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Asturias comienza una campaña que dejará el parlamento más fragmentado de su historia

Las elecciones a la Junta General del Principado de Asturias dejarán el parlamento más fragmentado hasta la fecha en la región. Todo apunta a que siete partidos se repartirán los 45 escaños en juego: PSOE, Podemos e Izquierda Unida a la izquierda y PP, Ciudadanos, Foro y Vox a la derecha. Pero el equilibrio de fuerzas en Asturias va más allá del bloque izquierda-derecha. El actual presidente socialista, Javier Fernández, lo fue gracias al apoyo de IU y la abstención de Podemos y Ciudadanos durante su investidura en 2015; aprobó los presupuesto de 2017 con Ciudadanos y el Partido Popular; y firmó el primer gran acuerdo presupuestario junto a Podemos e Izquierda Unida hace apenas unos meses, a finales de diciembre, para sacar adelante las cuentas de 2018, que se están ejecutando este ejercicio.

El PSOE se enfrenta al reto de repetir como el partido más votado y poder revalidar la presidencia de la Junta. El encargado es Adrián Barbón, que sustituyó a Fernández al frente de la secretaría general de la federación asturiana en septiembre de 2017, después de 17 años. Fernández, que dirigió la gestora que tomó las riendas del PSOE después de que parte de la dirección y los barones del partido forzaran la dimisión de Pedro Sánchez, apoyó a Susana Díaz y convocó primarias para elegir a su sucesor tras la vuelta del líder socialista.

Según el CIS, el PSOE está cerca de conseguir su objetivo: ganarían las elecciones del 26M, mejorarían su representación parlamentaria y podrían sumar con la izquierda. Conseguirían entre 15 y 18 escaños de los 45 de las Cortes asturianas, cuando en la actualidad ocupan 14 asientos. En el peor de los escenarios dibujados por el CIS aglutinarían 26 escaños, con 7 diputados de Podemos y 4 de IU, como mínimo.

Adrián Barbón, que apoyó a Sánchez y tiene muy buena sintonía con la ejecutiva nacional, ha hecho suyo el discurso del miedo a una alianza de derechas. “Hay una amenaza cierta de involución que representa la suma de las cuatro derechas, PP, Ciudadanos, Foro y la extrema derecha de Vox”, advirtió en un acto este domingo. Precisamente, la presidenta y candidata de Foro Asturias Carmen Moriyón aparece en primera línea junto a Pablo Casado en la foto de Colón.

Foro, ante unas elecciones cruciales

El salto de Moriyón de la política local -es alcaldesa de Gijón- a la autonómica es un intento del partido por no caer en la irrelevancia. Tras las elecciones de 2015, su presencia en la Junta pasó de 12 a tres diputados y Gijón es la única gran ciudad en la que Foro gobierna, a pesar de que la suma de la izquierda podría haberlo evitado. Moriyón, que aterrizó en la política en 2011 (era una oncóloga de reconocido prestigio), es la cara más conocida del partido y se presenta como una candidata con experiencia en gestión.

Si Foro no repite al frente de un consistorio importante o no es clave para articular un gobierno autonómico, cuatro años pueden hacerse muy largos para una formación que ha ido en caída libre desde su nacimiento en 2011. Aquel año, quien fuera secretario general de PP y vicepresidente del Gobierno de Aznar, Francisco Álvarez Cascos, se hizo con 16 escaños y la presidencia del Principado con su nuevo partido (el PP tuvo 10). Sin mayoría en la cámara, el cargo le duró 10 meses. En 2012 convocó elecciones al no poder sacar adelante los presupuestos. Entonces mantuvo 12 diputados, aunque el PSOE, con 17 y el apoyo de Izquierda Unida y UPyD, consiguió mayoría absoluta para gobernar. Tres años después y pese a haber sido líder de la oposición, Foro quedó relegado al quinto puesto, empatado con Ciudadanos.

