La portada de mañana
Acceder
Un día 'normal' en la zona cero: “Dormimos con un cuchillo bajo la almohada”
El material arrastrado por la DANA pudo aumentar hasta un 50% su poder destructivo
El 'Que te vote Txapote' no sirve para gestionar catástrofes. Por José Precedo

Albert Rivera presenta su 'no' a Rajoy a la espera de los movimientos de Pedro Sánchez

Albert Rivera acude a la primera cita con Mariano Rajoy tras el 26J con la constatación esta vez de que su partido no es “decisivo” para la gobernabilidad del país, como a él le hubiera gustado. Sin embargo, el líder de Ciudadanos juega con la baza de la necesidad que tiene Rajoy de encontrar apoyos para su investidura y poder presentarse ante el rey con la suma de sus 137 escaños, más los 32 de Ciudadanos y el de Coalición Canaria.  Una suma que le permitiría gobernar con cierta holgura pero que de momento se vislumbra lejana. Porque Rivera no va a ponérselo fácil. Su 'no' de entrada a Rajoy lo mantiene a la espera de ver, por un lado, qué fichas mueve el presidente del Gobierno en funciones y, por otro, con la vista puesta en lo que decida hacer al final Pedro Sánchez.

Horas antes del encuentro, que se celebra a partir de las 10,30 en el Congreso, en Ciudadanos seguían manteniendo que la mejor solución para que se desbloquee la situación y no ir a unas terceras elecciones es que se convoque “una mesa a tres” –entre el PP, el PSOE y Ciudadanos– con la idea de que se forme “un gobierno con respaldo amplio”.  Como lo ven difícil, por no decir imposible, los de Rivera afirman que si el PSOE se niega a propiciar ese pacto, “Ciudadanos se irá a la oposición”. “Desde esa posición y con nuestro votos podremos influir para que haya reformas”, zanjan, taxativos.

Pero en política nunca hay que dar todo por cerrado y menos cuando aún quedan varias semanas para que se fije el primero pleno de investidura, cuya fecha se baraja para últimos de julio o primeros de agosto. Por ello, la estrategia de Rivera es trasladar la responsabilidad de que haya unas terceras elecciones a Pedro Sánchez –con el que Rajoy se reunirá el miércoles por la mañana–  y esperar a ver qué frutos da ese encuentro consciente de la presión que está sufriendo el secretario general del PSOE.

Rivera, por lo tanto, no tiene prisa y ha decidido ir a la ronda que ha iniciado el líder del PP “a escuchar” las propuestas que le haga, “abierto al diálogo”. Aunque él no lleva ningún documento escrito también le trasladará a Rajoy sus prioridades, según fuentes de su formación.

Entre ellas, la necesidad de que el líder conservador afronte una “regeneración democrática”, “una renovación tanto de políticas como de personas”. “Nuevas caras y nuevos equipos”, como resumió en una comparecencia  la víspera de este encuentro el vicesecretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas.

En este paquete Rivera –teóricamente– sigue incluyendo al propio Rajoy así como a varios ministros, empezando por el de Interior, Jorge Fernández Díaz, al que exigen que dé explicaciones en el Congreso sobre sus maniobras políticas para utilizar datos contra los partidos nacionalistas. Una comparecencia que pidió Podemos y que curiosamente Ciudadanos, junto con el PP y el PSOE,  rechazó en la Mesa de la Diputación Permanente alegando que no ese órgano no tenía competencias para autorizarlo.

“A día de hoy, nuestra posición no ha cambiado”, remachó Villegas, consciente de que el líder de su partido se juega mucho más de lo que parece en este encuentro. Entre otras cosas, su imagen entre la militancia y sus votantes.

Sin embargo, en Génova confían en que el encuentro entre Rajoy y Rivera sirva para limar asperezas y que ejerza de mediador con Sánchez para no tener que ir a unas terceras elecciones. De entrada, en el PP han valorado muy positivamente que Rivera matizara, una vez conocidos los resultados del 26J, que él “nunca ha vetado” a Rajoy por lo que esperan que ese 'no' rotundo de ahora pueda variar en función de las circunstancias, como ha ocurrido otras veces.

Pero a lo que más se aferran los populares es a que el propio Rivera ha dejado claro que “nosotros no vamos a ser un obstáculo” para la investidura.