Álvaro de Cózar: “La prensa corre el riesgo de no fiscalizar a Felipe VI, igual que hizo con Juan Carlos, por entender que es el pegamento de un país”
Es la voz (y el trabajo) detrás de los podcast de investigación periodística más prestigiosos del país. Álvaro de Cózar (Cádiz, 1977) debutó con V, Las cloacas del Estado, una serie que siguió los pasos de Villarejo en los bajos fondos de la policía y recibió elogiosas críticas y premios, abordó el Caso Máster, que desencadenó la dimisión de Cifuentes tras las informaciones de elDiario.es, y ahora triunfa con XRey una producción de The Story Lab para Spotify junto a Eva Lamarca y Yago Mendivil, para bucear en la historia, la personalidad y los últimos escándalos de Juan Carlos I, “un personaje desconocido” pese a haber sido jefe del Estado durante casi cuatro décadas. Cózar, periodista que pasó la mayor parte de su vida profesional en El País donde cubrió conflictos internacionales y recibió el premio Ortega y Gasset por un reportaje sobre los desahucios, aborda en 10 capítulos desde la infancia a la abdicación del monarca, sus oscuras amistades y algunos negocios poco decorosos. El periodista subraya la personalidad “de escapista” de un jefe del Estado que trató de huir de su pasado y sus responsabilidades y en cuyo comportamiento desbocado, defiende, tuvo que ver la inaccción de ciertos estamentos, incluidos los medios de comunicación, que decidieron no fiscalizar sus actividades por entender que fue una figura clave para traer la democracia a España y a la que había que proteger. Cózar admite que el periodismo ha llegado tarde a las andanzas de Juan Carlos de Borbón y advierte que con Felipe VI la prensa corre el riesgo de cometer el mismo error si en lugar de dedicarse a publicar informaciones contrastadas que tengan interés público sobre la casa real, se dedica a anteponer otros intereses como la supuesta defensa de la estabilidad del país o de la sociedad.
¿Cuándo surge la idea de emprender una investigación sobre el rey emérito?
Toni Garrido [productor ejecutivo de Story Lab, creador del podcast] y yo empezamos a pensar en temas para hacer otro podcast tras la experiencia de V, Las cloacas del Estado y el Caso Máster. Pensamos en un personaje que nos sirviese para contar este país, que es lo que hacemos siempre: Villarejo nos sirvió para contar la historia subterránea de nuestra democracia y X Rey nos sirve para contar la historia de los últimos cuarenta años de este país. Nos parecía que estaban empezando a salir algunas noticias sobre él, había mucha rumorología, muchas historias no publicadas, era un personaje mucho más desconocido de lo que nosotros creíamos y empezamos a probar preguntando a la gente sobre la muerte de su hermano, sobre otras historias de su vida, y nos dimos cuenta de que la gente no conocía bien la historia. Nos preguntábamos cómo podía ser que la vida de este señor –no sus logros, sus reconocimientos– fuese tan desconocida para el gran público. Si no te has leído libros como el de Paul Preston u otros similares, pues no te sabrás la historia porque tampoco se ha contado tanto. La idea partió de ahí.
¿No queda la sensación de que el periodismo ha llegado muy tarde a la información de verdad sobre la Casa Real?
Sí, yo creo que sí, ¿no? Diría que esa es una de las grandes explicaciones de por qué ha pasado todo esto. No soy yo quien debe juzgar a periodistas de otra época pero, pasado el tiempo, sí es interesante preguntarse por qué el rey Juan Carlos se convirtió en una figura que quedó fuera de la fiscalización que suelen hacer los periodistas y los periódicos sobre cualquier asunto. Es curiosa una de las respuestas que da en el podcast Juan Luis Cebrián [primer director de El País y expresidente del Grupo Prisa] quien reconoce que hubo una especie de cinturón de protección sobre la figura del rey. Y sí parece que hay una generación que se sintió protegida por el rey en un momento dado, durante la Transición, y que lo ha defendido hasta la muerte y lo ha colocado en una estatua donde no se podría fiscalizar nada de lo que él hacía. Esa protección de esa generación que probablemente no tenía ningún interés oculto ni extraño hizo que el rey pensase que podía hacer lo que quería. Hay unas palabras suyas en aquellas grabaciones del CESID donde hablando con un primo suyo él mismo dice que la prensa nunca le ha dado a él. Esa frase es muy reveladora porque muestra que se sentía fuera del alcance de la prensa. Ese ha sido uno de los grandes males. Si el rey hubiera sido como cualquier otro de los poderes del Estado durante todo este tiempo, pues no digo que no hubiera hecho todo esto pero a lo mejor se hubiera cuidado un poco más.
