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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

“Albert Rivera es una creación, un producto. Es un actor las 24 horas del día”

Carlos Delgado, concejal de ULEG.

Carmen Moraga

Carlos Delgado Pulido es en la actualidad concejal y portavoz de Unión de Leganés (ULEG) en el Ayuntamiento de ese municipio madrileño. Conoció a Albert Rivera en 2006 y reconoce que le “sedujo” tanto “su discurso” como “su valentía en Cataluña”. A partir de ese momento mantuvo muy buena relación con el líder de Ciudadanos con el que llegó a cerrar en 2014 un “acuerdo de colaboración” para las elecciones europeas como presidente de Tercera Vía-3V, la Confederación Nacional de Agrupaciones y Partidos Políticos Independientes (CAPI).

Rivera rompió el pacto tras los comicios y Delgado afirma que se sintió engañado y decepcionado por todo lo que vio detrás del partido naranja. Fruto de esa decepción, en octubre de 2015, nació el libro Albert Rivera es un lagarto de V en el que no se muerde la lengua y denuncia “manejos, incumplimientos, espionajes y dedazos en las primarias” dentro del partido, así como presuntas irregularidades en su financiación. 

Delgado tiene 38 años y es abogado y periodista, profesiones que ahora no ejerce al estar dedicado exclusivamente a su cargo municipal.

Usted sostiene en su libro que Albert Rivera es un fraude. ¿Sigue manteniéndolo?

Cuando sacamos el libro hace ahora ocho meses, ese fraude era una realidad para muy pocos. La figura de Albert Rivera era muy valorada e impoluta y mediáticamente virgen. Ocho meses después ese fraude ya lo ha visto la inmensa mayoría de los españoles. Un partido que se presentaba como el cambio, la regeneración y el sustitutivo del PP y el PSOE se ha convertido ahora en el meetic, en la agencia matrimonial del PP y del PSOE, cuyo único objetivo es ser un antídoto contra Podemos. Ciudadanos ha dejado de tener programa. Su único programa es el pacto. Ciudadanos es un producto del sistema, no es la marca blanca ni del PP ni del PSOE. Es la marca blanca de los poderosos.

A mí no me da miedo hablar con contundencia. Creo que las formas internas del partido y las formas externas se asemejan mucho a esas organizaciones de fascismo soft, o new age, en las que había ese culto al líder.

¿Está llamando fascista a Albert Rivera?

No, no, no le estoy llamando fascista. Pero sus formas, sus métodos y muchas de sus actuaciones se asemejan o identifican con esas detestables organizaciones políticas.  

¿Qué le parece que ahora se le considera un partido emergente, como a Podemos?

Emergente es un término más mediático que real. Ciudadanos hasta hace unos años era un partido marginal en Cataluña en donde hasta las últimas elecciones han sido la sexta fuerza política. Y Podemos no existía antes del 2014. En este el sentido pues puede considerarse que son emergentes. Pero emergentes en cuanto a que supongan un cambio en la forma de hacer política de este país, creo que no. Sobre todo en el caso de Ciudadanos, que se ha convertido en la vaselina del PP y el PSOE, partidos a los que no se cansaron de llamar corruptos. En cuanto a Podemos ahora está más domesticado. Desde que surgió a ahora ha tenido un proceso de cambio. Al principio hablaba de que había que encarcelar a los banqueros, salirse del euro y de la OTAN. Y ahora escuchamos a Pablo Iglesias hablar de socialdemocracia.

¿Ve algún cambio entre el Rivera de la campaña del 20D y el de la del 26J?

Sí. Creo que ahora es consciente de que a lo máximo que puede aspirar es a ser bisagra. Rivera se presentó al 20D aupado por unas encuesta falsificadas, como contamos en el libro, falsas de toda falsedad y con una operación periodística detrás, creyendo que podía ser el presidente del Gobierno o que dada la animadversión mutua entre PP y el PSOE podía aparecer como un nuevo Suárez, como el caballo blanco que surge como la solución. Hizo una campaña en la que él aparecía como un salvador o un mesías. Pero luego se dio un baño de realidad profunda. Desde el 20D hasta que se reinventó estuvo casi desaparecido y cuando se reinventó llegó presentándose como el chico de los recados del IBEX para llegar a acuerdos con unos y con otros, todo con el objetivo de que Podemos no toque poder.

