Ya basta de tanto sanchismo en Murcia donde el PP gobierna desde 1995
Habían pasado cerca de treinta minutos desde el inicio del discurso de Fernando López Miras, candidato a la reelección al frente del Gobierno de Murcia, y los diputados del Partido Popular despertaron y descubrieron que podían aplaudir a su jefe. Lo hicieron con una frase normal y corriente, no especialmente llamativa, cuando habían dejado pasar momentos más relevantes del discurso, esos en que López Miras presumía de que el Gobierno debía de ser sólo para su partido a pesar de no haber alcanzado la mayoría absoluta.
Hasta cierto punto, la pachorra estaba justificada. El debate de investidura de Murcia no tiene muchas posibilidades de elegir a un presidente, y sí, en cambio, de servir de prólogo de la campaña del 23J en las condiciones que puedan beneficiar al PP. Al partido no le apetece repetir el espectáculo de Extremadura y la Comunidad Valenciana que hizo que en las últimas semanas se hablara más de los pactos del PP y Vox que de Pedro Sánchez. Está por ver que eso haya perjudicado realmente las opciones de Alberto Núñez Feijóo, pero no les conviene seguir tentando a la suerte.
Con tanto mirar a Madrid y Murcia al mismo tiempo, Feijóo sufrió un caso agudo de confusión político-mental en una entrevista en Telecinco: “¿Qué tiene que hacer Vox? Ser coherente con lo que dice su presidente y poner fin al sanchismo en Murcia y dejar gobernar al que gana”. Ya basta de tanto sanchismo que está ahogando una región donde gobierna el PP desde 1995, es decir desde hace 28 años. La perfidia del líder socialista no conoce límites. Hasta gobierna en aquellas autonomías que son casi un régimen de partido único de la derecha.
A una distancia considerable del cerebro de Feijóo, se encontraba el jueves López Miras, que intentó proclamar en su discurso que sólo su partido tiene derecho a gobernar en Murcia. Con un 42,7% de los votos, se quedó a dos escaños de la mayoría absoluta. Necesita al menos la abstención de Vox en la segunda votación, que está prevista para el lunes. El partido de extrema derecha se niega a considerar esa carta: si no le dejan participar en un Gobierno de coalición, votará en contra del candidato del PP el viernes y el lunes.
Murcia se quedaría con un Gobierno en funciones a la espera de que pasen las elecciones de julio y López Miras decida que puede arriesgarse a repetir las elecciones o acepta la firma de un Gabinete de coalición. Desde el punto de vista de las ideas, lo segundo no le supondría ningún problema. “Sin duda, Vox es el partido con el que más coincidencias ideológicas tenemos”, dijo el portavoz del PP en la Asamblea, Joaquín Segado, después del pleno. Aquí nadie va a cometer el error de María Guardiola de hacer gala de principios democráticos irrenunciables.
De hecho, es difícil encontrar alguna diferencia entre ambos partidos, entre otras cosas porque López Miras dedicó un total de cero segundos a hablar de violencia machista. Eso no habría gustado a los diputados de Vox, destacó la oposición. “La violencia de género está desaparecida para el señor López Miras en la región”, dijo el socialista Pepe Vélez. “Supongo que ha sido para que no se enfaden los socios”. María Marín, de Podemos, consideró que ese silencio es especialmente grave en “una región que tiene la mayor tasa de esa violencia”.
Lo que de verdad interesaba al candidato del PP era sostener que debe ser presidente porque se lo ha ganado. Está haciendo méritos para que le coloquen en la aristocracia regional del partido formada por los que han conseguido la mayoría absoluta, cosa que en su caso no ha ocurrido. “Es el mismo porcentaje (de votos) del presidente Juanma Moreno en 2022 y la presidenta Díaz Ayuso en 2023”, destacó muy ufano, como si estar entre el 42% y el 43% te conceda de forma automática el derecho a presidir un Gobierno monocolor.
Sus conocimientos sobre el funcionamiento de un sistema parlamentario dejan algo que desear. Un presidente necesita una mayoría para poder disfrutar del tipo de Gobierno que le apetezca. “Debemos escuchar a los ciudadanos. Debemos respetar su voluntad”, dijo. Los votantes le dieron 21 parlamentarios, cinco más que en 2019, en una Asamblea de 45 representantes electos. Las matemáticas básicas no fallan. Si hubieran querido darle la mayoría, le habrían concedido 23 escaños.
En el universo mental del PP, y en especial con Feijóo, respetar la lista más votada es un mandamiento esencial por mucho que no figure en la Constitución. No es una estrategia muy coherente. No ha importado en Extremadura. Además, tampoco fue la idea del PP en las anteriores elecciones de Murcia, cuando el PSOE superó al PP por un escaño. López Miras pactó un Gobierno con Ciudadanos, impuesto a la dirección regional por Albert Rivera, y sumó el apoyo parlamentario de Vox para alcanzar la presidencia.
“El Gobierno no camina como un llanero solitario en la Cámara”, dijo. Eso es lo que pareció en marzo de 2021. En uno de los momentos clave de la legislatura, el PSOE y Ciudadanos presentaron en Murcia una moción de censura que desencadenó varios acontecimientos. El más inmediato fue la propuesta que hicieron López Miras y el número dos del PP, Teodoro García Egea, a los consejeros de Ciudadanos para que traicionaran a su partido y votaran en contra de la moción. La típica oferta que no pudieron rechazar.
Como en otras regiones de España, López Miras ofreció en su discurso un programa del PP basado en recortar ingresos públicos y aumentar el gasto. Menos impuestos, eliminar el impuesto de sucesiones para que tampoco lo paguen los sobrinos –grandes aplausos de su grupo, convencido de que nadie piensa en los sobrinos–, ayudas por nacimiento o adopción y deducción del IRPF para contratar asistencia para las personas mayores.
Y nada de olvidar un problema inexistente con la formación de una oficina sobre ocupación de viviendas, idéntica a las que hay en otras comunidades gobernadas por el PP y que básicamente están mano sobre mano. “Aquí la ocupación se persigue y la propiedad privada se protege”, afirmó como si acabara de anunciar la invención de la rueda y el motor de explosión a la vez.
La oposición, que dará su respuesta en el pleno del viernes, dijo que todo había sido un “teatrillo”, porque Feijóo ha ordenado a López Miras “que dé largas” hasta después de las elecciones de julio. El PP lamenta que Vox no les conceda los votos y que “por unos sillones” haya que repetir elecciones. El sillón de López Miras está prácticamente garantizado, por lo que no van a hacer nada que pueda poner en peligro el sillón que Feijóo cree que le corresponde.
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