Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.
En España se están consolidando dos posturas claras ante los impuestos: mientras que una inmensa mayoría de votantes de derechas los rechazan, el porcentaje de partidarios de izquierda que lo hacen ha disminuido considerablemente
En mayo de 2003, un año antes de las elecciones que le llevarían a la presidencia del Gobierno, el presidente Rodríguez Zapatero afirmaba que “bajar impuestos es de izquierdas”. Catorce años más tarde eran los presidentes socialistas de Andalucía y Extremadura los que, frente al gobierno central de Mariano Rajoy, proponían acabar con el impuesto de sucesiones. Esta semana hemos vuelto a la carga con el tema, pero ahora se han dado la vuelta las tornas. El lunes, el presidente popular de la Junta de Andalucía anunciaba la supresión del impuesto de patrimonio y animaba a empresarios de otras comunidades autónomas a tributar en Andalucía. La presidenta de la Comunidad de Madrid aplaudía la decisión y apostaba por seguir bajando impuestos. El martes, el ministro José Luis Escrivá respondía afirmando que “habría que reducir el margen de las comunidades para decidir la política fiscal.” Tanto él como el resto del Gobierno han calificado la declaración como una opinión personal y no una postura del Ejecutivo. ¿Qué pasa con los impuestos? Lo que ocurre es que en este año preelectoral los políticos saben muy bien de la capacidad polarizadora de los impuestos. Nunca antes los votantes españoles habían estado tan divididos en sus preferencias fiscales.
Desde 1985 el CIS hace cada año a los españoles la siguiente pregunta: “¿Diría Ud. que lo que los/as españoles/as pagamos en impuestos es mucho, regular o poco?”. En realidad, aunque hay tres posibles respuestas, muy pocos entrevistados a lo largo de casi 40 años solían responder que pagamos “poco” en impuestos. Como muestra el gráfico 1, en la mayoría de años solo en torno a un 2% de españoles lo pensaba. Para los defensores de los impuestos hay que reconocer que este porcentaje ha crecido tímida pero constantemente durante los últimos seis años, situándose en este 2022 cerca del 10%. Pero sigue siendo bajo. El porcentaje que sí ha ido fluctuando, aunque con una cierta tendencia histórica a la baja es el de personas que piensan que pagamos “mucho” en impuestos. El gráfico 2 muestra dicho porcentaje desde el año 2004 para los votantes de los grandes partidos españoles. Me detendré en dos tendencias generales y una anécdota sobre el año 2021.
Gráfico 1: Valoración de los ciudadanos de la presión fiscal
La primera tendencia, que se remonta a los años ochenta como mostré en un análisis anterior, es que los votantes del PP suelen pensar que se pagan muchos impuestos cuando gobierna el PSOE. La línea azul está por encima de la roja hasta 2012 y a partir de 2018. La sensibilidad de los votantes del PP a que los impuestos los recaude el PSOE es tremenda. Tanto es así que en 2018 aumenta sustancialmente su percepción de que se pagan muchos impuestos en una encuesta cuyo trabajo de campo tuvo lugar en la primera semana de julio, solo un mes después de que triunfara la moción de censura contra Mariano Rajoy. No será el único momento donde los votantes del PP reaccionen con presteza al contexto electoral al pensar en los impuestos. Pero los del PSOE no les quedan a la zaga. De 2011 a 2012 aumenta casi un 20% el porcentaje de votantes socialistas que consideran que se paga mucho en impuestos, y este porcentaje se mantiene alto hasta 2018.
Gráfico 2: Valoración de la presión fiscal según recuerdo de voto
La segunda tendencia es más importante desde mi punto de vista. Desde mediados de la década pasada ha disminuido de forma rápida y constante el porcentaje de votantes de izquierda que piensa que se pagan muchos impuestos, situándose este año apenas por encima del 20%. Al mismo tiempo los votantes de PSOE y UP que piensan que se pagan “pocos” impuestos se sitúan ya en el 14% y en el 18%, respectivamente. Esto sí que parece un cambio estructural hacia una tendencia más genuina en la izquierda a querer más impuestos. En el otro extremo, desde su irrupción en 2019, el porcentaje de votantes de VOX que creen que se pagan muchos impuestos no ha dejado de crecer y hoy ya está por encima del 80%. Donde hace solo una década apenas había diferencias, hoy la distancia entre los votantes de Unidas Podemos y Vox se sitúa en torno a los 60 puntos, un mundo. Por tanto, volviendo a la cuestión que motivaba esta entrada, parece que en España se están configurando finalmente dos bloques con preferencias económicas, fiscales en este caso, muy distintas. Mientras que antes la actitud ante los impuestos parecía oportunista (“solo quiero impuestos si los recaudan los míos”), hoy parece que responde a preferencias genuinas por un tipo concreto de política fiscal. Al menos está claro que los dos partidos del gobierno de coalición tienen un electorado potencial que no reacciona tan negativamente a los impuestos y hay un sector de la oposición que tiene muy claro que hay que bajarlos.
Por último, quería detenerme en una anécdota que puede tener más enjundia de lo que parece en principio. Resulta que en el año 2021 aumentó el porcentaje de las personas que pensaban que se pagan muchos impuestos en todos los partidos, incluidos los de izquierda. La subida (espacio sombreado) de PP, Ciudadanos, incluso PSOE, es especialmente llamativa. ¿Qué estaba pasando en el verano de 2021 para que hasta la izquierda aumentara su negatividad frente a los impuestos? Pues que Isabel Díaz Ayuso había ganado contundentemente las elecciones a la Comunidad de Madrid con un discurso claramente a favor de la bajada de impuestos. El efecto se ha corregido en 2022 y solo entre los votantes de Vox han aumentado los contrarios a los impuestos. Este tipo de efectos en las encuestas son frecuentes y nos ayudan a entender qué está pasando en la opinión pública del país, como ya mostramos algunas entradas anteriores sobre el efecto de la publicación de las encuestas o de la proximidad de las elecciones.
De los datos que he mostrado se desprenden dos conclusiones a las que habría que prestar atención en el próximo año electoral. Por una parte, los impuestos van a ocupar un espacio en la competición electoral que no habían ocupado en ocasiones anteriores. Parece que en España las posturas ideológicas con respecto a este tema se están consolidando y la polarización no dejará de aumentar. El segundo es el efecto que los discursos de los líderes políticos tienen sobre las actitudes de los ciudadanos. Es una pena que no tengamos una encuesta para medirlo, pero seguro que, tras las polémicas fiscales de esta semana, las actitudes de los ciudadanos se han movido algo hacia posturas más a favor o en contra de los impuestos, según uno apoye o no al Gobierno. Es lo que nos queda hasta las próximas elecciones.
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