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El rey abre las consultas con la evidencia de que Rajoy no tiene los votos para la investidura

Este martes se cumple un mes del 26J. El rey Felipe arranca con sus audiencias en Zarzuela para sondear qué candidato puede tener posibilidades para ser investido presidente del Gobierno. El único que se está postulando es Mariano Rajoy, y además está presionando para que la sesión de investidura sea en la primera semana de agosto. Sin embargo, a día de hoy la situación se encuentra tan bloqueada como hace exactamente un mes: nadie tiene apoyos para llegar a Moncloa.

“Teatrillo y postureo”. Así ha calificado el portavoz parlamentario del PP, Rafael Hernando, la idea de acudir a una sesión de investidura sin los apoyos suficientes. Y, dado que Mariano Rajoy quería acudir el 2 de agosto y que a 25 de julio no le salen las cuentas, el PP plantea la necesidad de posponer los plazos.

La constitución de las Cortes de la semana pasada, en la que el pacto entre PP y Ciudadanos cosechó hasta diez votos más de los que suman estos dos partidos gracias a los apoyos de nacionalistas vascos y catalanes –PNV y CDC– visualizó la fortaleza de la derecha en el Congreso, al tiempo que la debilidad de la izquierda para articular una alternativa a Rajoy.

Pero la constitución de las Cortes no es la sesión de investidura y, de momento, Rajoy sólo cuenta con los 137 votos del Grupo Popular para su investidura. Unos votos a los que podría sumarse el de Coalición Canaria, pero que serían insuficientes para hacerle presidente.

Reflexión

Ante este escenario, Rajoy anunció que “haría una reflexión con el resto de los partidos para dar una salida a esto”. “Yo tengo interés de ir a la investidura”, reconoció, “tengo una responsabilidad muy importante para intentar formar gobierno. Yo quiero gobernar. Si yo tuviera la seguridad de que fuera imposible de que me eligieran, tendría que hacer una reflexión con el resto: ¿qué salida le vamos a dar a esto? Nosotros tenemos la mayor responsabilidad, pero los demás también la tienen, porque tienen escaños y el apoyo de muchos españoles. Si yo tuviera la certeza de que fuera imposible, abriría un periodo de reflexión con el resto de partidos”.

Y, de momento, no le salen las cuentas.

En el discurso de Pedro Sánchez ante el Comité Federal del PSOE, el primero que pronunció desde la noche electoral –lleva sin responder a los periodistas desde que acudió a las urnas el 26J por la mañana–, fue tajante: “El PSOE votará no a Rajoy y liderará la oposición”. Es decir, que irá a la oposición, no facilitará la investidura del popular ni, de momento, se lanzará a intentarlo él mismo. De momento, porque las tres cosas son imposibles –no puede ir a la oposición si no hay gobierno, y sin el concurso del PSOE parece improbable–, y porque en el caso de que Rajoy se estrelle en una investidura fallida, Sánchez podría cambiar de opinión, si bien la experiencia tras el 20D no resultó halagüeña.

Alternativa

Paralelamente, el candidato de Unidos Podemos y secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, anunció en una entrevista en eldiario.es que estaría dispuesto a escuchar una propuesta de Pedro Sánchez “basada en el programa electoral del PSOE, no en el 80% del de Ciudadanos como la otra vez”. En la misma línea se ha manifestado el coordinador de IU, Alberto Garzón, en otra entrevista en eldiario.es: “Si Pedro Sánchez decide explorar una alternativa diferente a la del Gobierno del PP y Ciudadanos va a contar con nosotros. Y hay números para hacerlo porque el PP y sus políticas han generado tal hostilidad que tiene dificultades para encontrar un apoyo que no sea el propio. Es posible esa vía pero requiere una voluntad política que en el PSOE no existe.”.