Además, Foro ha perdido su representante en el Congreso de los Diputados. Desde 2015, la formación regionalista concurre a las generales en coalición con el PP y el batacazo en estos comicios ha hecho que solo consiguiera escaño la cabeza de lista, la popular Paloma Gázquez. Las autonómicas son también una prueba de fuego para Pablo Casado, que apartó de las listas a la presidenta del partido en Asturias desde 2012, Mercedes Fernández, pese a que había conseguido volver a situar al PP como primera fuerza de la derecha y líder de la oposición, para poner a dedo a la expresidenta de Hunosa, Teresa Mallada, imputada en un caso de prevaricación urbanística.

Fernández apoyó a Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias frente a Casado y mantiene la presidencia del PP asturiano, la bicefalia en la región es evidente. Ella misma ha reconocido que no tiene “ningún conocimiento” del programa electoral de su partido para las elecciones autonómicas del 26 de mayo. Un buen resultado del PP supondrá un espaldarazo a Mallada que podría convertirse en presidenta del Principado si es primera fuerza de la derecha y la suma de PP, Ciudadanos, Foro y Vox supera a la de PSOE, Podemos e Izquierda Unida (Asturies pela izquierda).

Eso, si el candidato de Ciudadanos, Juan Vázquez, no supera al PP. En las generales, el Partido Popular obtuvo tan solo 7.477 votos más, pero acudía en coalición con Foro, por lo que en clave autonómica ese voto podría fragmentarse. Actualmente, Ciudadanos tiene tres diputados en el Parlamento asturiano y el 26M será la segunda vez que concurran a unos comicios autonómicos en Asturias.

Podemos e IU se presentan como el voto útil de la izquierda

La relación entre Podemos e IU nunca ha sido cordial en el Principado. Para estas generales, los militantes de IU Asturias fueron los únicos que votaron mayoritariamente 'no' al acuerdo de coalición, aunque el resultado a nivel nacional fue vinculante. La confluencia dejó más tocada aún a una Izquierda Unida que ya venía fragmentada. Las primarias para elegir candidata a la Presidencia del Principado dieron como ganadora a Ángela Vallina, del sector más crítico con Podemos, y contrario a los postulados de Garzón, y provocaron la dimisión del coordinador general, Ramón Argüelles, por “no haber sido capaz de lograr el consenso necesario”.

IU, con un electorado estable, ha sido el socio prioritario del PSOE en Asturias. “Hemos llegado a acuerdos, hemos sido Gobierno y hemos aportado iniciativas sociales”, defendió Vallina en declaraciones recogidas por Cadena Ser. Por eso, durante un acto en Laviana, la candidata quiso rebajar el miedo a la derecha para recordar que “el voto útil únicamente es el voto a IU” para aquellos que quieran un gobierno de izquierdas.

Estas son las segundas elecciones asturianas a las que concurre Podemos, por lo que supondrán un test para medir la fidelidad de su electorado en la región, que en 2015 le dio nueve diputados. Ante la posibilidad de que el voto útil vuelva a robarle apoyos en las autonómicas, Podemos ha continuado presumiendo de las medidas tomadas por el PSOE gracias a su influencia en Madrid y defendiendo que el partido es la única alternativa válida para un proyecto de futuro porque “el PSOE no puede llamar renovación a un mero arreglo cosmético”, dijo su candidata, Lorena Gil, durante la presentación de la lista autonómica donde denunció también la corrupción y las redes clientelares.

Vox ya se presentó a las elecciones asturianas en 2015, aunque obtuvo tan solo el 0,6% de los votos. En total, 3.226 apoyos. Muy lejos de los 71.454 que recibió el 28A y con los que se puede presumir que obtendrá representación a partir del 26 de mayo. En aquellos comicios, la formación de extrema derecha renunció a presentar candidatura al ayuntamiento de Gijón y pidió el voto para Foro. “Ante el peligro inminente de que la ciudad más poblada de Asturias caiga en manos de la izquierda y del populismo más virulento, hemos decidido aunar esfuerzos y concentrar el voto del sentido común y la sensatez en la candidatura de Carmen Moriyón (Foro)”, explicó entonces el presidente del partido en la región, Rodolfo Espina. Hizo entonces para apoyar a Foro lo que le pidió para estas generales Pablo Casado: que no se presentara a las provincias más pequeñas para no fragmentar el voto de derechas. Como candidato a la presidencia en estas autonómicas repite el abogado y economista Ignacio Blanco.