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Pedro Sánchez aspira a seguir gobernando en solitario tras las generales del 28 de abril

Pedro Sánchez, a su llegada a la reunión de la Ejecutiva del PSOE.

Irene Castro

Pedro Sánchez aspira a seguir en Moncloa gobernando en solitario y con apoyos externos de otras formaciones, como ha sucedido en su corto mandato tras la moción de censura. El PSOE cierra así la puerta a Pablo Iglesias, que siempre ha defendido que el próximo Ejecutivo tendría que ser en coalición.

“Nuestra aspiración es conseguir un Gobierno monocolor”, ha dicho el secretario de Organización, José Luis Ábalos, en una rueda de prensa posterior a la primera reunión de la Ejecutiva tras anunciarse formalmente la fecha de las generales para el 28 de abril. La estrategia de Ferraz pasa por quitarse de encima las preguntas sobre los pactos postelectorales, un tema que les viene mal en campaña por su alianza con los independentistas, que en muchos territorios preocupa por la factura que les pueda pasar en las urnas.

Además, el PSOE se desvincula así de Unidos Podemos, que ha sido su “socio preferente” en los últimos meses, y que está de capa caída. En los últimos meses, en Moncloa sostenían que estaban condenados a entenderse con Iglesias. Sin embargo, la crisis en Podemos y las encuestas a la baja han hecho a los socialistas mirar a Ciudadanos, con quien algunos barones, como Emiliano García-Page quieren pactar, y con quien Sánchez llegó a un acuerdo de investidura en 2016.

“Nuestra aspiración está en esa mayoría netamente socialista, exclusivamente socialista”, ha agregado Ábalos. De sus respuestas se infiere que no descartan pactar con la formación de Iglesias e incluso con Ciudadanos, pero solo para formar Gobierno sin pretender que se sumen al Consejo de Ministros. Esa opción la ven inviable en Podemos.

Tampoco descarta apoyarse en los independentistas. A los únicos a los que le cierran la puerta es a la extrema derecha de Vox. Buena parte de la campaña de los socialistas pasa precisamente por alertar de la “triple alianza” de PP, Ciudadanos y Vox.

En Ferraz están convencidos de que sus aspiraciones electorales están muy por encima de los resultados de 2015 y 2016 y que un aumento de diputados les hace más fuertes de cara a los pactos postelectorales. En el caso de Ciudadanos, que ha aprobado no pactar con Sánchez tras las generales, los socialistas consideran que Albert Rivera sentirá la presión de Europa para no alcanzar un acuerdo que incluya a Vox, como en Andalucía, en el caso de que las tres derechas sumen mayoría absoluta.

Además, Ábalos ha reclamado “respeto” para el “liderazgo” del PSOE y ha afeado a Ciudadanos que hayan sido ellos los que han cambiado de posición: “Se tienen que aclarar ellos. Empezaron declarándose socialdemócratas, les costó na' renunciar, al Partido Comunista le costó más renunciar al leninismo que a ellos a la socialdemocracia”.

Ábalos ha asegurado que el partido está “movilizado más movilizado que nunca” y que mostrará fortaleza durante la campaña, a pesar de que buena parte coincide con la Semana Santa. El PSOE ya tiene previsto el proceso de composición de listas electorales, que culminará el 17 de marzo con la aprobación definitiva de todas las candidaturas, excepto la del Ayuntamiento de Madrid.

El proceso de elección del cabeza de lista prevé una doble vuelta que, de celebrarse en caso de que Pepu Hernández no logre el respaldo de la mitad de la militancia el próximo 9 de marzo, se celebraría el 16 de marzo. Para todas las demás, el PSOE ha acelerado los tiempos y tendrá preparadas todas las listas -autonómicas, municipales, europeas y al Congreso y el Senado- a la vez.

La elaboración de listas suele ser un proceso sensible en las formaciones políticas, también para el PSOE. Ferraz lanza señales inequívocas de que su intención es hacer candidaturas para el Congreso y el Senado de afines a Sánchez. “Son grupos parlamentarios de nivel federal; por tanto, hay que entender que se debe responder a la sensibilidad de la dirección federal”, ha avisado el secretario de Organización.

Ferraz da por hecho que renovará en buena parte las candidaturas al Congreso y el Senado dejando fuera a algunas de las voces críticas que se han pronunciado en contra de Sánchez en las últimas fechas, como los casos de Soraya Rodríguez o Elena Valenciano.

Además, el presidente está determinado a hacer hueco en las candidaturas a todos los miembros del Consejo de Ministros que quieran tener acta de diputados -en este momento ninguno la tiene porque los que lo eran renunciaron- así como a muchos de los miembros de su dirección. Sánchez tiene ahora el poder orgánico para hacerlo mientras que en las anteriores generales, el peso de los barones era mayor y confeccionaron, en buena medida, las listas en sus circunscripciones sin contar con los dirigentes más afines al secretario general.

“En este proyecto, las personas que han tenido protagonismo, que tienen popularidad, es con las que hay que contar -ha señalado Ábalos, que deja a los poderes territoriales en segundo plano-. Con todo y con eso, las federaciones van a hacer sus puestas y todas serán tenidas en cuenta”.

Sánchez aún “no tiene decidido” el cabeza de lista para las europeas. De hecho, llegará a la convención del Partido Socialista Europeo que se celebra este fin de semana en Madrid sin candidato. “No lo tendremos obviamente para esa ocasión”, ha reconocido Ábalos. Esa cita, que lleva meses organizándose, supone el pistoletazo de salida para la campaña de los socialdemócratas.

El presidente quiere que Josep Borrell encabece de nuevo la lista al Parlamento Europeo, pero el ministro de Exteriores se ha autodescartado en todo momento. Ábalos ha admitido que la decisión dependerá de la “disposición” del jefe de la diplomacia.

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