Estados Unidos espió, al menos desde 2006 hasta mayo de 2012 a los tres sucesivos presidentes franceses que se sucedieron en ese periodo, Jacques Chirac, Nicolas Sarkozy y François Hollande, según documentos de WikiLeaks publicados hoy por Libération y Médiapart.
La Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA) pinchó a esos tres jefes de Estado franceses y a colaboradores próximos como diplomáticos o jefes de gabinete y había reunido los documentos obtenidos de esas escuchas bajo el epígrafe “Espionaje Elíseo”.
El director de Libération, Laurent Joffrin, en declaraciones a la televisión BFMTV, destacó que la que se ha puesto en evidencia “fue una operación de gran envergadura”.
Jofrin dijo que tenían los textos de las escuchas con fechas y los números de teléfono pinchados.
Los documentos de WikiLeaks sobre este asunto incluyen cinco informes de análisis de la NSA destinados a los agentes de los servicios secretos estadounidenses, y dos de ellos también a los países con los que Washington tiene una alianza particular en ese terreno (Australia, Canadá, Nueva Zelanda y el Reino Unido).
Aunque las notas tienen la catalogación de altamente confidenciales, en realidad no hay secretos de Estado, reconoció Libération, pero demuestran el interés de la NSA por Francia, como lo pone en evidencia la base de datos de números de teléfonos fijos o móviles seleccionados para la recuperación masiva de informaciones a través de ellos.
Los últimos análisis de la agencia disponibles, con fecha del 22 de mayo de 2012, dan cuenta, por ejemplo, de “reuniones secretas” a finales de 2011 de una posible salida de Grecia de la zona euro.
O de la preocupación del entonces primer ministro, Jean-Marc Ayrault, del posible enfado de la canciller alemana, Angela Merkel, si se enteraba de la entrevista de Hollande, recientemente elegido presidente, con la oposición socialdemócrata alemana.
Otro de los análisis durante el mandato de Nicolas Sarkozy (2007-2012) señala cómo el jefe del Estado conservador se consideraba “el único hombre capaz de resolver la crisis financiera” en 2008 o cómo se quejaba en 2010 de la marcha atrás de Estados Unidos en la propuesta de un “acuerdo de cooperación bilateral” en el terreno de los servicios secretos.
Libération hizo notar que la selección de documentos publicados no es más que una parte de la actividad de espionaje de la NSA con dirigentes franceses, pero confirman hasta qué punto Washington quería conocer en detalle las comunicaciones de países aliados.
El Gobierno francés ha calificado de “inaceptables” las escuchas. En declaraciones a la cadena de información continua i-Téle, el ministro de Agricultura y portavoz gubernamental, Stéphane Le Foll, ha señalado que “Francia y EEUU son a menudo aliados en el mundo en nombre de la democracia y de la libertad. Que haya habido esa cobertura evidentemente no es aceptable ni comprensible”.
Previamente, fuentes próximas a Hollande citadas por Libération indicaron que cuando el jefe del Estado cuando estuvo en Washington en febrero de 2014 recibió el compromiso de Barack Obama de que se acabarían las escuchas indiscriminadas a los países aliados.