La maquinaria ya está en marcha. Barones, diputados y otros cargos del Partido Popular han logrado echar de la dirección del partido a Pablo Casado y que se convoque un congreso extraordinario que termine con su presidencia y aúpe al Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Eso sí, Casado ha logrado imponerse a los barones que le reclamaban la dimisión y continuará como presidente del partido hasta que se celebre en ese congreso en abril, cuando se despedirá de la militancia.
El engranaje para el próximo cónclave extraordinario del partido, que consagrará el cambio de liderazgo, comenzó a moverse el pasado lunes, cuando tras casi ocho horas de reunión, y forzado por la situación de fractura interna, el Comité de Dirección convocó la Junta Directiva Nacional, que se celebrará el próximo martes.
Según los estatutos nacionales del partido, es este órgano el único que tiene capacidad para convocar un congreso extraordinario. Está formado por más de 500 personas, entre miembros del Comité Ejecutivo Nacional, diputados, senadores, dirigentes autonómicos y alcaldes de las principales ciudades, entre otros, que deberán aprobar el martes, por una mayoría de al menos dos tercios, la convocatoria del congreso para elegir nuevo líder. Deberán hacerlo, eso sí, previo debate, fijado en el orden del día.
En un comunicado, emitido esta madrugada por el PP tras la reunión de Casado con los barones, se ha acordado que el líder del partido proponga la celebración del congreso para los días 2 y 3 de abril. Tras la convocatoria de este Congreso Extraordinario, que buena parte de cargos del partido llevan pidiendo desde el fin de semana y cuya exigencia se hizo más evidente aún este martes, con un Pablo Casado atrincherado en Génova y que terminó con la dimisión de su secretario general, Teodoro García Egea, se presenta un calendario incierto, pero que a todas luces será apretado para intentar remendar cuanto antes a un PP abierto en canal.
Una comisión coordinará todo lo relacionado con el congreso
Las normas del partido indican que es la comisión organizadora, nombrada por la Junta Directiva Nacional, quien “impulsa, coordina y dirige todas las actividades relacionadas con la celebración del Congreso”. La composición de esta comisión, que estará presidida por Esteban González Pons, “responderá a criterios de representatividad territorial e institucional” y “estará integrada por un número impar de miembros”. En ella, la Junta Directiva Nacional delegará “todos los trabajos de organización para el desarrollo del Congreso”.
También es la que determina el calendario: plazos para presentar candidatos a la presidencia y a compromisarios, duración de la campaña o días de votación. Porque los estatutos del PP marcan unos plazos para los congresos ordinarios, pero no para los extraordinarios, más allá de esos 45 o 30 días mínimos entre la convocatoria y su celebración. De este modo, es la propia comisión la que ajusta las fechas dentro de esos tramos fijados. Un congreso exprés sirve también para limitar las posibilidades de hipotéticos candidatos sin grandes apoyos ante una cita que hace tan solo una semana era impensable.
En una situación de normalidad, los estatutos indican que “quienes sean candidatos a la presidencia deberán presentar su candidatura ante la comisión organizadora correspondiente entre los siete y los quince días siguientes a la convocatoria del Congreso conforme a lo que se señale en el acuerdo de convocatoria”. En el reglamento del XIX Congreso Nacional Extraordinario del PP, del que salió ungido como líder Pablo Casado, el plazo para presentar candidaturas se cerró solo nueve días después de la convocatoria.
Ese es el mismo plazo para que los afiliados se inscriban para participar en el proceso y para presentarse como compromisarios, hasta unos días antes de la votación. De repetirse ese patrón, estaríamos hablando del día 10 de marzo, en apenas dos semanas. En un plazo máximo de 48 horas, la comisión organizadora proclamará a los precandidatos.
Campaña o solo votación simbólica
En ese momento es cuando se sabrá, oficialmente, si habrá un único candidato o si concurrirán varios. Por el momento, la opción más reclamada por los miembros del PP es que haya una candidatura de unidad. Uno de los últimos en pronunciarse en ese sentido ha sido el presidente de la Junta de Castilla y León en funciones, Alfonso Fernández Mañueco, que ha pedido hacer “todos los esfuerzos” para que se dé esta situación. Para esa única candidatura, y con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, autodescartada, no hay más nombres sobre la mesa que el de Alberto Núñez Feijóo.
De hecho, a la entrada y a la salida de la reunión de este jueves en Génova, todos los barones le han pedido a Alberto Núñez Feijóo que diese un paso al frente y se presente. Es mensaje ha sido unánime para dotar a esa candidatura de un respaldo total del partido y evitar así posible fisuras de cara al Congreso.
Una vez finalizado el plazo para presentar candidaturas que marque el reglamento para ese Congreso Nacional Extraordinario, algunos trámites se desarrollarán de la misma manera haya o no varias opciones para liderar el PP. Si hay varias, comenzará una campaña electoral, que puede durar un máximo de 21 días –en 2018 fueron 12 días–. Si solo hay una, este deberá esperar a obtener el visto bueno de los compromisarios, en lo que no deja de ser un mero trámite.
En paralelo, “cada afiliado inscrito podrá presentarse como compromisario hasta cinco días antes del día de la votación. La elección de compromisarios en cada asamblea se efectuará mediante lista abierta y con carácter secreto”, indican los estatutos. Estos se sumarán a los compromisarios natos –los miembros de la Junta Directiva Nacional y los de la comisión organizadora–, además de un número de representantes de Nuevas Generaciones, en función de su número de afiliados.
En esa votación para elegir a los compromisarios que participarán en el congreso del partido, “se prestará apoyo directo, también, en votación secreta, a los precandidatos a la presidencia del partido”. Esta es la primera vuelta en la que votan todos los afiliados inscritos y tras la que solo pueden quedar dos candidatos. Es de la que cayó en 2018 María Dolores de Cospedal ante Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado. En cualquier caso, “si alguno de los precandidatos obtuviese más del 50% de los votos válidos emitidos por los afiliados, hubiese logrado una diferencia igual o superior a 15 puntos sobre el resto de precandidatos y hubiera sido el más votado en la mitad de las circunscripciones, será proclamado ante el Congreso como candidato único a la presidencia del partido”, indican los estatutos.
Tras este paso, se llegará finalmente al Congreso Nacional Extraordinario, en el que se proclamará al presidente del Partido Popular. Los compromisarios “elegirán también, junto a los candidatos, a quienes les acompañen para ostentar las funciones de dirección, mediante el sistema de voto mayoritario a una sola vuelta”, indican los estatutos. Será “en una lista al presidente y a los 35 vocales del Comité Ejecutivo Nacional, así como a 30 vocales para la Junta Directiva Nacional”. En 2018, entre la votación de los afiliados y la de los compromisarios pasaron 15 días.