Davos bendice la política económica de Sánchez que la derecha española ve como un “pufo”

Cuando Pedro Sánchez cruza la frontera suelen ocurrirle cosas difícilmente imaginables en España, como lo que le ha pasado esta semana en el Foro Económico Mundial de Davos. Su presidente, el noruego conservador Børge Brende, presentó al jefe del Ejecutivo español como una voz “imprescindible para Europa” y le dio la palabra tras bendecir públicamente la gestión económica llevada a cabo. “Su Gobierno ha demostrado que se puede conseguir una recuperación del crecimiento incluso en épocas difíciles gracias a las reformas y ha colocado a España a la cabeza de una transición ecológica y digital. Aquí hay muchos líderes europeos que quieren escuchar su mensaje”, añadió. 

Considerado el star system del capitalismo mundial, Sánchez recibió en Davos el reconocimiento a la política económica que ya han expresado otros organismos internacionales como la Comisión Europea pero que en España, de momento, se le resiste. Al menos si se tiene en cuenta el diagnóstico de la derecha. Tras meses calificando la gestión de la crisis del Gobierno como “la peor de Europa”, hablar de España como “el farolillo rojo” de la UE o predecir el “colapso” económico español, los buenos datos de los últimos meses en la evolución de los precios o la creación de empleo han aplacado el discurso de la oposición que, no obstante, insiste en señalar la incompetencia de Sánchez. Este mismo miércoles, Alberto Núñez Feijóo acusó al Gobierno de “dejar un pufo a las próximas generaciones”, en referencia a la deuda pública.

“Priorizar el bienestar de la gente”

En Davos el presidente se enfundó el traje de líder internacional para defender salidas más sociales a las crisis económicas, enarbolando la bandera de la socialdemocracia europea. “Sabéis que el sistema no es justo, que está lleno de injusticia y desigualdad y que es el momento de arreglarlo. Hay que priorizar el bienestar de la gente. Mi Gobierno está comprometido con este objetivo”, expuso ante la élite mundial empresarial, a la que pidió un mayor compromiso y sacrificio. 

Sánchez recriminó a los directivos que escuchaban su discurso que obtengan beneficios multimillonarios mientras a los ciudadanos se les pide que sigan aguantando el impacto de la inflación. “La desigualdad aumenta, la movilidad social se ha estancado. Los ciudadanos pierden poder adquisitivo, están luchando por conseguir un trabajo decente, por comprar una casa y por proporcionar una buena educación a sus hijos. Y mientras tanto, el número de multimillonarios sigue creciendo y las grandes multinacionales multiplican sus beneficios a espaldas de los demás. ¿Cómo podemos pedir a los ciudadanos que aguanten un poco más la inflación cuando algunas multinacionales no pagan impuestos gracias a los paraísos fiscales y a los agujeros legales que nosotros permitimos?”, reclamó. 

Las palabras del presidente español tuvieron eco ante un foro tradicionalmente poco receptivo a los mensajes económicos progresistas. Pero el propio dirigente noruego que lo preside y que le había dado la palabra minutos antes entre halagos volvió a deshacerse en elogios tras escucharle. “Enhorabuena por sus resultados económicos, no todo el mundo puede decir lo mismo. La transición que España está realizando, con la reforma laboral y otras reformas económicas, les han llevado a uno de los crecimientos más fuertes de Europa”, aseguró. 

Este reconocimiento internacional es recibido en la Moncloa como un crédito político de gran valor ante un año electoral clave y en vísperas de la presidencia española de la Unión Europea, un hito también marcado en rojo por el Ejecutivo. El anhelo es conseguir que ese prestigio cosechado fuera durante la legislatura, con éxitos de gestión en el marco de la Unión Europea como la excepción ibérica al precio del gas, pueda convertirse en un activo electoral para las citas con las urnas de 2023. El Gobierno pone en valor la buena acogida que reflejan las encuestas sobre las medidas desarrolladas para paliar los efectos de las crisis derivadas de la pandemia y la invasión rusa de Ucrania. Algo que, sin embargo, no tiene de momento correlación con la intención de voto que expresan la inmensa mayoría de los sondeos. 

Feijóo no cree que la economía esté “para presumir”

Esa admiración que expresan dirigentes internacionales de toda índole ideológica por la gestión española de la economía contrasta con el discurso apocalíptico de los conservadores de nuestro país. Esta misma semana, en una entrevista en La Razón, Alberto Nuñez Feijóo dibujaba un panorama desolador: “Somos los campeones de la UE en paro general y en paro juvenil. También somos los segundos con mayor tasa de paro femenino y los que más lejos estamos de recuperar el PIB del año 2019. Desde la llegada de Pedro Sánchez al Gobierno somos el país que más se ha endeudado y que más ha incrementado los impuestos, a lo que hay que añadir más del 15 % de incremento de los precios de la compra. No me parece una economía de la que presumir”.

Bajo el liderazgo de Feijóo, ese relato catastrofista de la situación económica española ha sido alimentado por la derecha en los últimos meses con una retahíla de predicciones: una “recesión técnica” inminente, una inflación récord en Europa y la destrucción de miles de puestos de trabajo por la reforma laboral. Todos, hasta hoy, escenarios desmentidos por la realidad y los organismos oficiales. Tanto el Banco de España como agencias internacionales como Goldman Sachs alejan ahora el fantasma de la recesión sobre nuestra economía, que además registra la tasa de inflación más baja de la Unión desde el mes de octubre y cuenta con los mejores datos de creación de empleo desde antes de la gran recesión. 

En la Moncloa quieren pensar que esa realidad económica que influye en el bolsillo de los ciudadanos podrá ser rentabilizada en las urnas por encima del “ruido” de la oposición. En el arranque de la precampaña de cara a las elecciones de mayo en un acto en Sevilla, Pedro Sánchez reivindicó el pasado sábado esa gestión en clave electoral. “¿Hay diferencias entre que gobierne la izquierda y gobierne la derecha? Pues las hay”, planteó, para recordar lo siguiente: “En crisis anteriores se utilizó el dinero público para rescatar a los bancos y para bajar las pensiones y hoy les decimos a los bancos que tienen que pagar un poco más para revalorizar las pensiones a la gente mayor. Lo demás es raca-raca”. 

Este miércoles, y tras volver de Davos, el presidente del Gobierno subió un vídeo a sus redes sociales trasladando el mismo mensaje que había expuesto ante la élite económica mundial a un grupo de pensionistas que jugaba a la petanca en Coslada (Madrid). “Nos comprometimos con revalorizar las pensiones al IPC y lo hemos hecho. Creemos que los costes económicos de la crisis deben tener un reparto equitativo, que quien tiene una situación más holgada contribuya más para que no recaiga sobre los pensionistas y que  puedan tener una jubilación digna tras una vida de esfuerzo y de trabajo”, reivindicó.