Las encuestas valoran muy bien su imagen.

Las encuestas yo las pongo en duda. El 20D les daban hasta 70 escaños y sacaron 40; en las autonómicas les daban cerca del 20% de voto y al final se quedaron en un seis y pico, y en las municipales tres pares de los mismo. Ha habido una operación curiosa con Ciudadanos. En diciembre de 2014 no tenía ni un 3% de apoyo en el CIS, y, en enero, una encuesta de El País lo planta con casi un 9%. Y eso fue la percha informativa ideal para justificar su ruta por todos los medios de comunicación. Era raro ver que dos fuerzas con representación parlamentaria como UPyD e IU no aparecieran en los debates y sin embargo Ciudadanos estuviera todo el día en los medios de comunicación solo por unas supuestas encuestas. Para mí está claro que Albert Rivera es una creación, es un producto. Es un actor las 24 horas del día. Las campañas de contacto con la gente nunca le han gustado, en ellas se le ve poco desenvuelto.

En esta campaña del 26J casi todos sus actos los hace en la calle y parece estar a gusto en ese contacto con la gente.

Ahora sí porque le han dicho que debe hacerlo, y mira, le han tirado un huevo en Albacete. Pero yo creo que eso es parte de su actuación, yo le he visto en primera persona y es todo bastante impostado. Stallone era al principio mucho peor actor que es ahora.

¿Cómo le vio en el debate a cuatro?

Mejor que en el anterior del 20D. No podemos tampoco negar sus valores. Es un buen orador, siempre lo he dicho. Es capaz de lanzar mensajes, sobre todo a determinados sectores de la sociedad que considera importantes. Esta vez eligió a los autónomos nada más empezar el debate sabiendo que es un mercado electoral que quizá no puedan explotar otras fuerzas políticas. Se movió menos. La otra vez parecía que estaba pendiente todo el tiempo de ir al baño, en una situación constante de nerviosismo e inseguridad. Pero en éste se ha comprobado que había hecho los deberes. Su objetivo fue meterse con Pablo Iglesias, viniera o no viniera a cuento, e ir a por la cabeza de Rajoy por la corrupción, no contra el PP. Porque sino ¿qué hace sosteniendo al PP de Madrid o al PSOE en Andalucía?. La clave está en suceder a Rajoy y ahí Ciudadanos y el propio Rivera quieren jugar un papel importante.

¿Ve posibilidades de que llegue a ser presidente del Gobierno?

Lo dudo. Ni está capacitado, ni tiene base real, ni militancia. Yo lo noto por lo que pasa en la calle, lo percibo en mi propio municipio. Sus actos son muy mediáticos, todo está muy medido. Las fotos las concentran mucho para que no se vean los espacios blancos que hay. Yo desde luego no le veo como presidente del Gobierno. Pero, bueno tampoco veía al Leganés en primera y estamos en primera.

¿Su estrategia de buscar un hueco entre la izquierda y la derecha y pescar en ambos caladeros puede darle frutos?

Veremos. Creo que él busca un hueco entre esa clase media que ha dejado abandonada el PP con sus subidas de impuestos y a las que Pablo Iglesias no le da demasiada importancia porque él habla más en términos de gente. Y el PSOE está en una deriva que creo que va a sufrir un varapalo importante. Y ahí es donde Rivera ha querido situarse aunque tristemente creo que cada vez hay menos clase media con lo cual va a tener menos mercado a donde pueda acudir.

¿Le sorprendió que cerrara un pacto de Gobierno con Pedro Sánchez?

No. De él no me sorprende nada. No me sorprendería incluso que pactara con Pablo Iglesias, a pesar de todo lo que ha dicho. Hay montones de tuits y declaraciones públicas diciendo que se irían a la oposición y que no apoyaría ni al PP ni al PSOE. Dice una cosa un día y a la semana siguiente, con toda tranquilidad y pachorra, es capaz de decir lo contrario. Lo suyo es un proyecto de ambición personal y de su grupo de no más de 10 o 15 personas, por lo que es capaz de pactar con quien haga falta.

Dentro de ese grupo está el equipo que le asesora y que es el artífice de su ascensión. Usted conoce a alguna de las personas que están ahí con él.

