El primer ministro británico, David Cameron, pidió hoy al Gobierno de Sudán que revoque la sentencia a muerte impuesta a la joven Mariam Ishaq, condenada por convertirse al cristianismo y que ha dado a luz en prisión.
En una serie de mensajes en Twitter, el líder conservador ha subrayado que “la libertad religiosa es un derecho” y ha urgido al Ejecutivo sudanés a respetar los derechos humanos.
“Estoy absolutamente horrorizado por la decisión de condenar a muerte a Meriam Ibrahim (como se la conoce en el Reino Unido)”, afirma.
“El trato que se le dispensa no tiene lugar en el mundo de hoy”, añadió el jefe del Ejecutivo británico.
Cameron urge al Gobierno de Sudán “a revocar la sentencia y ofrecer apoyo para Meriam Ibrahim y sus hijos”.
El líder liberaldemócrata y viceprimer ministro británico, Nick Clegg, y el líder laborista, Ed Miliband, en la oposición, también mostraron su “horror” por la sentencia “bárbara” contra la joven médico.
Clegg señaló que supone “una violación flagrante de sus derechos humanos” y Miliband dijo que “nadie debe ser perseguido por la religión que profesa o la persona de la que se enamora”.
La organización de defensa de los derechos humanos Amnistía Internacional (AI), con sede en Londres, ha puesto en marcha una petición internacional para presionar al Gobierno sudanés a fin de que libere a la detenida, quien ha recurrido su sentencia.
La doctora sudanesa Mariam Ishaq fue condenada a muerte el pasado 15 de mayo por convertirse al cristianismo y el 27 de mayo dio a luz a su segundo hijo en el hospital de la prisión donde se encuentra a la espera de su ejecución.
La Justicia sudanesa ofreció dos años a Ishaq para amamantar a la recién nacida antes de ser ahorcada, si bien su abogado espera que la pena capital pueda ser conmutada por una condena menor.
Ishaq, de padre musulmán y madre cristiana, fue condenada por su supuesta conversión al cristianismo, algo que rechazó la joven en tanto en cuanto aseguró que nunca ha profesado el islam.
La doctora, casada con un sudanés cristiano de nacionalidad estadounidense, argumenta que su padre se divorció de su madre cuando ella tenía tan solo seis meses, por lo que fue educada en el cristianismo.
La tradición islámica designa automáticamente a los hijos de varones musulmanes como seguidores de esta religión.
Además, el juez que la condenó a muerte por apostasía y adulterio declaró nulo su matrimonio en 2011 con Daniel Wani, ya que las leyes de la “sharía” (ley islámica) no permiten que una mujer musulmana se case con un cristiano.