El guión va de un rey que cobra presuntas comisiones de gigantescas obras de ingeniería en Oriente Medio, se lleva personalmente comisiones en maletines a Suiza, tiene máquinas de contar billetes, y acaba poniendo todo ese patrimonio millonario a nombre de una lobbista más joven con la que ha tenido una relación extramatrimonial. Si fuera ficción, se diría que al guionista se le había ido la mano.
Puede ser, la verdad es que así contado todo junto es un poco increíble, podría ser una ficción sobre otro personaje, no sobre un rey.
¿Qué es lo que más te ha llamado la atención de estos meses investigando a la Casa Real?
Lo que más me llamó la atención es lo desconocido que era para la gente e incluso para mí. Es un personaje sobre el que no hemos puesto demasiada atención, se han contado algunos hechos históricos pero no cómo era él y por qué hace las cosas que hace. También me sorprende la personalidad que tiene como de escapista. Esto no es una justificación de las cosas que haya hecho, pero él desde la historia de su infancia y adolescencia... si se cuenta todo lo que le pasó, es un niño que nacé en Roma y que llega a España con diez años y al que su padre entrega a un dictador que es enemigo suyo y con el que ambos juegan una partida de ajedrez en la que al final Juan Carlos tiene que traicionar a su padre para mantener el trono en la casa de los Borbones, que mata a su hermano en un accidente… Esto es Shakespeare total, es una historia brutal, muy trágica. Yo no sé si esa parte de su vida, la sensación de que él ha tenido que sobrevivir y aguantar muchas cosas en la España de esa época durante el franquismo... A mí me da la sensación de que él tiene una necesidad de escapar continuamente, de escapar de sí mismo, de quién es él, del trono, de los que le dicen lo que tiene que hacer. Es un tipo continuamente en escapada, hay escapadas literales, de cogerse la moto e irse, o de marcharse a otro país sin decir nada. Está el tema de estos vuelos [que ahora se han conocido para verse con Corinna y que pagaba su primo y según investiga la Fiscalía Suiza, presunto testaferro, Álvaro de Orleans] que son también parte de la escapada. Siempre está ahí la huida, un “quiero salir de las exigencias de la Corona” y eso le lleva hasta la abdicación. Eso me ha llamado la atención, esa lucha por escapar que lo ha acabado destruyendo. Y eso también es curioso, esa especie de autodestrucción, un personaje que tiene un legado ya hecho, que tiene una historia de éxito y que lo destruye todo por cosas muy humanas.
El podcast acaba con la pregunta de si ha merecido la pena. Entiendo que si termináis así es porque no tenéis la respuesta, pero ¿qué crees que respondería el rey Juan Carlos hoy?
No lo sé, habría que preguntárselo a él. Yo creo que él en un momento dado toma la opción egoísta probablemente porque pensó que no iba a pasar nada. Yo creo que él no midió bien sus decisiones. Pasado el tiempo, probablemente hubiera hecho otra cosa, porque ha perdido todo: ha perdido todo su dinero –bueno, no sabemos cuánto dinero tiene, pero sabemos que 65 millones de euros los ha perdido–, ha perdido su legado, la historia de éxito que tenía detrás y se ha autodestruido. No sé si él cree que ha merecido la pena, me hubiera gustado preguntárselo. La pregunta del podcast es también una forma de preguntarle a los españoles, si ha merecido la pena todo esto y ahí supongo que cada uno tendrá una opinión.