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, sí ha anunciado un gesto, aunque insuficiente sin un gesto del PSOE: que su partido votará no en la primera votación de investidura de Mariano Rajoy, pero que en la segunda, en la que el presidente en funciones sólo necesita mayoría simple, su formación se abstendrá: “Tenemos que elegir entre lo malo y lo menos malo. En la segunda votación sí que puede ser decisivo que Ciudadanos se abstenga. Se trata, argumentaba Rivera, de ”una abstención técnica“ para que el PP gobierne en solitario y evitar así nuevas elecciones.

Sin embargo, en el PP están convencidos de que Albert Rivera terminará cediendo y decidirá votar a favor de la investidura de Mariano Rajoy. Pero para eso, en el PP piensan que hay que dar un margen a Ciudadanos.

Así, una posibilidad podría ser ir a una primera investidura fallida de Rajoy a sabiendas –para la que ya se han marcado la fecha del 2 de agosto–, con la intención de que en la siguiente, semanas después, ya sí se haya podido sumar el sí de Ciudadanos ante la posibilidad de unas terceras elecciones.

Presión al PSOE

En Génova creen que si finalmente logran sumar los 32 escaños del partido de Rivera a los 137 del PP –más el de Coalición Canaria–, “el PSOE tendría muy difícil justificar el bloqueo a una mayoría de 170 escaños”, argumentan desde la dirección del PP.

La tarea saben que no va a ser fácil. “Esto es muy parecido a las negociaciones entre sindicatos, Gobierno y patronal. Se alargan hasta el último día y solo a las tantas de la madrugada, cuando el plazo está a punto de finalizar, se cierra el acuerdo”, afirma un experimentado dirigente del PP a eldiario.es. A cambio del hipotético apoyo de Ciudadanos, los populares les garantizarían cesiones en algunas de sus propuestas estrellas, como un pacto por la Educación, la posibilidad de abrir la reforma laboral al contrato único y mejoras para el colectivo de autónomos.

Y es que 170 es el número que mantiene en vilo al PSOE. Y es el límite en el que algunos socialistas consideran que Pedro Sánchez debería replantearse su “no” rotundo a facilitar que el PP siga en el poder. No obstante, el secretario general aseguró que, entre los 137 escaños de los que dispone actualmente el presidente en funciones y los 176 de la mayoría absoluta, le queda por recorrer “un trecho” en el que no puede contar con ninguno de sus 85 diputados.

Sánchez insta al PP a recabar esos apoyos entre PNV y la antigua Convergència. Pero ambas formaciones ya han manifestado su inclinación hacia el “no” e incluso se han mostrado más partidarias de apoyarle a él en una hipotética investidura que el socialista no ha llegado a descartar. Sin embargo, destacados dirigentes del PSOE admiten que la presión sobre Ferraz se multiplicará en el caso de que Albert Rivera cambie su abstención por un voto a favor de la candidatura de Rajoy a lo largo del proceso de investidura.

El PP centrará sus esfuerzos en hacer que Ciudadanos modifique su postura inicial y en la dirección consideran que, una vez logrado ese objetivo, “el PSOE tendría muy difícil justificar el bloqueo a una mayoría de 170 escaños”. Esa afirmación la comparten destacados dirigentes socialistas, que reconocen que, llegado ese punto, el PSOE deberá replantearse su “no” inicial. En Ferraz respiraron con alivio cuando Rivera anunció la abstención y no el voto positivo de sus 32 diputados. “Nos da aire”, admitía una portavoz autorizada del PSOE. En la dirección dan por hecho que esa situación variará si Rivera decide replantearse su postura. “Veremos cómo resiste Rivera la presión –reflexiona un diputado–. Si Rajoy se presenta con 170, el PSOE lo tiene muy complicado”.

Pero que este proceso de investidura no acabe como el anterior, en una repetición electoral, dependerá de que algún partido haga lo contrario de lo que lleva haciendo un mes: de que Ciudadanos pase de la abstención al sí; de que el PSOE pase del no a la abstención –o intente una investidura alternativa–; o de que los nacionalistas vascos y catalanes –PNV y CDC– se comporten en la investidura como en la elección de la Mesa del Congreso.

¿Cabe tanta cintura política? O eso, o habrá terceras elecciones.