“¿Estos son sus brotes verdes? ¿Este es el salimos más fuertes?”. “Nos ha situado usted a la cola de la recuperación”. “Ya está a la altura de Pedro Solbes”. “Los Presupuestos Generales del Estado se basan en unas previsiones que ya nadie respalda, se ha quedado absolutamente sola”. “Somos el país del mundo desarrollado que más PIB y empleo ha perdido y que más va a tardar en recuperarlo”. “¿Ordenó falsear las previsiones del INE?”. “Sus cálculos son una fábula”. “¿Quiere que siga, señora Calviño?”.
A finales de 2021 la pandemia todavía causaba estragos en España pero los indicadores económicos ya mostraban signos de recuperación. El PP martilleaba entonces en cada sesión de control al Gobierno con preguntas sobre la supuesta incorrección de las previsiones del Ejecutivo y con innumerables vaticinios que terminaban en la recesión. Tres años después, las sucesivas correcciones del Instituto Nacional de Estadística sobre sus propios datos muestran que efectivamente hubo un error en sus estimaciones del crecimiento, pero no a la baja como se esforzaba en demostrar el principal partido de la oposición.
“Mañana la Comisión Europea presentará sus previsiones de otoño y está claro que van a confirmar que todos sus cálculos son una fábula. ¿Verdad, señora Calviño? Usted a estas alturas lo conoce perfectamente. Sus cálculos nada tienen que ver con la realidad que sufren los españoles”. La frase es de noviembre de 2021. Entonces Cuca Gamarra era portavoz del PP en el Congreso, cuando el partido todavía lo dirigía Pablo Casado, y aprovechaba cada pregunta a la ministra de Economía, Nadia Calviño, para hacer intervenciones como esta.
Unos meses antes, citaba al INE, al FMI o al BBVA para reprochar al Gobierno que todos los organismos públicos y privados recortaban sus previsiones de crecimiento. “Los Presupuestos Generales del Estado se basan en unas previsiones que ya nadie respalda. Usted se ha quedado absolutamente sola, pero es que, además, el gobernador del Banco de España ha arrojado un jarro de agua fría sobre su optimismo cuando ha dicho que la crisis económica está lejos de haber terminado”, decía Gamarra en septiembre.
El Gobierno había previsto para 2022 un crecimiento del 7% en sus cuentas públicas. Al terminar ese año, la cifra algo más baja, del 5,8%, aunque había ocurrido algo que unos meses antes era difícil prever: la invasión rusa a Ucrania que tuvo un gran impacto en la economía de la zona euro y que obligó al Ejecutivo a impulsar un plan de choque contra la inflación y las consecuencias de ese conflicto.
Es por eso que las críticas del PP al Gobierno por la situación económica siguieron en el tiempo. “Apenas tres días después del repaso que le dio el Fondo Monetario Internacional, el INE también se ha unido al que usted llama bando catastrofista donde dice que está solo el PP. Tras haber sido desautorizada por todos los organismos, ¿sigue manteniendo su insólita previsión de crecimiento del 7% para este año?”, insistía Gamarra en febrero.
Los ataques siguieron durante todo el año, incluso después de que Casado fuera defenestrado por su propio partido, tras denunciar públicamente las comisiones que había cobrado el hermano de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, en plena pandemia por la venta de mascarillas a la Comunidad de Madrid. La llegada de Alberto Núñez Feijóo a Génova no moderó el tono de sus diputados. Gamarra empezó a preguntar directamente a Sánchez y los portavoces del PP se batían con Calviño, algunos días Carlos Rojas, otros Jaime de Olano, otros Mario Garcés.
En mayo, el diputado del PP Eloy Suárez Lamata le recordó a Calviño un dato que tres años después es interesante. “Es usted la misma vicepresidenta que hizo unas previsiones en 2021 de crecimiento del 9,8% del PIB y solamente crecimos a la mitad. Eso sí, la culpa la tenía el Instituto Nacional de Estadística por no hacer bien su trabajo”, dijo en su pregunta durante la sesión de control, recogida en el diario de sesiones de aquel día.