Y puede que haya dos mitades del país que dirán cosas distintas, pero lo cierto es que seis años después de aquella abdicación exprés para tratar de salvar la monarquía e incluso el sistema en un momento en que el 15M había derivado en un potente movimiento político de la mano de Podemos, estamos prácticamente igual: con la monarquía en grave crisis por los escándalos de Juan Carlos que salpican a su hijo y actual rey Felipe VI…
Claro, es que la gente que consiguió con la abdicación salvar la monarquía superó una etapa, pero eso no quiere decir que la monarquía esté salvada, hay gente que sigue poniendo en duda el sistema por todo lo que ha hecho Juan Carlos. Hay otra gente que dice que la monarquía está fuera de duda, que el problema es la persona, pero es muy complicado separar la persona de la institución porque la institución no da soluciones a las debilidades del rey. Y hubo que montar una operación y una serie de señores que deciden que lo mejor es abdicar, aprobar una ley con un solo artículo en una legislación que además no estaba desarrollada, llevarla al Congreso… Es un follón de mil demonios. El problema de la institución es qué pasa cuando el monarca no funciona por lo que sea, porque ha perdido la legitimidad o hay sospechas sobre él porque no es ya algo ejemplar… ¿Cómo se hace eso?, ¿qué sistema hay para el recambio? Pues eso queda a la voluntad de determinadas cosas y yo creo que es al menos para cuestionárselo.
El podcast hace un repaso histórico desde prácticamente la infancia de Juan Carlos y describe a una persona que en un momento dado se descontroló en todos los ámbitos de su vida. ¿Es su relación con Corinna lo que lo cambió todo o simplemente acentuó algunos comportamientos que siempre estuvieron ahí?
Yo creo que acentúa unos comportamientos que siempre estuvieron ahí. Por toda la gente con la que hemos hablado, por la personalidad del rey, yo creo que Corinna llega en un momento determinado y desbarata la vida del rey, pero eso no habría pasado si el rey no tuviera en su carácter y sus maneras cierta debilidad por todas estas historias. No solo por las mujeres, sino por el dinero. Porque el rey podría haberse enamorado de alguien y ya está, pero en la vida del rey en los últimos años el amor -o como se le quiera llamar, las relaciones- y los negocios han estado pegadas siempre. Podría haberse enamorado de alguien y ya está, nadie suele castigar o juzgar a alguien por enamorarse, pero es que aquí ese no es el problema.
Sí, porque en esos 10 capítulos que bucean en las juergas de Mallorca y en otros episodios se deja claro que lo de las compañías sospechosas del rey Juan Carlos viene de muy atrás.
Claro, es que volvemos a lo mismo, él sintió que no pasaba nada por tener esos amigos y ha tenido muchos que han acabado mal. Es normal que ante un rey o ante personas muy poderosas revolotee gente con intereses económicos, de poder, lo que sea… pero claro, si uno se deja y no es capaz de ver que hay gente que está cerca para sus propios fines, pues probablemente es que tienes muy poco olfato. Pero es que en el caso del rey, yo creo que se ve que le gustaba reunirse con empresarios y demás... Siempre se ha dicho que el rey no tenía corte y puede ser verdad que no tuviese corte de aristócratas porque su corte ha sido otra cosa: un montón de empresarios que muchos de ellos han acabado mal, algunos en la cárcel. Son esos años 90 en los que pasaron cosas muy raras que no se contaron bien o que se contaron en medio de guerras mediáticas que hicieron oscurecer toda la historia. Al final yo no sé si no se investigó, si no hubo interés por aclarar muchas de las cosas que pasaron en esos años, pero lo cierto es que el rey estuvo en medio de todo y es verdad que intentaron chantajearlo, a él y al Estado, quienes acabaron en la cárcel, pero también es cierto que hay serias sospechas de que él y amigos suyos y personajes como Manuel Prado y Colón de Carvajal [administrador privado del rey y con condenas de cárcel por varios delitos de apropiación indebida en operaciones vinculadas a la corrupción] estaban metidos en negocios muy oscuros.
