Con la reciente entrada de Vox en el parlamento andaluz con 12 escaños y un discurso abiertamente antiinmigración, muchos medios de comunicación se han apresurado a decir que España ha dejado de ser uno de los pocos países donde no existe racismo ni xenofobia. Lo cierto, es que España era, hasta hace unos días uno de los pocos países europeos sin un partido de extrema derecha representado en las instituciones, pero vincular el ascenso de Vox a un aumento del racismo y la xenofobia parece un poco apresurado, incluso existiendo una relación entre el voto a Vox y el porcentaje de población extranjera.
Para empezar, es importante no confundir lo que dicen los políticos y lo que piensa la gente. Los motivos para votar a un partido concreto son muchos y muy variados, cada uno tiene los suyos, sin embargo, no podemos asumir que en Andalucía o en España haya aumentado la percepción de la inmigración como un fenómeno negativo por los resultados de estas elecciones.
El CIS lleva muchos años preguntando todos los meses a los españoles cuales son los tres principales problemas del país, entre ellos, desde septiembre del 2000, se menciona a la inmigración. Por la evolución del porcentaje de respuestas mencionando la inmigración, los españoles no parecen especialmente preocupados por este problema y, con excepciones, en algunos meses, sólo alrededor del 4% de la población mencionaba este asunto como uno de los tres principales problemas existentes.
Así, según el CIS, en septiembre y octubre de 2015 este asunto se volvió más candente y el 8% de la población mencionaba la inmigración entonces, y, más recientemente, entre julio y septiembre de este año, la preocupación por la inmigración se ha disparado hasta el 15% de menciones. Sin embargo, esta medida sufre altibajos dependiendo de acontecimientos o noticias que aparecen en los medios de comunicación por lo que el aumento de la preocupación por la inmigración puede deberse a las últimas noticias incluyendo la crisis de los refugiados, la llegada del Aquarius o el auge de los partidos antiinmigración en otros países. Un claro ejemplo de esto es que los anteriores picos en menciones a la inmigración corresponden a los disturbios de El Ejido en 2001 y a la llamada crisis de los cayucos que hizo que en septiembre de 2006 un 60% de la población española incluyese la inmigración entre los principales problemas de España.
De hecho, el porcentaje de respuestas incluyendo la inmigración entre los principales problemas era mucho más alto en 2008, cuando cerca del 30% de la población lo mencionaban. El descenso en la preocupación por la inmigración se relaciona con el aumento de otras preocupaciones al estallar la crisis económica en 2009. Durante este tiempo otros asuntos como la corrupción o los partidos políticos han ocupado las tres principales preocupaciones de los españoles más que la inmigración como muestra el gráfico.
Gráfico 1
Así pues, tomando estos datos con perspectiva, no parece que el hecho de que el 16% de la población mencione la inmigración en septiembre de 2018 sea algo que no haya ocurrido antes y tampoco parece que pueda ser el principal determinante del aumento del voto a un partido de extrema derecha en España
Tradicionalmente, tanto los medios de comunicación como los académicos, han esta medida para reflejar el estado de la opinión pública y así han equiparado una baja mención de la inmigración entre los principales problemas del país con una percepción positiva (o no negativa) de la misma y han decidido que si la inmigración no aparece entre los principales problemas del país mencionados por el CIS, es porque no existe un sentimiento antinmigración y viceversa, si se menciona mucho, el sentimiento antiinmigración sube. Los datos, si los miramos con cuidado nos pueden decir otra cosa.
Esta pregunta del CIS es muy útil para saber qué asuntos están en la agenda política; a los políticos les sirve para saber qué problemas requieren su atención y a los medios les sirve para saber qué noticias interesan, aunque estos también influyen en qué temas se cuelan en las preocupaciones de los ciudadanos. En cualquier caso, es muy útil para conocer las prioridades de la opinión pública pero no nos dice si la gente tiene una percepción negativa de la inmigración.
Lo bueno es que cada año el CIS realiza también una encuesta más exhaustiva sobre las actitudes hacia la inmigración. Por desgracia los datos solo se hacen públicos un año después de la realización de la encuesta y los últimos datos que tenemos son de 2016. Sin embargo, se puede ver la evolución que las actitudes hacia la inmigración han tenido y hacernos una idea de la posibilidad de que haya en España un sentimiento abiertamente anti-inmigración comparable al de otros países. Estas encuestas son muy útiles porque, al preguntar lo mismo todos los años (con la excepción de 2013, año en el que no se llevó a cabo) permiten elaborar un dibujo claro de cómo la gente cambia su opinión sobre un tema como este.
Para empezar, a pesar de que, si escuchamos a algunos partidos políticos, da la sensación de que la llegada de inmigrantes es constante y que es necesario limitar el número porque hay demasiados. Dejando a un lado los datos objetivos de llegadas a las costas españolas, los españoles no parecen considerar que haya demasiados inmigrantes en España. El CIS pregunta en estas encuestas específicas sobre la inmigración si los entrevistados creen que el numero de inmigrantes en España es insuficiente, aceptable, elevado o excesivo y el gráfico 2 muestra qué porcentaje de la población consideraba que el número era excesivo entre los años 2008 a 2016. que menos de la mitad de la población de España considera que esto sea así. Pero además, desde 2014 a 2016 el porcentaje de Españoles que cree que hay demasiados inmigrantes descendió del 40 al 28%.
Gráfico 2
Otros indicadores de estas encuestas siguen una evolución parecida, así el porcentaje de población que opina que la legislación en materia de inmigración es demasiado tolerante ha bajado del 75% en 2008 al 50% en 2018, el porcentaje de españoles que piensa que los inmigrantes hacen trabajos que corresponden a los españoles se ha mantenido estable y, por lo tanto, es difícil concluir que la opinión pública en general se ha vuelto contraria a la inmigración en los últimos años. Esto además es importante porque las principales teorías sociológicas en la materia asocian las crisis económicas y la percepción de austeridad con un endurecimiento de las actitudes hacia la inmigración y, sin embargo, esto no parece haber ocurrido en España ni durante la crisis ni después de esta.
Estas encuestas también preguntan por la posibilidad de un partido xenófobo en España, más concretamente, preguntan si el entrevistado cree que tendría mucha, bastante, poca o ninguna aceptación en España un parito político de ideología xenófoba o racista. Los datos al respecto son muy estables y sólo el 25% de la población consideraba, entre los años 2008 y 2016, que un partido con este tipo de ideología tuviese mucha o bastante aceptación en España.
Así, la opinión pública, si bien a veces presta más atención a la inmigración que otras, ha permanecido bastante estable a lo largo de los años en lo que respecta al nivel de rechazo hacia los inmigrantes que expresamos como sociedad. Quizá haya que mirar a otras preocupaciones de los españoles para encontrar la causa del ascenso de un partido de extrema derecha en España.