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Los acusados de Alsasua niegan odio hacia la Guardia Civil y se desmarcan de la agresión

Juicio contra los ocho jóvenes de Alsasua.

Iñigo Aduriz

Los principales acusados de la agresión a dos guardias civiles y a sus parejas que supuestamente sucedió en un bar de Alsasua en octubre de 2016 han negado este lunes que pegaran a los agentes y se han desvinculado del movimiento en contra de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Así se han manifestado todos los acusados que han declarado en la primera jornada del juicio del caso que se está celebrando en la sede de la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares (Madrid) y que se prolongará durante los próximos 15 días.

Jokin Unamuno, a quien la Fiscalía considera como uno de los agresores, ha reconocido que sí mantuvo una discusión con uno de los guardias civiles. El acusado, que está en prisión provisional desde noviembre de 2016 y que tan solo ha respondido a las preguntas de la defensa, ha asegurado que llegó al bar Koxka de Alsasua sobre las cinco de la mañana del 15 de octubre de 2016 en busca de sus amigos, a los que había perdido a lo largo de la noche. Nada más entrar, ha explicado, vio a los agentes de la guardia civil a quienes conocía, y tuvo una discusión al recriminarles por cuatro multas, dos por sanciones de tráfico, una por participar en una “kalejira” de Ospa –iniciativa en contra de la Guardia Civil y la Policía– y otra por acudir a una manifestación “por los presos”.

“Le dije que menuda jeta que tenían porque se dedicaban a crujir a multas a los jóvenes del pueblo y que luego acudían a los bares”, ha asegurado, antes de recalcar que él no agredió a los guardias civiles. “Yo no golpeé a nadie, ni dentro ni fuera del bar”, ha insistido, tras reconocer que estaba “muy borracho”, por lo que que no recuerda bien lo sucedido. No obstante, ha asegurado que ni siquiera insultó a los agentes. Sí ha señalado que como el teniente de la Guardia Civil le llamó por su nombre, esto le molestó, y por ello mantuvo una discusión que “no llegó a un minuto”.

También ha reconocido que, a raíz de esa discusión, hubo un “alboroto” en el bar y se produjeron algunos “empujones” que él no pudo ver directamente porque sucedieron a sus espaldas. Una vez fuera del local, vio en el suelo al teniente de la Guardia Civil al que cubría “una chica” y comprobó que en el lugar se presentaron agentes de la policía foral navarra. Ha asegurado que en ningún momento se escondió de los agentes. “No tenía ningún motivo para esconderme”, ha recalcado. Ha relatado, asimismo, que la policía le identificó y le detuvo sin que él opusiera resistencia.

Tras insistir en que él no agredió a nadie, Unamuno sí que ha pedido disculpas por si lo sucedido tuvo que ver con la discusión que él mantuvo con los guardias civiles. “Siento que ocurriera lo que ocurrió”, ha señalado, antes de apuntar a que lo sucedido se produjo en el “contexto de las cinco de la mañana” y cuando “todo el mundo estaba muy bebido”.

Otro de los acusados, Adur Ramírez, también en prisión provisional, ha negado que acudiera al bar donde se produjo la agresión “en toda la noche” del 15 de octubre de 2016, y ha asegurado que se marchó a su casa sobre las 2:30 horas de la madrugada, antes de que se produjera la agresión, y que se enteró de lo sucedido “a la mañana siguiente”, al despertarse. “Es imposible”, ha asegurado, cuando su defensa le ha preguntado por su participación en los hechos. También ha señalado que nunca ha tenido ningún problema con la Guardia Civil y que incluso compartía club deportivo con el hijo de un agente del instituto armado.

Oihan Arnaz, otro de los acusados que se encuentra en prisión provisional, sí ha reconocido haber estado en el bar Koxka de Alsasua el 15 de octubre de 2016 y ha señalado que presenció la discusión que se produjo con los guardias civiles. No obstante, ha negado haber participado en ningún altercado y ha remarcado no tener ningún tipo de odio ni animadversión hacia ningún cuerpo policial. Tanto él como los otros dos acusados han asegurado que en ningún caso organizaron la agresión a los guardias civiles y han insistido en que nunca han ejercido como portavoces del movimiento Alde Hemendik que promulga la expulsión de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado de Euskadi y Navarra.

El resto de los acusados han negado también su participación en los hechos utilizando diversos argumentos, y han negado tener odio o animadversión hacia la Guardia Civil.

La Fiscalía considera que la paliza que recibieron los agentes se enmarca dentro de varios delitos de terrorismo y pide para el conjunto de los procesados penas que superan los 370 años de cárcel. El juicio se ha iniciado este lunes en Madrid, hasta donde se han desplazado familiares y amigos de los acusados que les han manifestado su apoyo a las puertas de la sede de la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares. Asimismo, han arropado a los acusados dirigentes políticos de EH Bildu o Podemos.

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