El podcast es muy valioso por la investigación y por los testimonios que recoge. Impacta escuchar al exdirector de Comunicación de la Casa Real contar con su propia voz que la del rey es una “familia desestructurada”. Lo dice así con estas palabras quien no hace tanto estaba al frente de esos posados de Marivent.
Le ha sorprendido a mucha gente y probablemente sean muy sorprendentes esos testimonios, pero a quienes estuvieron allí, pasado el tiempo, yo creo que debemos agradecerles que hablen con franqueza. A menudo solemos quejarnos de que aquí nadie habla... pues aquí cuentan con bastante franqueza cómo fue su experiencia en aquellos años. Ha pasado el tiempo, que es lo que sirve aquí un poco para entender por qué hablan así de alguien y es que ahora ya no es el rey. A mí también me sorprendió en algún momento tener ese relato tan desnudo, que por otro lado sería lo esperable: que se cuenten las cosas como pasaron. A alguna gente le ha sorprendido y escandalizado. Yo agradezco que hablen así.
La investigación bucea en la abdicación e incluye la última entrevista concedida por Alfredo Pérez Rubalcaba, que retrasó su dimisión como líder del PSOE para dejarlo todo atado y que no se abrieran debates sobre la república en el partido. ¿Cuánto pesó en la decisión del rey de renunciar la sucesión de escándalos? El podcast da a entender que estaba decidido antes del episodio de Botsuana.
Yo creo que el episodio de Botsuana [la lesión que obligó a hospitalizar a Juan Carlos de Borbón tras una cacería de elefantes que se conoció en medio de la crisis económica y con el país inmerso en graves recortes sociales] lo precipita todo. En 2010, después de que se le diagnostique un nódulo en un pulmón que resulta benigno y tras salir de la intervención, él toma la decisión, como titulamos ese capítulo, de que “ancha es Castilla”, de que ya puede hacer lo que quiera e irse con Corinna. Yo creo que en ese momento él se da cuenta de que tiene que dejar la corona después de 2012, tras el episodio de Botsuana es cuando empieza a hablar de abdicación. Lo que se contó de la abdicación es que había sido una decisión firme del rey desde el principio y no es del todo así, sí hubo necesidad de que un montón de gente lo convenciese de que era lo mejor. En otoño de 2012 es la primera vez que él habla de ello con Spottorno [Rafael, en aquel momento jefe de la Casa Real] y tiene muchas idas y venidas. Cuando se lo comunican a Alfredo Pérez Rubalcaba [en aquel momento líder del PSOE], él ya había hablado con el rey de esto, no del procedimiento pero sí de la posibilidad. En la entrevista [la última que concedió el dirigente socialista una semana antes de morir], él deja caer más o menos eso. Y cuando se lo comunican, Rubalcaba pospone su dimisión, que tenía decidida tras su derrota en las elecciones europeas de aquel año, para que no se abriera en el PSOE el debate sobre monarquía y república porque él sabía que en su partido había gente en eso. Ese servicio que hace Rubalcaba a la monarquía es algo que deberá agradecerle la monarquía en algún momento.
¿Uno saca la conclusión al escuchar el podcast de que Álvaro de Orleans además de ser el primo del rey es su testaferro?
Él nos insistió mucho en que no era su testaferro. Él explica que pagaba los vuelos del rey porque es tradición en su familia ayudar a otras familias reales y nosotros le preguntamos si entendía que la gente no fuese a ver esa explicación como normal porque la gente no suele ayudarse con esas cantidades de dinero ni durante tanto tiempo. Él explicaba que así es él y que esa es la historia de su familia. Bueno, es su explicación. El problema que tienen todos estos delitos que se investigan [el presunto blanqueo de dinero que se está investigando en Suiza sobre las cuentas del rey] es probar que hay un testaferro. Si el testaferro dice que el dinero es suyo, estos delitos son muy difíciles de probar. Eso fue lo que pasó también con Manuel Prado y Colón de Carvajal, que siempre negó que hubiera sido testaferro del rey. Por tanto, no se puede saber.
