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Cuatrocientos dirigentes intentan cerrar la crisis más grave de la historia reciente del PP aclamando a Feijóo

Pablo Casado y Cuca Gamarra, la semana pasada, en el Congreso.

Aitor Riveiro

28 de febrero de 2022 22:42 h

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El calendario para relevar a Pablo Casado al frente del PP se pone en marcha este martes y durará un mes. Un tiempo récord para afrontar un cambio completo en la dirección del principal partido de la oposición, que no corrió tanto ni en 2018, cuando una moción de censura apoyada en la sentencia del caso Gürtel que dio por condenado al partido terminó con el Gobierno de Mariano Rajoy. Más de 400 dirigentes del partido se reunirán en una Junta Directiva Nacional que convocará oficialmente el congreso extraordinario de abril con todos los ojos puestos en Alberto Núñez Feijóo.

Casado tomó el relevo de Rajoy casi dos meses después de la famosa foto en la que se despidió de la bancada del Congreso al abandonar por última vez el Hemiciclo. Tres años y medio después, el ciclo de Casado ha terminado de forma estrepitosa. Y el PP se ha quedado sin referente en el inicio de una crisis internacional de dimensiones impredecibles. A 24 horas de un debate crucial en el Parlamento sobre Ucrania, el partido no sabe quién defenderá su posición desde la tribuna.

El PP pondrá este martes el primer parche a la situación de interinidad que sufre desde la semana pasada. Antes de la Junta Directiva Nacional que convocará formalmente el congreso extraordinario del 2 y 3 de abril se celebrará una reunión del Comité Ejecutivo Nacional, que tiene entre sus competencias la de nombrar a los principales cargos del partido que no son de elección congresual. El secretario general y los vicesecretarios, pero también una figura que va a retomar la relevancia que tuvo en el pasado: el coordinador general.

De hecho, la coordinadora general. La actual portavoz parlamentaria, Cuca Gamarra, será desde el martes la número dos oficial del PP, tras la dimisión del secretario general, Teodoro García Egea. Así lo pactaron los barones autonómicos con el propio Casado en la larga reunión en Génova que terminó en la madrugada del miércoles al jueves de la semana pasada.

Se formalizará así la extraña bicefalia en la que ha entrado el partido, con un presidente dimisionario que todavía mantiene sus galones. Quizá no de puertas hacia dentro. Pero sí hacia los demás actores políticos o institucionales. Casado es el presidente del PP y el presidente del grupo parlamentario a efectos protocolarios. Y, en según qué circunstancias, es un factor relevante.

Así se constató la semana pasada, cuando fue Casado quien interlocutó con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, después de que Rusia invadiera Ucrania. Fue Casado quien fijó en público la posición del PP con un tuit al que se sumó Gamarra apenas un minuto después. Ya por la tarde, la portavoz compareció de forma inesperada ante los medios en la sala de prensa del Congreso para ratificar la posición marcada por ella, y por su todavía jefe de filas, unas horas antes. En su alocución no mencionó a Pablo Casado y se limitó a hablar del “presidente del PP”.

Este lunes la situación seguía igual. Desde el cuartel general de la calle Génova de Madrid se remite a los periodistas a preguntar al grupo parlamentario. Y desde el grupo no responden sobre quién responderá a Sánchez el miércoles en el Pleno monográfico y extraordinario para abordar la situación en Ucrania y el papel de España. “No lo sabemos”, responden cuando se pregunta quién defenderá la posición del PP. La dirección del PP está sin portavoz, además, desde la dimisión del alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida.

Feijóo se hace de rogar

Eso será el miércoles. Antes se pondrá en marcha el calendario formal para el congreso de abril. Será este martes, en una reunión extraordinaria del máximo órgano del PP, la Junta Directiva Nacional, convocada con el único objetivo de iniciar el proceso congresual. Los plazos son todo los justos que los Estatutos del partido permiten. La JDN no se podía convocar antes. Tampoco el congreso. Las normas internas del partido indican que “podrá ser convocado, en casos de excepcional urgencia, con tan solo treinta días de antelación, haciendo constar en la convocatoria el motivo de convocar y las causas que fundamentan la urgencia”. Un mes exacto hasta el cónclave del 2 y 3 de abril.

Al que será el XX Congreso Nacional del PP se postulará el actual presidente de la Xunta de Galicia Alberto Núñez Feijóo. Previsiblemente. Todos los líderes autonómicos dan por hecho que dará el paso. Así se lo trasladaron el miércoles pasado en la cita de Génova. Tanto en público como en privado. Incluso quien no estaba invitada, Isabel Díaz Ayuso, le ha señalado.

La presidenta de Madrid, en el origen de la guerra interna que ha terminado con Casado descabalgado de una forma que el de Palencia todavía no es capaz de explicarse, intenta quitarse del foco. Le interesa porque todo se desató por los pagos que recibió su hermano, Tomás Díaz Ayuso, de una empresa que contrató en plena pandemia con el Gobierno de Madrid.

Ayuso ha terminado reconociendo cuatro facturas de su hermano con Priviet Sportive por un montante, una de ellas relacionada con un contrato público de su Gobierno. Los otros tres pagos, dijo la presidenta, no tienen relación con su Ejecutivo y por eso no los cuantificó. Pero en un argumentario privado enviado a algunos periodistas, su equipo sí cifró el total en 283.000 euros. Casi la cifra que reveló Casado en una entrevista en la cadena Cope: 286.000 euros. Si son cuatro o dos pagos es algo que todavía está en el aire.

Pero Feijóo se quiere quitar de encima la presión. Quiere marcar sus tiempos. Ya la semana pasada indicó que no diría nada hasta que no se hubiera convocado formalmente el congreso. Este lunes dio un paso más al señalar que anunciará su decisión “a partir del miércoles”.

No el miércoles, sino a partir de ese día. La Junta Directiva será también el órgano encargado de fijar el lugar de celebración del congreso así como el reglamento, donde se establecerá, por ejemplo, el calendario el cónclave, incluido el último día para presentar candidaturas. El propio Feijóo recordaba hace una semana que la única vez que tuvo que competir en un proceso orgánico, hace ya 16 años y para suceder a Manuel Fraga, fue el último en anunciar sus intenciones.

Uno de los riesgos que se evalúa estos días es que aparezca una candidatura (o más) que obliguen al PP a poner en marcha un proceso congresual real que los barones no quieren. El miércoles pasado, ya el jueves en realidad, los dirigentes autonómicos obligaron a Casado a dejar por escrito que no se va a presentar a la reelección. No se fiaban de él, después de haber exprimido al máximo la confianza de propios y extraños. Al final, sus fieles en el Congreso se contaban con los dedos de una mano. Y sobraban.

Casado no será. Pero el que fuera su mano derecha durante su mandato, Teodoro García Egea, no cierra la puerta a que alguien dé el paso. Preguntado expresamente en la única entrevista que ha dado al respecto, en El Objetivo, el ex secretario general cifró en “un 7,5 sobre 10” la posibilidad de que haya candidatura alternativas a la esperada de Feijóo. Más tensión a una maquinaria que lleva un tiempo al límite. Quizá mucho.

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