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Arrimadas en su desierto autonómico

La presidenta de Cs, Inés Arrimadas, y el líder de Cs en la Comunitat Valenciana, Toni Cantó, en un acto de campaña el jueves 11 de febrero de 2021 en Barcelona

Carmen Moraga

10 de octubre de 2021 20:48 h

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Inés Arrimadas tiene ante sí una tarea hercúlea: levantar el partido en plena opa hostil del PP, una operación que continúa -el último episodio ha sido en el País Vasco-, si no quiere que el nuevo ciclo electoral entierre definitivamente a Ciudadanos. Y el calendario le es muy poco propicio. Salvo sorpresa mayúscula -el Gobierno de Sánchez ha aprobado sus segundos presupuestos y el presidente insiste en que agotará la legislatura- no habrá elecciones generales hasta finales de 2023 y la primera cita será los comicios andaluces, en otoño de 2022, si no hay adelanto electoral, posibilidad que tampoco se descarta en Castilla y León. Meses después, en la siguiente primavera, llegarán unas elecciones autonómicas y municipales que pintan muy negras para Ciudadanos según todas las encuestas.

El fantasma de lo que ocurrió el pasado 4 de mayo en la Asamblea de Madrid, en donde tenían 26 diputados y se quedaron sin representación, y el batacazo anterior en Catalunya, en donde de 36 escaños pasaron a seis, persigue al partido desde que Arrimadas inició su mandato.

De momento, el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, es el único de los barones de Ciudadanos que tiene la candidatura asegurada. El dirigente andaluz, que gobierna en coalición con el PP, no quiere que se convoquen allí primarias para no abrir el cisma interno en el partido al que las encuestas dan unas perspectivas electorales bastante desalentadoras, bajando de los 21 escaños actuales a menos de una decena, en el mejor de los casos. Algunos de los consejeros del Gobierno, como el de Educación, Javier Imbroda, se inclinan por que no haya primarias. Pero si estas se celebran, dado que los estatutos mandan, la única candidata alternativa a Marín podría ser la de la Consejera de Igualdad, Rocío Ruiz, que tiene detrás a muchos críticos. Arrimadas ha decidido reforzar a Marín metiéndolo en el núcleo duro en su Ejecutiva.

La posibilidad de que el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno Bonilla, del PP, adelante los comicios no la descarta nadie del todo. Puertas afuera los dirigentes populares niegan una convocatoria a corto plazo pero deslizan a su vez que si se celebran en verano -las anteriores tuvieron lugar en diciembre de 2018- no podrían considerarse más que un “adelanto técnico”. El líder andaluz de Ciudadanos se había inclinado por cerrar una “confluencia electoral” con el PP pero la negativa de Arrimadas a esa fusión le ha obligado a rectificar y ahora defiende mantener las siglas del partido con la esperanza de poder repetir un Gobierno de coalición y evitar que Vox se convierta en el nuevo socio del PP, como ha ocurrido en Murcia.

En el resto de terrritorios, Arrimadas tiene que ponerse manos a la obra y decidir qué dirigentes impulsa desde la dirección para -previo paso por las primarias- ser los cabezas de cartel electoral autonómicos, sobre todo en aquellas comunidades en las que antes contaban con líderes de cierto peso político y ya no porque se han ido del partido. El temor a que haya más fugas hacia el PP sigue atenazando a la nueva dirección.

Hace ahora justo un año, la líder de Ciudadanos acometió la renovación de la estructura autonómica que había heredado de Albert Rivera con la idea de arrancar la nueva etapa con dirigentes de su confianza e ir preparando esas próximas citas con las urnas. La Convencíon Política que celebraron el pasado mes de julio trató de dar un impulso al proyecto y presentar a Ciudadanos como “la única formación inequívocamente liberal”. A partir de entonces, en todas las comparecencias la marca habitual ha sido sustituida por la de “Liberales”.

Y tras Andalucía, la comunidad clave a recomponer es Madrid, donde habrá de nuevo elecciones en 2023. Allí el partido vive sus peores momentos tras la dimisión y el abandono de la política de Ignacio Aguado, el anterior dirigente regional y candidato a la CAM, y el fracaso de Edmundo Bal en los recientes comicios que los situó fuera de la Asamblea regional. Para intentar levantar el vuelo, Arrimadas ha otorgado todo el poder a la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, que ha empezado a mover fichas para situar a personas de su confianza en cargos orgánicos e institucionales. Las posibilidades de que Ciudadanos mantenga en la capital los mismos resultados municipales que en 2019 son muy remotas y la dirección del partido lo sabe. Villacis, que es el principal referente de Ciudadanos ahora en la ciudad de Madrid, no ha desvelado si repetirá como candidata al Ayuntamiento o aceptará el reto de encabezar la candidatura autonómica si se lo pide Arrimadas.