La investigación de la fiscalía suiza sostiene que una fundación de Álvaro de Orleans recibe fondos de una comisión de la venta del Banco Zaragozano al Barclays con los Albertos [Cortina y Alcocer, amigos ambos del rey] de por medio…
Nosotros para contrastar esa versión que nos da Álvaro de Orleans incluimos algunos hechos. Y una de esas historias es el documento que publicó el Telegraph y donde aparece esa fundación de Álvaro de Orleans cobrando una comisión cuya cantidad no se concreta. Nosotros le preguntamos qué tiene que ver él con esta historia donde están los Albertos y amigos del rey, y él responde que sus abogados cometieron un error al poner eso. Lo que sí está claro, y eso lo cuenta en el podcast el periodista del Telegraph, es que, cuando él le pregunta, Álvaro de Orleans dice que no se acuerda. Luego aparece en el diario El País una entrevista en la que desmiente que eso sea así. Habrá que ver hasta dónde llega la Justicia. Él estaba muy interesado en explicarnos por qué prestó esa ayuda a la Casa Real española y al rey Juan Carlos. Incluso proporciona una carta del rey Juan Carlos del año 2018, después de que se conociesen los audios de Corinna con Villarejo [en los que cuenta parte de los manejos del rey con el dinero], y en la que responde a Álvaro de Orleans, quien le había dicho que ya llevaba muchos años ayudándole con el dinero, con los vuelos... El rey le agradece todo eso en la carta, que por mucho que sea de su puño y letra, está hecha en 2018 después de esas revelaciones, y no es una prueba de nada.
El personaje de Álvaro de Orleans es fascinante. Llega a decir que él ha creado una fundación para ayudar a familias reales europeas en dificultades. También resulta raro ver a una persona tan cercana al rey leyendo al micrófono una carta manuscrita de Juan Carlos.
Sí, nosotros le pedimos su versión, él amablemente nos la ha dado y yo en la mentalidad de un aristócrata que pertenece a una familia real con su pasado y su contexto, no me voy a meter. Sí le preguntamos si él entendía que esta versión la gente normal igual no la compra y él dijo que qué se le iba a hacer, pero que era la verdad. Mientras el fiscal no saque conclusiones, no se podrá saber. Lo cierto es que aunque esa fundación está bajo sospecha, Álvaro de Orleans insiste –y es verdad– en que de momento él no está imputado.
El centro de todo, la operación que está bajo sospecha: la banca suiza pide cerrar las cuentas de Juan Carlos y su dinero, casi 65 millones de euros procedentes de una supuesta donación de una dictadura saudí, acaba a través de fundaciones y paraísos fiscales en las cuentas de Corinna. ¿Esto fue una donación por amor o era una forma de mantener ese dinero a salvo?
Sí, ese es el asunto central. Normalmente se ven como dos cosas contrapuestas y yo no lo veo así. Para mí es posible que ambas cosas sean ciertas. La hipótesis que contamos en el podcast es que él está obsesionado con Corinna y que él decide darle el dinero. Si eso es cierto, también está haciendo una ocultación del dinero. En ese momento es todavía una persona con la que tiene una relación. Es una manera de ocultarlo. ¿Por amor? Puede ser, pero lo está ocultando igualmente. El problema es lo que viene después, el problema es la separación. Cuando se rompe la relación, no hay vuelta del dinero y por tanto queda oculto y ya no está a nombre del rey. Por eso, si esa hipótesis es cierta, no puede tampoco reclamarlo. Y eso es lo que explica la desesperación del rey y todas las historias que denuncia Corinna luego.
Como, por ejemplo, que le estaban persiguiendo los servicios secretos españoles.
