Aznar culpa a Rajoy de no frenar la desvertebración de España
“José María Aznar es la persona que nos enseñó a sentirnos orgullosos de ser españoles, que gobernó bien e hizo una magnífica política antiterrorista. Fue el mejor presidente que hemos tenido en España”. Así arrancó María San Gil la presentación del ciclo de conferencias que ha inaugurado este lunes el expresidente junto a Jaime Mayor Oreja. Esperanza Aguirre, Iñigo Henríquez de Luna y Santiago Abascal, de Vox, estaban entre los asistentes.
Antes de que el presidente de FAES tomara la palabra, San Gil ha llamado a hacer un minuto de silencio por Gregorio Ordóñez, de cuyo asesinato se cumplen 22 años. después, se ha deshecho en alabanzas al “presi”, como ella le llama.
El expresidente de honor del PP ha hecho lo que el partido se temía: clamar contra el Gobierno de Mariano Rajoy como acostumbra, sin nombrarlo. Tras repasar la historia de España desde la Transición, “un proceso virtuoso y auténtico que salió bien y fue verdad y que sigue siéndolo pese a la ignoracia culpable de los que lo critican” hasta sus años de Gobierno, Aznar ha concluido que el país no volverá a pasar por grandes momentos históricos.
Tras recordar la entrada en la UE o la adopción del euro entre los éxitos del país, Aznar se ha lamentado de “graves dificultades para dar continuidad a este relato con ningún acontecimiento semejante ni igual de memorable”.
“Durante años vertebramos España y ahora tenemos un país que se está desvertebrando en todos los sentidos”, ha clamado en referencia a “una triple brecha, social, territorial y electoral”.
En su opinión, “el impulso modernizador se ha agotado y diluido” y los jóvenes se enfrentan a una “evidente desconexión entre el sistema educativo, sus expectativas y el mercado laboral”, además de cargar con “una pesada carga de déficit y deuda”. “No estamos jugando limpio con nuestros jóvenes”, ha sentenciado.
En pleno esfuerzo del Gobierno por solucionar el encaje territorial de Cataluña, Aznar ha criticado la inacción ante “el repliegue identitario” y “un Estado débil y fragmentado”. Los nuevos partidos también han recibido su dosis de crítica por “no actuar para un modelo nacional sino para exhibir ruptura, parcialidad y división”.
Como se considera optimista, Aznar ha señalado que España “no se va a romper” y ha reclamado programas “alejados del localismo empobrecedor, el populismo mendaz y el adanismo insustancial”.