Pikara Magazine es una revista digital que practica un periodismo con enfoque feminista, crítico, transgresor y disfrutón. Abrimos este espacio en eldiario.es para invitar a sus lectoras y lectores a debatir sobre los temas que nos interesan, nos conciernen, nos inquietan.
¿Europride? Euroinsulto
Qué bonitas quedan las calles cuando llega el Pride y los ayuntamientos empiezan a poner banderolas arcoiris gigantes, a organizar actividades, conciertos y “cosas gays”, que no guays, por todos lados; y los bares, tiendas, bibliotecas y demás se convierten temporalmente en espacios lgtbifriendly. Todo es superchachi, se respira alegría, felicidad, orgullo. Las ciudades se ponen de fiesta, la gente sale y gasta más y todo son colores vivos y brilli brilli. Es un poco como la Navidad pero en versión gay. Gay, porque bollero, trans, asexual… más bien poco. Qué ilusión, qué armonía y qué asco. Habrá quien, llegada a este punto del párrafo diga “nena, que el Pride fue hace tres meses, que este artículo no toca ahora”. No, queridas, es que este año, en Bilbao, el pelotazo del Pride no ha hecho más que empezar.
El pasado mes de junio, la Plataforma HARRO, que aglutina a las Coordinadoras 28J de toda Euskal Herria, convocó con éxito un boicot al Pride Bilbao, que ahora se llama Bilbao Bizkaia Harro. Contar toda la historia de por qué colectivos que llevan décadas organizándose para celebrar el día reivindicativo del Orgullo (harro en euskara) LGTBI llevan alrededor de 5 años en lucha contra la versión institucional de la fiesta daría para un reportaje en Pikara Magazine. Hoy mejor seremos breves. De entre todos los pasos que las instituciones de Euskal Herria en general y el Ayuntamiento de Bilbao en particular han dado para intentar apropiarse de esta lucha de 40 años (50 desde Stonewall), uno de los más sangrantes es el que está todavía en proceso, digamos, de negociación. Porque aquí todo es un negocio.
No, no es el hotel gay que quieren construir. Aunque también. Resulta que Bilbao lleva algún tiempo queriendo (aunque no nos han preguntado tal cosa a nadie) ser ciudad anfitriona para el Europride 2022. ¡Toma! ¡Yupi! Después de gastar más de 60.000€ en una fiesta de 3 días (el Pride de junio), Bilbao acoge este fin de semana la Asamblea General de la European Pride Organiser Asociation para organizar el Europride en 2022, con un presupuesto de 113.060 euros (70.000 de los cuales ponen de bote, a pachas, el Ayuntamiento y la Diputación de Bizkaia). Esto suena como muy glamourous y top todo. A mí me da grimita. Y me hace fruncir el ceño también. Esta vez, Bilbao no ha presentado candidatura para que el evento se celebre en la ciudad, pero, como escribía hace unos días la Plataforma HARRO, “la mera pertenencia a este tipo de asociaciones junto con el viraje capitalista al que quieren mover a este colectivo, merece un rotundo rechazo”. Habrá quien piense “chica, pues aclárate, ¿quieres orgullo o no? ¿No querías que se os reconocieran derechos y toda esa movida? ¿No queríais celebrar vuestras orientaciones sexuales en amor y compañía? ¿No sois vosotros los que queréis ocupar las calles y llenarlas de reivindicaciones? ¿De qué os quejáis, si os están ayudando?”.
Las luchas de la calle se articulan contra las instituciones, para exigir que estas hagan correctamente aquellas cosas que acostumbran a hacer francamente mal; para conseguir, aunque sea, algunas concesiones vitales; o para resistir a la violencia que de ellas emana. Decir, insinuar siquiera, que las instituciones puedan favorecer amable y desinteresadamente a algún colectivo suena ridículo. No desarrollan políticas que protejan a las personas LGTBIQ, cuando lo hacen no son efectivas, se ríen y hacen bromas homófobas en los plenos, hacen pactos de gobierno entre partidos claramente LGTBIQfobos, racistas y machistas, amigos de quienes quieren acabar con las pocas leyes que respaldan a los colectivos más vulnerabilizados y perseguir a quienes trabajan por educar en la diversidad. Y luego gastan cantidades ingentes de dinero en hacer una escenificación de tolerancia, respeto, devoción y apoyo al colectivo LGTBIQ tres días al año y se supone que tenemos que aplaudir hasta con las orejas. De hecho, hay gente que lo hace. No sé Rick, parece falso.
Más que un compromiso con la sociedad civil y todos esos eslóganes superbonitos de cartón, lo que parece, más bien, es que, como con todas las luchas (la feminista, por ejemplo), instituciones y empresas han visto en los colectivos LGTBIQ un nicho de mercado y lo están sabiendo potenciar al máximo con el pretexto del Orgullo. Si el centro de Bilbao da asco de la cantidad de turistas que colapsan las calles (y la sobrerrepresentación de grandes empresas y cadenas comerciales que de ello deriva) no es por casualidad y que el ayuntamiento quisiera acoger semejante convocatoria de gente en 2022 o participe en su organización se celebre donde se celebre finalmente, tampoco. Un hotel gay, una fiesta y un pelotazo en Bilbao. Parece el título de una comedia norteamericana, pero es el camino de la gentrificación, de la turistificación, de la inyección de dinero a las instituciones, de la especulación y la venta de nuestros barrios, de nuestras luchas y de nuestras vidas.
Como siempre, hay que seguir poniendo el cuerpo, seguir estando enfrente. La Plataforma HARRO ha convocado movilizaciones hoy sábado 21 de septiembre contra las reuniones para la organización del Europride 2022, con un manifiesto al que se han adherido más de 120 colectivos. Y por supuesto que vamos a llenar las calles. Porque los barrios son nuestros, la lucha es nuestra… Y el orgullo también
Qué bonitas quedan las calles cuando llega el Pride y los ayuntamientos empiezan a poner banderolas arcoiris gigantes, a organizar actividades, conciertos y “cosas gays”, que no guays, por todos lados; y los bares, tiendas, bibliotecas y demás se convierten temporalmente en espacios lgtbifriendly. Todo es superchachi, se respira alegría, felicidad, orgullo. Las ciudades se ponen de fiesta, la gente sale y gasta más y todo son colores vivos y brilli brilli. Es un poco como la Navidad pero en versión gay. Gay, porque bollero, trans, asexual… más bien poco. Qué ilusión, qué armonía y qué asco. Habrá quien, llegada a este punto del párrafo diga “nena, que el Pride fue hace tres meses, que este artículo no toca ahora”. No, queridas, es que este año, en Bilbao, el pelotazo del Pride no ha hecho más que empezar.
El pasado mes de junio, la Plataforma HARRO, que aglutina a las Coordinadoras 28J de toda Euskal Herria, convocó con éxito un boicot al Pride Bilbao, que ahora se llama Bilbao Bizkaia Harro. Contar toda la historia de por qué colectivos que llevan décadas organizándose para celebrar el día reivindicativo del Orgullo (harro en euskara) LGTBI llevan alrededor de 5 años en lucha contra la versión institucional de la fiesta daría para un reportaje en Pikara Magazine. Hoy mejor seremos breves. De entre todos los pasos que las instituciones de Euskal Herria en general y el Ayuntamiento de Bilbao en particular han dado para intentar apropiarse de esta lucha de 40 años (50 desde Stonewall), uno de los más sangrantes es el que está todavía en proceso, digamos, de negociación. Porque aquí todo es un negocio.