Todo eso –y hay que ponerlo en cuarentena porque son versiones que se han dado– se enmarca ahí. En 2015, cuando ya no hay relación entre el rey y Corinna y surgen esos audios grabados por Villarejo de la charla entre ella y Juan Villalonga [expresidente de Telefónica], ese dinero está en manos de Corinna. Y según cuenta Villalonga a Corinna, el rey está desesperado porque no puede acceder a los terrenos en Marruecos y demás porque eso lo tiene todo ella. Es un poco blanco y en botella, ¿no?
En el podcast se recuerda que las donaciones, si es que lo fueron, a Corinna no fueron las únicas que el Rey hizo llegar a mujeres con las que se relacionaba. También salió dinero de sus cuentas y fundaciones hacia Marta Gayá.
El podcast parte de la información que tenemos, de algunos hechos ya contrastados, de los testimonios que aportamos y de algunas conversaciones off the record. Con todo eso dibujamos lo que pudo ocurrir en esas fechas. Algunas cosas solo están en la cabeza del rey, pero lo que parece que está haciendo a partir de 2012 es preparar su futuro y su jubilación. Él está decidido a estar con Corinna, no a dejar la corona, que eso yo creo que va variando con el tiempo, pero él está determinado a tener una vida con esa mujer. Y en ese contexto, está ordenándolo todo, sabe que está mayor, que él va a irse con Corinna y que a esta otra [Marta Gayá, una decoradora de Baleares con la que se le relacionó durante los años 90] le va a entregar este dinero para ayudarla. Los movimientos de cuentas que hace pueden ser porque la banca Mirabaud le dice [tras el episodio de Botsuana] que no puede tener ese dinero así, pero él hace otros movimientos y algunos parecen ser de alguien que está ordenando las cosas porque él cree que algunas están cerradas ya.
En el podcast se cuenta que la decisión de Juan Carlos de irse con Corinna está tomada por aquellos años –2011, 2012–, pero que él no había decidido abdicar. Y que hay un círculo cercano al rey que le hace ver que debe elegir entre Corinna y corona y que él se decide por su amante.
Lo que sé por conversaciones que hemos tenido es que es así, que varias personas le hacen ver que no es posible que la monarquía española pueda resistir eso. Se lo dicen claramente y a partir de ahí parece que es cuando toma la decisión.
Tras todos esos años en que la prensa, por las razones que sean, decidió mirar hacia otro lado y nos íbamos enterando de los escándalos por la prensa extranjera, ahora se ha abierto una etapa en la que parece que se ha caído el velo y hay barra libre, al menos sobre la figura de Juan Carlos.
Sí, la historia de la prensa con la monarquía es para estudiarla. Ha habido unos años, durante la Transición y después, donde estaba esa mentalidad de la que hemos hablado, según la cual como el rey nos ha traído la democracia, había que dejarlo fuera de la labor de fiscalización de la prensa. Ni siquiera creo que fuese una imposición de la Casa Real, creo que estaban todos más o menos de acuerdo en eso. Después, en los 90, empiezan a abordarse temas en la prensa de los que no se hablaba antes, se publica lo de Marta Gayá en el 92, y se produce una crisis política a raíz de unas declaraciones de Felipe González en los pasillos del Congreso, donde dice de pasada que el Rey no está y se monta un gran lío que acaba con una portada de una revista que titula 'La dama del rumor' y saca la foto de Marta Gayá. Pero tras eso las cosas siguieron más o menos igual. Con el episodio de Botsuana se rompe el tabú, pero es que ahí el mundo ya es otro, el de las redes sociales y los periódicos digitales. Eso casa mucho con el discurso del rey en la abdicación de que ha pasado su tiempo, y en parte es cierto que había pasado su tiempo, aunque esas no sean las razones de su abdicación. Pero el contexto es cierto: ese rey que mata elefantes es intolerable para una sociedad que hace preguntas y se plantea qué hacía el rey allí y quiénes son todos estos que lo acompañan. Y de romperse ese tabú, se ha pasado ahora al disparo al muñeco. Ahora ya no hay matices. Pero creo que esto es momentáneo y con el tiempo se verá todo con distancia, y quedarán las luces y las sombras de este señor.
