Las costas andaluzas viven esta semana un flujo continuo de inmigrantes motivado por factores como los conflictos bélicos, la hambruna o la persecución policial en el norte de Marruecos y, en algunos casos, el sueño de ser futbolistas, y en otros, la necesidad de escapar de una muerte segura.
Los más de trescientos inmigrantes subsaharianos que han llegado estos últimos días a Tarifa (Cádiz) tienen ahora que definir su futuro tras ser interceptados, y la mayoría buscan mejorar sus vidas en países europeos, mientras que otros buscan protección internacional empujados por la hambruna en el Sahel o los conflictos armados.
El camerunés Brice Bobby, que llegó en balsa a Tarifa, ha asegurado a Efe que quiere llegar a Alemania, donde vive su hermano, porque “allí no hay crisis”, y su compatriota Petgou, que ha viajado en la balsa junto a su mujer embarazada de siete meses, ha afirmado que su objetivo es huir de “la crisis permanente de África”.
Los subsaharianos más jóvenes tienen otros sueños, como jugar al fútbol en el Barcelona o el Real Madrid, y es que muchos de estos inmigrantes son deportistas profesionales en sus países, como es el caso del camerunés Jaime, de 18 años, que ha señalado a Efe que ha venido a España para jugar al fútbol.
Otros, como Daniels Bisong, ya interno del CIE de Tarifa, está huyendo del conflicto armado en Congo, en el que murieron los ocho miembros de su familia.
Cuando llegó a Marruecos intentó ir a Melilla saltando la alambrada, pero dice que fue expulsado, tomó la patera “tras intentarlo todo por llegar a Europa” y pasó “mucho miedo”.
El portavoz de Cruz Roja Española en Cádiz, Miguel García, ha señalado que los factores de las migraciones “son múltiples”, pero cree que uno de ellos puede ser la situación de hambruna del Sahel, que ha impulsado a los habitantes del Subsahara a viajar hasta Marruecos y más tarde tomar la patera hacia la Península.
La ONG “Caminando Fronteras” cree que la proliferación de pateras en la última semana se ha propiciado por las redadas de los cuerpos policiales marroquíes que durante quince días se han efectuado en el norte del país.
“Muchas de las personas afectadas por las redadas en el norte de Marruecos han tomado las balsas”, ha comentado la investigadora Helena Melano, de “Caminando Fronteras”, quien ha asegurado que los barrios de inmigrantes en Tánger están vacíos.
Melano, junto a un grupo de españoles, trabaja desde Tánger con inmigrantes subsaharianos, y llevan un control exhaustivo de las pateras que han salido al mar.
“Nos llaman, nos dicen que están en el agua y nosotros nos ponemos en contacto con Salvamento Marítimo cuando ellos no pueden”, ha explicado.
Tras el aviso se activa la alarma y es Salvamento Marítimo el que toma el mando para rescatar a los inmigrantes que se conectan por teléfono para llevarles a puerto.
“Lo normal es que llamen directamente desde la patera, pero también nos llaman los cooperantes en Marruecos que saben de la salida de una patera y los buques del Estrecho”, ha señalado a Efe José Maraver, subjefe de Salvamento Marítimo en Tarifa.
Para esta institución, los flujos de esta semana se han podido motivar por la fiesta del fin del Ramadán, y “el mismo inmigrante ha deducido que se iba a relajar la seguridad y ha habido un efecto llamada”, ha apostillado Maraver.
Salvamento Marítimo controla desde hace décadas los flujos migratorios en el Estrecho y, según Maraver, los motivos de estos pueden ser “la sequía, la hambruna o los niveles de guerra civil de muchos países centroafricanos que motivan cambios demográficos”.
Los inmigrantes recién llegados aseguran que en el norte de Marruecos aguardan todavía miles de personas que buscan su momento para llegar al otro lado de la orilla, esperando la oportunidad que les lleve a su meta, pero su viaje conlleva unos riesgos que muchas veces acaban en tragedia.
Sergio Rodrigo