Para esos meses el INE ya había hecho su cálculo sobre la economía del año anterior, el citado crecimiento del 7,2%. El instituto ha ido corrigiendo con el paso de los meses ese dato, en septiembre lo elevó unas décimas. Un año después lo situaba en el 9,2%. Y este año, en la última revisión de sus datos, el INE sostiene que la economía creció por encima del 10,4% en el año siguiente al estallido de la pandemia. Seis décimas por encima de las estimaciones de Calviño que Suárez Lamata le echaba en cara en aquel cruce en el Congreso.
El INE publicó este miércoles una breve nota de prensa en la que adelantaba el resultado de esa revisión al alza. Los datos saldrán al completo el 18 de septiembre y confirmarán que la recuperación de la economía tras la pandemia fue mucho más rápida de lo pensado. Será la cuarta revisión al alza de la Contabilidad Nacional desde 2020 y confirmará el mayor error estadístico de la historia de la institución.
El cambio se limita por el momento al PIB de 2021, cuya magnitud ahora se cifra en un 1,1% superior a la última revisión hasta alcanzar el nivel de 1.235 mil millones de euros.
Poco a poco, revisión al alza tras revisión (se realizan cada año en septiembre, al margen de otros retoques trimestrales), el INE ha ido asumiendo sus errores al medir el PIB desde 2020. Desde finales de 2021, los expertos Francisco Melis y Miguel Artola empezaron a advertir de esta problemática en una serie de análisis que se han ido y siguen publicando en elDiario.es. Con la misma tesis, exactamente el 12 de diciembre de 2021, el director de este periódico, Ignacio Escolar, publicó un informe especial que tituló: “Los datos que desmienten el pesimismo sobre la economía en España”.
Desde entonces, los expertos y los periodistas de elDiario.es han señalado las incoherencias de los datos del PIB y de la Contabilidad Nacional con otras fuentes estadísticas, como los beneficios registrados por las empresas en la Agencia Tributaria, los salarios o las horas trabajadas. Incluso identificaron “fraude negativo” en el IVA, es decir, se pagaban más impuestos de lo que se consumía, según la Contabilidad Nacional.
La economía española no ha entrado en recesión, como vaticinaba el PP hace tres o incluso dos años. Pese a las dificultades derivadas de la pandemia primero y después de la guerra de Ucrania, el PIB creció un 5,5% en 2022 y un 2,5% el año siguiente, muy por encima de la media de la zona euro. Hace unos meses, la Comisión Europea mejoró la previsión de crecimiento del PIB español en 2024 al 2,1%, cuatro décimas más de lo que pronosticaba tres meses atrás. España, según esas previsiones, será el país de los grandes que más crezca también el próximo año (1,9%).
El crecimiento sostenido de la economía ha tenido una consecuencia en el Congreso. El PP ya no hace preguntas sobre economía. Feijóo, este 2024, ha pasado de puntillas por la situación de la economía y ha centrado sus críticas en el ‘caso Koldo’, la inestabilidad política del Gobierno, la ley de amnistía y las acusaciones de corrupción a Begoña Gómez. Pero tampoco sus portavoces han aprovechado sus turnos de palabra para cuestionar como hace unos años los datos económicos.
Gamarra suele hacer preguntas con enunciados sobre la igualdad de los españoles que terminan hablando sobre corrupción u otros avatares políticos. En contadas ocasiones, critican la presión impositiva del Gobierno. Solo Juan Bravo, el portavoz económico del partido, ha mencionado en alguna ocasión los datos de pobreza o la falta de ejecución de los fondos europeos. Pero para el PP la economía española ya no está “en el vagón de cola” de la Unión Europea ni falsea previsiones ni hace cálculos que son una “fábula”.