Como experto en Villarejo y también en los entresijos de la casa Real, ¿dirías que vamos a escuchar más grabaciones?
Yo hice un podcast, pero eso de que soy experto en Villarejo es mucho decir. No creo que haya muchos expertos en Villarejo. Ni siquiera en los servicios secretos creo que haya nadie que pueda llamarse así. Que surjan ahora otras grabaciones de Corinna nos hace pensar que pueden salir más y que Villarejo está en la cárcel agotando todas las herramientas a su alcance para chantajear al Estado para conseguir una salida de la carcel y demás… Me da la sensación de que podemos esperar más cosas de ahí, pero, por otro lado, también pienso que ya ha soltado mucho fango y no ha pasado nada, sigue en la cárcel. No sé si no se ha dado cuenta de que no va a pasar nada, de que va a haber una investigación, se llegará a un juicio y ya veremos. Confío en que ninguno de los chantajes de Villarejo llegue a buen puerto.
Felipe VI se ha vendido también como una figura ejemplar y de momento ya sabemos que ocultó durante un año que conocía la polémica donación de los casi 65 millones de euros a su padre y que está en duda su propia luna de miel que supuestamente ayudó a pagar con más de 200.000 euros un empresario catalán. ¿Tiene la institución asegurada su continuidad? ¿Con todo esto sobre la mesa se puede trazar esa línea de separación entre el padre y el hijo?
No sabría decir muy bien. El rey actual tiene un carácter distinto al de su padre, por lo que sabemos... porque tampoco sabemos gran cosa de Felipe VI. Se nos cuenta que se parece más a la madre que al padre. Es cierto que ha tenido una vida menos azarosa que la de su padre. ¿Pero podemos decir que es ejemplar? Pues no lo sé. Y siendo importante la ejemplaridad, no es la única razón que determinará si la monarquía es sólida o no. Al final la pregunta que se hará la sociedad es si la monarquía es útil. Y la ejemplaridad es importante, pero no es lo único. Habrá que ver la utilidad. Al final, la pregunta es: ¿es la monarquía el pegamento de este país o no? Durante mucho tiempo lo fue, pero ese pegamento se ha ido despegando para mucha gente y muchas autonomías. Habrá que ver hasta dónde llega Felipe VI. ¿Habrá monarquía dentro de 30 años? Es un tema casi filosófico. ¿Habrá naciones?
Decías ahora que Felipe VI es un personaje casi desconocido. ¿Hasta qué punto el periodismo no corre el riesgo de volver a hacer con Felipe VI lo mismo que con el rey Juan Carlos, aunque efectivamente el contexto no sea el mismo?
El riesgo está ahí porque pasaría lo mismo. Si la prensa hace esta reflexión de que 'Juan Carlos, mal y a este le podemos sacar todo, pero a Felipe no porque sirve de pegamento a este país', pues dejarán de fiscalizar a la familia real española. No digo que ahora haya temas similares a los del rey Juan Carlos, pero el oficio del periodismo es buscar la información, contrastarla y publicarla si se considera que es de interés. Y ya está.
Esa especie de paternalismo de determinadas figuras y estamentos, entre ellos el periodismo, de decirle a la gente lo que tiene que pensar, es un problema. Si la prensa no hace eso, pues hará un servicio a la gente, que publiquen los hechos y los ciudadanos ya juzgarán. Pero cuando la prensa se pone a decidir lo que es bueno para el país, no cumple con su labor.
El podcast se cierra con una canción, La vida sigue igual, ¿cuál es el mensaje?
Es una canción con muchos mensajes. Si uno lee la letra, parece la vida del rey, cuenta que quedan las obras, que otros vendrán después, habla de los errores... Es prácticamente la vida de cualquier persona, pero como la que te acabamos de contar es la del rey Juan Carlos, pues sirve como cierre y apela también a esa máxima lampedusiana: ¿va a haber reformas para que todo siga igual u otras más profundas? Ese es un guiño y una pregunta que queda ahí.
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