Un escalofrío recorre los despachos del poder, los económicos y los políticos. Encuestas sin cocinar, sin fórmulas técnicas que corrijan las desviaciones del momento, mostrarían que el sorpasso de Unidos Podemos al PSOE ya es cosa del pasado. La coalición que lidera Pablo Iglesias va a por el PP, puede empatar e incluso ganar en votos. Lo arrojan los datos en bruto que los demóscopos analizan con suma prudencia. Pero esos datos los conocen los poderes económicos -bancos y gran empresa-expresidentes de Gobierno, grupos periodísticos y políticos patricios que sienten cómo, tras haber entregado su vida a la política, el país poco menos que quiere suicidarse. Están asustados y consideran su deber tutelar a los votantes, reconducir la situación que se prevé inmanejable la noche del 26J. Son los patriotas del verano que ya piensan en un tecnócrata para el otoño.
Estos inquietos personajes se dan argumentos para lanzar la posibilidad de un Gobierno de concentración, aunque nunca lo denominarían así. Las razones para buscar un Mario Monti o un Lucas Papademos -los dos tecnócratas que Bruselas colocó al frente de Italia y de Grecia- son sencillos de entrada. Si las encuestas aciertan, será imposible llegar a un acuerdo de gobierno. Sin la mayoría suficiente, Rajoy no va obtener ni el apoyo de Albert Rivera ni el de Pedro Sánchez; Sánchez nunca va a pactar con Pablo Iglesias; ni Rajoy ni Iglesias darán un paso a un lado, si uno de los dos gana las elecciones. Ergo, con este panorama, España no puede permitirse unas terceras elecciones. Bruselas tendría mucho que decir de nuevo, la cuarta economía de la UE, con un año perdido. Terrible. Añaden que la Unión Europea se destroza, intentando arreglar el desaguisado del Brexit -aunque se queden, las imposiciones son tremendas- y con los refugiados llamando a las puertas de un viejo continente, por donde avanzan los populismos de manera alarmante. Vamos, que hay que ayudar a reconducir la situación española.
¿Cómo no pensar en salvar España? ¿A quién se le ocurre que un país en este estado puede ser gobernado por una coalición como Unidos Podemos, radical y sin experiencia, se preguntan ellos? Si los ciudadanos han perdido el juicio, habrá que darles tiempo a que lo recuperen. Al fin y al cabo, fueron los mismísimos Pablo Iglesias y Albert Rivera, los emergentes, quienes durante la campaña del 20D llegaron a hablar de un Gobierno de independientes. Es más, insisten los partidarios de la solución tecnocrática, fue el propio Pablo Iglesias quien en marzo pasado llegó a referirse a un independiente “de prestigio” para presidir el Gobierno.
Otra cosa bien diferente es que el líder de Unidos Podemos y los partidarios del estilo “Monti-Papademos” vayan a coincidir ni remotamente en la figura a elegir. Pero, claro, todo esto es ciencia ficción hasta dentro de seis días. Como es seguro que también es ficción pensar que quienes meditan sobre cómo salvar a España este verano, lo hacen para evitar que gobierne un radical con coleta. ¡Qué va!. Si se deciden a buscar al tecnócrata es porque millones de españoles han cogido una insolación y hay que dejarles que enfríen la sesera. Ellos tienen la medicina, aunque los resultados en Italia y en Grecia fueran más que dudosos para el enfermo sometido a la “personalidad de prestigio independiente”.
Si persisten en sus intenciones y se ponen de acuerdo con Bruselas, sería interesante recordar que consideren la posibilidad de que la insolación ciudadana en vez de mejorar, empeore.