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Sare, error o provocación

José Luis Úriz Iglesias

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Desde hace varios años colaboro con la red ciudadana Sare en la lucha para que los presos de ETA tengan los mismos derechos que el resto de presos. Tanto en cumplir su condena cerca de sus lugares de origen, medidas excepcionales para presos gravemente enfermos, o el derecho a los grados que les corresponda.

A pesar de haber estado en la otra orilla en los años de plomo, de haber sufrido las consecuencias, con amenazas, presiones o 12 años con dos escoltas evitando me asesinaran por mis ideas, como socialista y como demócrata consideraba que debía hacerlo.

Estaba donde mi conciencia, mi ética, me indica debo hacerlo. Al igual que antes me confronté a sangre y fuego con quienes entendí practicaban o apoyaban la violencia de manera ilegítima, a veces en una cruel soledad.

Hoy ETA ya no existe y por lo tanto desaparecen quienes apoyaban sus métodos, no se puede apoyar a algo que no existe, por eso me encontraba con quienes antes no podía ni debía hacerlo.

Siempre he entendido y ahora con más razón, que era profundamente injusto que los familiares, amigos de alguien que había sido condenado por esa actividad tuvieran un plus de castigo innecesario e ilegítimo, la dispersión.

Que tuvieran que desplazarse centenares de kilómetros para ver a sus seres queridos por muy delincuentes que hubieran sido. Al igual que resultaba y resulta injusto que no se les aplicaran las mismas normas carcelarias que al resto de presos, algunos con delitos igual de graves.

Que los enfermos en situación de gravedad extrema no pudieran, por un gesto mínimo de humanidad, pasar sus últimos días en su hogar, o que no se les aplicara la misma situación de grados penitenciarios que a los demás.

Todo ello sin alejarme del apoyo absoluto a las víctimas de ETA entre las que me encuentro. Porque no son, ni deben ser incompatibles ambos posicionamientos.

Recuerdo que en un acto realizado por Sare me tocó leer una parte del manifiesto que señalaba: “Es tiempo de desatar nudos. AHORA. Tiempo de convivencia. Tiempo de sanar entre todas y todos las grietas abiertas durante años en nuestra sociedad. AHORA. Tiempo de unirnos quienes hasta ahora no nos habíamos podido unir. AHORA.”

A las gentes que miraban con incomprensión mi participación les recomendaba leer ese documento y se preguntaran si en estos instantes, con ETA desarmada y desaparecida, estas reivindicaciones eran justas.

Todo ellos para colaborar activamente en la normalización social y política tras la desaparición de ETA, para favorecer la convivencia y evitar que comportamientos de venganza se impusieran a lo que era justo.

Pero la noticia de la charla organizada por Sare con el ex preso de ETA José Ramón López de Abetxuko, me pilló de sorpresa porque me pareció una torpeza (esperaba que no una provocación, especialmente para las víctimas) hacerla precisamente con uno de los que jamás se ha arrepentido de los dos asesinatos que cometió.

Precisamente el día 10 de Diciembre, Día Internacional de los Derechos humanos, el fundamental de ellos el de la vida que él conculcó.

He esperado a que Sare entendiera ese error y lo suspendiera, pero lamentablemente no ha sido así. No sé si es un “peaje” que debe pagar pero eso provoca que gentes como yo se encuentren muy incómodas ante este hecho, por lo que he decidido abandonar con pena y dolor mi colaboración con ellos ya que me parece intolerable que al final lo hayan realizado.

Hago desde aquí un llamamiento a que reflexionen profundamente si es ese el camino que el futuro de la convivencia necesita. En mi opinión no.

Con esta torpeza expulsan del posible apoyo a gentes bienintencionadas que consideramos que la justicia es posible desde el reconocimiento del dolor causado y el arrepentimiento por haberlo hecho. Gentes que implicarnos en ello nos supone ser acusadas a menudo de “tontos útiles”, incluso de cómplices o traidores.

Al menos a mí no me importa si hago lo que creo que es conveniente, pero lo ocurrido hoy supone traspasar una línea roja que no estoy dispuesto a admitir, ni a colaborar en ello.

Ojalá en el futuro rectifiquen y pueda de nuevo encontrarme cómodo con ellos. Por eso no les digo adiós, agur, sino simplemente hasta luego, gero arte.

Desde hace varios años colaboro con la red ciudadana Sare en la lucha para que los presos de ETA tengan los mismos derechos que el resto de presos. Tanto en cumplir su condena cerca de sus lugares de origen, medidas excepcionales para presos gravemente enfermos, o el derecho a los grados que les corresponda.

A pesar de haber estado en la otra orilla en los años de plomo, de haber sufrido las consecuencias, con amenazas, presiones o 12 años con dos escoltas evitando me asesinaran por mis ideas, como socialista y como demócrata consideraba que debía hacerlo.