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El agitador ultra Alvise Pérez irrumpe en el Parlamento Europeo con tres escaños y 800.000 votos

Comparecencia de Luis ‘Alvise’ Pérez tras la jornada electoral del 9J.

Elena Herrera

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La derecha se parte en tres. La candidatura del agitador ultra Luis ‘Alvise’ Pérez irrumpe en el Parlamento Europeo con tres escaños cuando está escrutado el 99% de los votos. La agrupación de electores 'Se Acabó la Fiesta', que ha enarbolado un discurso antiinmigración y antifeminista y contra una supuesta “mafia” política y mediática, llega a Bruselas con el respaldo de más de 800.000 votos en sus primeras elecciones, el 4,6% del total.

Durante la campaña, algunas encuestas ya daban dos o incluso más diputados a ‘Alvise’ Pérez pese a su bajo grado de conocimiento entre la población. La agrupación ultra pasó de ser una incógnita a convertirse en una candidatura con opciones en las últimas proyecciones demoscópicas. Y, de acuerdo a los resultados, se han cumplido esos pronósticos. Queda por delante de Podemos y Junts y a sólo siete centésimas de Sumar en porcentaje de voto.

Por territorios, la agrupación consigue más del 5% de los votos en seis comunidades. Su mejor resultado está en Andalucía, donde logra ser cuarta fuerza con el 6,2% de los votos. También supera el 5% de los sufragios en la Comunitat Valenciana (5,8%), Cantabria (5,7%), Baleares (5,3%), la Comunidad de Madrid (5,1%) y Aragón (5,1%). Por contra, los peores resultados los cosecha en Euskadi (1,7%), Galicia (2,0%), Catalunya (2,8%), Navarra (3,1%) y Asturias (3,3%). 

Pasadas las 23.30 horas, Pérez compareció ante los seguidores convocados en una discoteca de Madrid. Lamentó que España se haya convertido en lo que definió como “la fiesta de los corruptos, de los mercenarios, pedófilos y violadores” o que se necesiten “más papeles” para que “los tomates” de los agricultores españoles “salgan del huerto” que para que “un inmigrante ilegal” entre en España. 

También fantaseó con “meter” en la cárcel al presidente del Gobierno. “Pedro, calienta que sales (...) y más vale que te escondas en un maletero porque te vamos a meter en prisión”, afirmó ante los gritos y aplausos de los congregados. A pesar de que únicamente ha resultado elegido parlamentario europeo, afirmó que empleará “mano dura” y construirá una “megacárcel sin piscinas, ni gimnasios, donde meter, previa reforma legislativa, a todos aquellos políticos que viven de la impunidad, el robo y la traición a todos los españoles”, señaló, citando al expresidente del Gobierno Felipe González o el exministro de Defensa socialista José Bono.

La competencia con Vox

Según el CIS, la plataforma de ‘Alvise’ Pérez estaría apoyada sobre todo por hombres jóvenes y de derechas. Su líder, nacido en Sevilla en 1990, trabajó en 2019 para Ciudadanos como asesor en la Comunitat Valenciana. 'Se Acabó la Fiesta' se ha planteado como una opción para el electorado desencantado con Vox y que busca opciones todavía más radicales.

La competencia entre ambas candidaturas no es extraña. Pérez despliega un discurso muy similar al del partido de Santiago Abascal, con el que mostró hace años simpatía y afinidad ideológica, pero al que en los últimos tiempos ha acusado de ser blando en muchas de sus posturas y de formar parte de la “partitocracia” que su agrupación busca destruir. La llegada de las elecciones disparó las tensiones entre ambos, con el sevillano denunciando que Vox usa cuentas anónimas en la red social X para difamarle. 

El resultado que finalmente han arrojado las urnas da entrada en el Parlamento Europeo, además de a Pérez, a los números dos y tres de la lista: Diego Solier o Nora Junco. Es algo que va más allá del objetivo que su líder se había marcado: ser eurodiputado, sortear su sueldo y quedar aforado ante el Tribunal Supremo para causas penales. Pérez, tal y como ha explicado elDiario.es, está imputado en al menos dos causas penales que tendrían que pasar a manos del Alto Tribunal: una por difundir una falsa PCR atribuida al exministro Salvador Illa y otra por difundir audios de la 'operación Kitchen'.

De hecho, las consignas en sus mítines y sus redes viraron ligeramente en la campaña: de tener más peso asuntos como el racismo, el machismo y la inmigración a predominar el mensaje de que Pérez necesitaba el escaño para pelear contra la corrupción y el sistema político. El pasado viernes, en el cierre de campaña en la plaza de Colón de Madrid, Pérez enarboló un discurso plagado de los bulos y exabruptos que cimentan su éxito: el Estado roba con los impuestos, la sanidad y la educación de España son las peores, las calles ya no son seguras, los inmigrantes ilegales viven mejor que los españoles o Pedro Sánchez debe ir a la cárcel, entre otros.

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