“Manifestación ilegal e ilegítima”. Así calificó el 13 de marzo de 2004 el por entonces candidato del PP a las elecciones del día siguiente, Mariano Rajoy, las protestas espontáneas frente a las sedes de su partido en toda España por la gestión que el Gobierno de la derecha que presidía José María Aznar había hecho de los atentados de dos días antes y en los que murieron 192 personas. 19 años después, el vicesecretario del PP, Borja Sémper, se ha mostrado comprensivo con las concentraciones frente a sedes del PSOE por la negociación de una amnistía: “Es normal que la gente esté indignada”.
El 11 de marzo de 2004 se produjo el mayor atentado terrorista en la historia de España. Una cadena de explosiones en diferentes trenes de cercanías de Madrid provocó 191 muertos y cientos de heridos. El conteo oficial de la masacre eleva en uno el número de fallecidos al incluir a un policía que murió durante el asalto al piso donde se ocultaron los terroristas.
El atentado fue ejecutado por terroristas yihadistas que pusieron como excusa la participación española en la guerra de Irak. Pero entre el 11 de marzo y el mismo día 13, tanto el Gobierno de Aznar como el PP insistieron en señalar a ETA como autora. Incluso cuando se habían producido las primeras detenciones de supuestos implicados que señalaban a la autoría islamista.
El mismo día 13 por la mañana, jornada de reflexión ante las elecciones previstas para el día 14, el candidato del PP todavía señaló al terrorismo separatista vasco en una entrevista en El Mundo. “Tengo la convicción moral de que fue ETA”, dijo Mariano Rajoy.
Al medio día de ese sábado la pista islámica era ya la única en la que trabajaban los investigadores. Pese a ello, el por entonces portavoz del Gobierno, Eduardo Zaplana, señaló en público que ETA seguía siendo la principal teoría. Esta misma tesis fue sostenida por los medios de comunicación oficiales en los informativos de ese día.
Fue entonces cuando se convocaron protestas ante la sede nacional del PP por SMS (no existían los sistemas de mensajería como WhatsApp o las redes sociales). Cientos de personas se concentraron ante el número 13 de la madrileña calle de Génova entre gritos que reclamaban conocer la verdad de los atentados.
El PP, y el Gobierno que dirigía, reaccionó con virulencia ante lo que consideró un ataque. Mariano Rajoy compareció en la sede nacional del PP, donde dijo que las manifestaciones eran “ilegales e ilegítimas”, y reclamó que se disolvieran por ser “antidemocráticos actos de presión sobre las elecciones” previstas para el día siguiente.
Rajoy también pidió que nadie acudiera a las concentraciones que se estaban produciendo en sedes territoriales del PP. El candidato denunció la “manifestación ilegal e ilegítima que rodea todas nuestras sedes imputando graves delitos”. Rajoy compareció, dijo, para “denunciar” unos hechos que calificó de “gravemente antidemocráticos”.
Rajoy también habló de “antidemocrático acto de presión”, de “muestra de intolerancia”, los denunció ante la Junta Electoral Central y reclamó al resto de partidos políticos una “desautorización” de las “protestas intolerables”. “Esta manipulación no la vamos a consentir”, apuntó.
El mismo día 13 también compareció el dirigente del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba, quien dijo que “los ciudadanos no se merecen un Gobierno que les mienta”, para después dirigirse “de forma especial a los ciudadanos para que mantengan la serenidad que han mostrado los últimos días”.
Después de estas declaraciones de Rubalcaba, el ministro del Interior, Ángel Acebes, anunció ante los medios la detención de ciudadanos marroquíes por su posible implicación en los atentados. Acebes, sin embargo, dijo expresamente que había “otras líneas de investigación abiertas”, en referencia a ETA.
El portavoz del Gobierno, Eduardo Zaplana, intervino a continuación. Desde la sede de la Agencia pública de noticias EFE, el dirigente del PP replicó a Rubalcaba, al que acusó a su vez de mentir.
19 años después, son las sedes del PSOE en las que se están produciendo concentraciones contra la negociación con los independentistas catalanes de ERC y Junts. En un comunicado, el PP ha comparado ambas situaciones y ha ironizado con que “es posible que algunas de las personas que se concentraron ayer [por el lunes] ante la sede del PSOE, en noviembre de 2023, lo hiciera también ante la sede del PP en marzo de 2004”. El comunicado asegura, erróneamente, que “fue el PSOE quien mandó a la gente a protestar a Génova diciendo 'España no merece un Gobierno que le mienta”, pero aquella frase de Rubalcaba se produjo cuando miles de personas se manifestaban ya contra el PP.
elDiario.es publicó en 2014 la historia de cómo se produjo aquella convocatoria a través de mensajes de texto (en 2004 no existían los sistemas de mensajería tipo WhatsApp ni las redes sociales relatada por el propio autor del SMS.
En el mismo comunicado, el PP ha acusado al Gobierno de “obligar” a la Policía a “tratar como CDR” y de forma “injusta” a los manifestantes en la sede del PSOE en Madrid.
Contra Rodea el Congreso
El PP también arremetió años después contra otra protesta social contra su Gobierno. En 2016 el mismo Mariano Rajoy buscaba su reelección como presidente. Rajoy venció en las urnas tanto en diciembre de 2015 como en la repetición electoral de junio del año siguiente, pero no logró la mayoría absoluta.
Tras la repetición electoral, el rey Felipe VI mandató a Rajoy para que intentara formar Gobierno. Pero los números no le daban solo con un acuerdo con Ciudadanos, y necesitaba el concurso del PSOE.
La ayuda del PSOE llegó en octubre en forma de abstención, después del golpe de mano que obligó a Pedro Sánchez a dimitir como secretario general a principios de mes. Rajoy logró la investidura el 29 de octubre de 2016. Decenas de miles de personas se manifestaron a las puertas del Parlamento en una protesta que se llamó 'Rodea el Congreso'.
Las críticas desde la derecha contra esta movilización social también fueron diversas. El que era vicesecretario del PP, Javier Maroto, criticó a los dirigentes de Unidos Podemos por querer “camuflar” que no tenían “la voz suficiente” en la Cámara Baja con una “fotografía en la calle”.
También la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, se pronunció: “Nosotros siempre hemos respetado mucho la libertad de expresión, pero no se puede pretender estar dentro y fuera al mismo tiempo porque lo que realmente están haciendo es criticarse a ellos mismos”.
Las críticas al Rodea el Congreso de 2016 han llegado hasta la actualidad. El hoy presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, lo comparó a principios de este 2023 con el intento de golpe de Estado en Brasil tras la victoria electoral de Lula da Silva.