Sí. Y hay que reconocer que es un equipo eficaz para lo que él busca, que es que sus votos sean condicionantes, por eso está todo el día hablando y tiene una sobreexposición mediática. Es un yonki de los medios de comunicación. Considera que si no está en los medios, no existe. Es como una bicicleta a la que si no le estás dando pedales se cae. Creo que cuando ciertos medios de comunicación dejen de darle coba, se caerá. Incluso pienso que ese derrumbamiento va a ser mayor que el que tuvo la UPyD.

En el libro usted denuncia que en Ciudadanos hay purgas, dedazos, espionaje, falsas primarias y hasta financiación opaca. Denuncias que ahora, justo en vísperas de estas nuevas elecciones, están surgiendo desde varios sitios. ¿Hay gente interesada en dañar la imagen de Ciudadanos o son hechos comprobables y reales?

Lo que nosotros denunciamos fue profético y premonitorio en todo lo que ha ido pasando. Avisamos de que las primarias estaban amañadas y no han sido casos aislados. Todas las semanas surgen casos al respecto desde Murcia a Aragón o el propio Madrid. Hemos visto que el proceso ese telemático contratado por ellos mismos hacía que ganara el que ellos quisieran. Y si algo no salía bien, como en Castellón, directamente cargarse a toda la lista. Hemos visto en estas elecciones que el dedazo funciona a todos los niveles. Han cambiado numerosas cabezas de lista. El caso de Galicia ha sido paradigmático.

Y lo de la financiación es evidente. Si antes ya hubo sospechas cuando se presentaron con Libertas y Miguel Durán, ahora en estas elecciones también. Nosotros ya denunciamos que se querían financiar con el dinero de los grupos municipales. Nosotros tenemos contactos con las agrupaciones de Ciudadanos independiente, la UCIN, que estuvieron en negociación para un proceso de integración con Ciudadanos, y la gente de Albert Rivera les dijo textualmente que el cien por cien del dinero que recibieran las agrupaciones municipales de los Ayuntamientos tenía que ir a Barcelona. Es muy grave.

En Ciudadanos aseguran que algunos pagos que se han hecho con esas subvenciones son “errores administrativos”.

Si, claro. Eso es como cuando Felipe González decía que se enteró de los GAL por los periódicos. Es neolenguaje para ocultar la realidad. Son irregularidades que ya veremos si son delictivas como el Tribunal de Cuentas ya alertado al menos en Murcia. Lo raro es que esto casi no salga en los medios.

¿Hay financiación irregular en Ciudadanos?

De momento hay cuatro millones de euros del Banco Popular que es el que le ha permitido la campaña. Yo lo que veo es una sede de seis o siete plantas en pleno centro de Madrid que es bastante impropio de un partido pequeño, modesto y recién llegado. Yo lo que veo son campañas majestuosas con un montón de actos. Y yo lo que vi fue el movimiento Ciudadanos que fue a darse una ruta por toda España para la promoción personal del propio Albert Rivera. Tenemos, ya le digo, el caso de Libertas que se supone que pusieron tres millones de euros aunque no se ponen de acuerdo quienes se quedaron con esos tres millones. Hay bastante pelea entre ellos, y con el señor Ariza de Intereconomía por medio. También tengo claro que tienen una serie de fundaciones que han sido de comportamiento opaco. Todo eso me hace sospechar que no es oro todo lo que reluce.

CAPI (Confederación de Partidos Independientes), que usted preside, mantuvo un acuerdo electoral con Ciudadanos para las europeas de 2014 que terminó mal. Alguien podría pensar que hace todas estas acusaciones porque está resentido o por venganza.

No, para nada. Es un ejercicio de responsabilidad. He escrito un libro en el que yo no gano ni un céntimo, los beneficios están destinadas a causas sociales, no hay ánimo de lucro. Yo me expongo a la crítica de un monstruo que es un partido nacional siendo el mío un partido pequeño.  Pero considero que esta experiencia que uno ha vivido tiene que contarla y trasladarla porque cuando se es engañado por primera vez la culpa es del que engaña, pero hay una segunda vez el culpable es el engañado. Yo quiero evitar a los españoles esa sensación de ser por segunda vez engañados. Ya lo hemos sido nosotros y no queremos que eso ocurra.

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