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¿Vuelven los jóvenes a votar al PP?

17 de mayo de 2021 22:19 h

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Las elecciones madrileñas del pasado 4 de mayo pusieron fin a un patrón que tenía lugar en la política española desde la ruptura del bipartidismo: la incapacidad del PP para atraer al voto joven. Las encuestas preelectorales ya mostraban que, en esta ocasión, el PP lograría ser la primera fuerza política entre los más jóvenes, algo que no ocurría en Madrid en la última década. Durante los años 2015 y 2016 Rajoy logró ser el partido más votado gracias al voto mayor de 65 años. Desde la ruptura del sistema de partidos, el electorado del PP estaba particularmente envejecido, con una modesta implantación entre los más jóvenes. Sin ir más lejos, en las elecciones generales de 2019, el PP fue la cuarta formación política entre los votantes madrileños (y del resto de España) menores de 35 años. El sesgo generacional era pues altamente perjudicial para los intereses electorales del PP.

La fuerte dependencia del Partido Popular del voto de los mayores era probablemente uno de sus principales problemas. Hace ya siete años, en este mismo blog, nuestro compañero Pepe Fernández-Albertos señalaba por primera vez el inicio de este sesgo generacional en el voto de los españoles. En el artículo, Pepe mostraba cómo los diferenciales de voto entre jóvenes y mayores habían crecido de forma muy acusada tras la Gran Recesión. Su intuición era que el sesgo generacional tan acusado no era una simple anécdota. La pérdida del voto joven por parte del PP (y también en menor intensidad del PSOE) se mantendría en los próximos años, pues probablemente era una reacción a cómo los partidos habían dado respuesta a la crisis.

Los datos indican que podríamos estar ante un cambio de tendencia. El PP de Madrid ha cosechado en esta ocasión una victoria incontestable tanto entre los mayores como entre los jóvenes. El éxito de Ayuso ha sido transversal, dejando atrás ese sesgo generacional que había caracterizado el voto del PP durante los últimos años. Isabel Díaz Ayuso se ha impuesto entre los jóvenes que votan por primera vez, ha absorbido una porción importante de votantes jóvenes de Ciudadanos, Vox e incluso del PSOE. En el 4M, las fugas del voto socialista entre los jóvenes fueron muy superiores al de resto de grupos de edades. En definitiva, como muestra el gráfico 1, Ayuso habría logrado solventar el problema generacional que tradicionalmente ha tenido el PP, al menos en las elecciones en la Comunidad de Madrid. Se trata de un hito que merece la pena tomar en consideración.

Gráfico 1. Voto al PP en la Comunidad de Madrid según tramos de edad.

Pero ¿realmente el nuevo atractivo del PP entre los jóvenes es (también) un “efecto Ayuso”? ¿Ha sido su bandera de la libertad lo que ha cautivado a unos jóvenes más vulnerables ante la crisis derivada de la pandemia? En los últimos días parece que se ha impuesto esta tesis. Sin embargo, una mirada más allá de la comunidad de Madrid nos indica que es probable que también estemos ante un proceso de reequilibrio generacional en el resto de España y no sólo en Madrid.

En el gráfico 2 se muestra la diferencia entre el voto al PP entre los más jóvenes (18 a 24 años) y los mayores de 65 años para toda España usando los barómetros del CIS. Los datos indican que, si bien durante los primeros años de la ruptura del sistema de partidos, el gap generacional en el PP era de entre 20 y 25 puntos, en los últimos años se ha ido reduciendo hasta ser una diferencia inferior a los 5 puntos. Así pues, desde una perspectiva temporal, se puede constatar que el PP ya no cuenta con un electorado tan envejecido como ocurría años atrás.

Gráfico 2. Voto al PP entre los jóvenes y los mayores para toda España.

 

El gráfico 2 sólo muestra el diferencial de voto al PP entre jóvenes y mayores, pero con esos datos no podemos ver exactamente por qué se ha reducido: ¿se debe a que el voto de los jóvenes ha aumentado, a que el PP ha perdido el voto de los mayores, o ambos factores a la vez? En el gráfico 3, muestro dos puntos en el tiempo: 2015 y 2021, usando las encuestas preelectorales del CIS . Los datos indican que ciertamente el PP cada vez es más competitivo entre los más jóvenes. Pero el elemento más importante que explica la reducción de las enormes diferencias generacionales es la pérdida de una porción importante del voto más mayor.

Gráfico 3. Voto al PP según edad (2015 y 2021).

¿Hacia dónde se ha desplazado el voto más mayor? El partido que ha recibido un mayor impulso en este colectivo ha sido el Partido Socialista. En este sentido, parece que los mayores, a pesar de votar menos al PP, mantienen su lealtad con el bipartidismo. Aún con ello, en los últimos meses, las encuestas apuntan a que Vox estaría aumentando su atractivo electoral entre los mayores, algo que no se había observado en el pasado. Aún es pronto para saber si se trata de una tendencia estable o simplemente oscilaciones de las encuestas sin valor alguno. Los próximos barómetros nos ofrecerán mejores pistas.

El PP tiene hoy un electorado más equilibrado en términos generacionales. Ciertamente, parece que poco a poco va recuperando el voto joven que le dio la espalda hace unos años. Pero la principal explicación de que ya no existe un sesgo tan acusado de edad en el PP se debe especialmente a que ha perdido una porción relevante de los mayores de 65. Y ese elemento es lo que diferencia a España en general de las elecciones de Madrid del pasado 4M: Ayuso sí ha podido ampliar de forma clara su voto entre los más jóvenes (y también de mediana edad) sin dejar de ser competitiva entre los mayores de 65 años. Estamos, pues, ante otro posible “efecto Ayuso”.

En definitiva, las pasadas elecciones del 4M nos mostraron por primera vez en más de un lustro un PP sin un electorado envejecido. ¿Estamos ante un cambio en los patrones generacionales del voto en España? Esa es la incógnita aún por resolver que nos ocupará durante los próximos meses.

Las elecciones madrileñas del pasado 4 de mayo pusieron fin a un patrón que tenía lugar en la política española desde la ruptura del bipartidismo: la incapacidad del PP para atraer al voto joven. Las encuestas preelectorales ya mostraban que, en esta ocasión, el PP lograría ser la primera fuerza política entre los más jóvenes, algo que no ocurría en Madrid en la última década. Durante los años 2015 y 2016 Rajoy logró ser el partido más votado gracias al voto mayor de 65 años. Desde la ruptura del sistema de partidos, el electorado del PP estaba particularmente envejecido, con una modesta implantación entre los más jóvenes. Sin ir más lejos, en las elecciones generales de 2019, el PP fue la cuarta formación política entre los votantes madrileños (y del resto de España) menores de 35 años. El sesgo generacional era pues altamente perjudicial para los intereses electorales del PP.

La fuerte dependencia del Partido Popular del voto de los mayores era probablemente uno de sus principales problemas. Hace ya siete años, en este mismo blog, nuestro compañero Pepe Fernández-Albertos señalaba por primera vez el inicio de este sesgo generacional en el voto de los españoles. En el artículo, Pepe mostraba cómo los diferenciales de voto entre jóvenes y mayores habían crecido de forma muy acusada tras la Gran Recesión. Su intuición era que el sesgo generacional tan acusado no era una simple anécdota. La pérdida del voto joven por parte del PP (y también en menor intensidad del PSOE) se mantendría en los próximos años, pues probablemente era una reacción a cómo los partidos habían dado respuesta a la crisis.