Tambores de ruptura y adelanto electoral también en Castilla y León

En vísperas de las elecciones autonómicas de 2019 Albert Rivera decidió acometer una importante renovación de los cabezas de cartel y anunció diversos fichajes convencido de que el partido continuaría creciendo y expandiendo su fuerza por todo el territorio nacional. Y no le fue mal a pesar de algunos episodios y escándalos en las primarias. Uno de ellos fue el caso de Silvia Clemente, expresidenta de Las Cortes de Castilla y León, que se enfrentó en primarias al por entonces diputado nacional Francisco Igea para concurrir a las elecciones autonómicas. La historia del pucherazo que dio al final el triunfo al médico ya es conocida. Ciudadanos logró 12 escaños y pactó con el PP. Desde entonces ambos partidos gobiernan allí en coalición con Alfonso Fernández Mañueco como presidente e Igea como vicepresidente. Pese a todo, Arrimadas decidió desplazar a Igea y a Luis Fuentes -presidente de Las Cortes- y designó como coordinadora autonómica a la leonesa Gemma Villarroel, la portavoz de Ciudadanos tanto en el Ayuntamiento de León como en la Diputación Provincial. La coalición de gobierno entre ambos partidos pasa ahora por momentos difíciles y los tambores de adelanto electoral suenan cada vez más fuertes.

Hace pocos meses Igea estuvo amagando con la idea de dejar la política una vez que acabara su mandato. E incluso dio a entender que podría romper el Gobierno de Castilla y León hace unas semanas. Pero últimamente parece decidido a seguir sin descartar la posibilidad de presentarse como candidato de una agrupación de independientes, dado que sabe que Arrimadas no va a pedirle que repita y posiblemente sea Villarroel la que opte a la candidatura autonómica.

En la Comunidad Valenciana, donde cuentan con 18 diputados, la espantada de Toni Cantó hacia el PP ha dejado el partido patas arriba. Su cargo de coordinador lo ocupa ahora la diputada en el Congreso y portavoz de Economía, María Muñoz, a la que Arrimadas incorporó también a su dirección ampliada. Muñoz, por tanto, podría asumir el cartel electoral dado que todo apunta a que el portavoz del grupo municipal y responsable de ese área a nivel nacional, Fernando Giner, repetirá en la candidatura al Ayuntamiento valenciano.

Peor panorama tiene Ciudadanos en Murcia en donde hasta hace poco gobernaban con el PP tras obtener en la Región seis escaños con Isabel Franco como candidata, que se convirtió en vicepresidenta de ese Ejecutivo presidido por el dirigente popular Fernando López Miras. Franco fue defenestrada luego como coordinadora autonómica por Arrimadas y sustituida por Ana María Martínez Vidal, al estar inmersa en el proceso judicial abierto por las presuntas irregularidades cometidas en las primarias de su región que le dieron como ganadora en un controvertido proceso interno frente a su rival, Leonardo Pérez. Esta decisión propició que traicionara al partido y frustrara, con otros diputados tránsfugas, la moción de censura que presentó el PSOE y Ciudadanos contra el Gobierno de coalición. El ofrecimiento de cargos en el Gobierno por parte del PP a dirigentes de Ciudadanos que habían firmado la moción lo desbarató todo. El resultado de ese movimiento fue que la formación de Arrimadas no solo salió del Ejecutivo de López Miras dando entrada en él a Vox, sino que provocó el adelanto electoral en la Comunidad de Madrid y abrió una grave crisis interna del partido en la región que acabó con la dimisión de la cúpula liderada por Martínez Vidal. Desde entonces María José Ros Olivo, que ocupaba la secretaria de Organización de Ciudadanos en Murcia, es la nueva coordinadora autonómica con posibilidades de ser la candidata en 2023.

Fuga y regreso de Félix Álvarez, Felisuco, en Cantabria

En Cantabría, si no hay sorpresas, Arrimadas va a poder contar de nuevo con Félix Álvarez, Felisuco , cuya candidatura en esa Comunidad logró en 2019 tres diputados. El dirigente regional, que fue otro fichaje de Albert Rivera, presentó su dimisión a finales de 2019 al perder la confianza de la dirección del partido por no reconocer en un comité autonómico que hizo un contrato laboral al exdiputado Rubén Gómez. Pero se mantuvo como diputado autonómico y Arrimadas lo ha incorporado recientemente también a su Ejecutiva ampliada. No obstante, algunos de sus compañeros no están tan convencidos de que el cómico continúe en Ciudadanos y le ven dando un salto al PP. Él lo desmiente.

En Castilla La Mancha, tras el cese de Orlena de Miguel, que se suponía que iba a ser la candidata autonómica en 2019, el partido presentó a las elecciones a Carmen Picazo, que también fue designada coordinadora autonómica, lo que le otorga muchas papeletas para volver a ser la candidata en esa comunidad en donde sacaron cuatro diputados.

