscando información y sospechando de la propaganda de guerra, o si se conforman con un cómodo tuit, y a otra cosa. Ya se enterarán de todo cuando sea tarde, como de costumbre.

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