Otro de los referentes del partido que ya no está es Xavier Pericay, uno de los intelectuales fundadores de Ciudadanos en 2006. Pericay se marchó de Ciudadanos muy dolido con Rivera y tampoco ha querido implicarse en la nueva etapa de Arrimadas. El escritor dirigió el partido en las islas durante años y fue el candidato autonómico hasta que en 2019 perdió las primarias frente a Marc Pérez-Ribas cuya candidatura logró cinco asientos en la Parlamento insular. Pero la formación vive allí momentos convulsos. La actual coordinadora regional, Patricia Guasp, designada por Arrimadas, ha tenido que afrontar una rebelión contra ella por parte de varios compañeros diputados que presentaron un escrito a la Mesa del Parlamento para desalojarla de la portavocía del grupo parlamentario para colocar en el cargo a Pérez-Ribas. Uno de los instigadores de dicha rebelión, Maxo Benalal, ha sido expulsado del grupo y cesado como secretario segundo de la Mesa del Parlament balear tras adquirir formalmente la condición de diputado no adscrito. Además, el fallecimiento de Joan Mesquida, quien fuera director de la Policía y la Guardia Civil durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, fichado por Rivera pero incluido en la nueva dirección, ha supuesto un gran disgusto para Arrimadas.

En Canarias la situación también es delicada. En las anteriores autonómicas consiguieron dos escaños con la periodista Vidina Espino como cabeza de cartel, pero Espino dejó el partido sin renunciar al escaño, por lo que la formación ha pedido a la Cámara que sea declarada tránsfuga y forme parte del grupo de no adscritos. Además, la marcha de la exdiputada nacional y exportavoz nacional, Melisa Rodríguez, que renunció a todos sus cargos después de sentirse ninguneada por la nueva cúpula, ha dejado allí al partido sin referentes. El coordinador autonómico de Ciudadanos en Canarias es ahora Enrique Arriaga, que es también vicepresidente del Cabildo de Tenerife en un pacto de gobierno con el PSOE. Y aunque él repite allí que el partido “está más vivo que nunca” las perspectivas electorales no son nada halagüeñas.

El aragonés Daniel Pérez, uno de los dirigentes ahora con mayor peso

En Aragón Ciudadanos cuenta con Daniel Pérez, portavoz del grupo parlamentario en las Cortes aragonesas y coordinador autonómico. Pérez consiguió 12 escaños en 2019 y casi con todas seguridad repetirá como canditato. No en vano Arrimadas lo ha encumbrado dentro de su equipo y desde hace unos meses es vicesecretario de Comunicación un cargo que le da cierta visibilidad pública.

En otras comunidades, como Extremadura, Ciudadanos también consiguió representación -7 diputados- aunque de cara a la próxima cita no se sabe quién encabezara la lista electoral dado que el que fue candidato, Cayetano Polo, ha abandonado la formacion y su escaño por discrepancias con la nueva dirección. El nuevo coordinador allí es David Salazar.

Tampoco en Asturias tiene Arrimadas candidato tras la marcha del independiente Juan Vázquez, exrector de la Universidad de Oviedo, que renunció al escaño poco después de tomar posesión en el parlamento regional ante sus discrepancias con la política de pactos de la formación a nivel nacional. El coordinador actual es Nacho Cuesta. En La Rioja, en cambio, el anterior cabeza de cartel, Pablo Baena, que logró 4 escaños, se ha alineado con Arrimadas que lo ha metido en la dirección nacional, por lo que todo apunta a que volverá a ser el candidato autonómico.

En Galicia -cuyas elecciones se celebraron en junio de 2020 junto a las del País Vasco- las perspectivas no son nada buenas. Nunca han tenido representación en el parlamento regional y el partido salta de crisis en crisis. La candidata autonómica y dirigente regional, Beatriz Pino, no logró ni un solo escaño en los últimos comicios y sacó el peor resultado de la historia allí del partido. En Galicia el máximo referente era la escritora Marta Rivera de la Cruz, hasta que dejó su escaño por A Coruña para ser Consejera de Cultura en la Comunidad de Madrid. Ahora ha vuelto a ocupar ese cargo junto a Ayuso después de anunciar que dejaba Ciudadanos.

En el feudo de Núñez Feijóo no hubo forma de que el líder del PP y presidente de la Xunta se aviniera a cerrar un pacto con los de Arrimadas similar al que lograron en Euskadi, una lista conjunta pero cada uno con sus siglas. En esta última autonomía la operación les benefició porque de no tener representación pasaron a conseguir dos diputados, en detrimento del propio PP que apostó por Carlos Iturgaiz, un duro del partido al que muchos le daban ya por amortizado, marginando al exdiputado y exministro, Alfonso Alonso. Pero para disgusto de Arrimadas, allí se ha producido la última fuga. Luis Gordillo, el exlíder de la formación en Euskadi y parlamentario vasco acaba de fichar por el PP después de varias semanas gestándose la operación. Las posibilidades de que repitan la fórmula ahora que los de Casado están dispuestos a intensificar sus presiones para fagocitarles son prácticamente nulas. El propio Iturgaiz ha dado por “muerta” la coalición que hasta hace unos días presentaba como ejemplo de “trabajo conjunto”.

Corrección:

En la primera versión de esta información se indicaba por error que Vidina Espino había abandonado su escaño en el Parlamento de Canarias. Sin embargo, Espino abandonó Ciudadanos sin renunciar a su acta de diputada.

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