Podemos eleva la presión sobre Sumar para lograr un ministerio in extremis
Cerrado el capítulo de la investidura, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz enfilan ya la coda de la última negociación antes del nacimiento del nuevo gobierno de coalición: el reparto de carteras entre ambas fuerzas. A las puertas de la reunión que mantendrán ambos líderes en las próximas horas, en la que terminarán de cerrar el diseño del nuevo gabinete, Podemos ha redoblado la presión para tratar de lograr algún ministerio en el futuro ejecutivo. “Hay tiempo de rectificar y que se corrija ese posible veto a Podemos en el Gobierno”, dijo este jueves la secretaria general del partido, Ione Belarra, en declaraciones a la prensa en el Congreso.
El líder socialista, recién elegido presidente del Gobierno por tercera vez, y la de Sumar llevan intercambiando papeles sobre el reparto de ministros y ministras desde hace tiempo, pero la estructura y los nombres del nuevo Ejecutivo no están cerrados definitivamente, según trasladan fuentes conocedoras de esas negociaciones. Sí se da por hecho que la coalición que lidera Yolanda Díaz tendrá entre cuatro y cinco ministerios, un número a priori suficiente para incorporar a los principales partidos con los que concurrió a las elecciones del 23J. Aunque es precisamente la oscilación de esa cifra la que terminará de definir el esquema final, quién entra y quién se queda fuera.
El equipo de Díaz descuenta que mantendrá una vicepresidencia y el Ministerio de Trabajo, así como un número de carteras que le permitiría repartir poder, en función de sus prioridades, entre los Comuns, Más Madrid e Izquierda Unida. Si Sumar mantuviese la misma cuota que Unidas Podemos en la pasada legislatura, habría sitio también para que los de Ione Belarra contarán con un asiento en el Consejo de Ministros, aunque esa plaza la líder de la coalición podría destinarla a una persona de su confianza.
En la pasada legislatura, Pablo Iglesias repartió ministerios entre todos los integrantes de lo que entonces era Unidas Podemos: dio dos a Podemos, uno a los comuns, otro a Izquierda Unida y otro a Yolanda Díaz, ya sin carnet de IU en aquel momento. Pero entonces la convivencia entre las distintas fuerzas era muy diferente a la de ahora en que las relaciones entre las dirigentes de Podemos y la dirección de Sumar están prácticamente rotas.
Podemos firmó antes de las elecciones un pacto de coalición para ir con Sumar, un acuerdo que le garantiza el 23% de los recursos económicos del grupo parlamentario por el que finalmente consiguió sus cinco escaños actuales. Pero a pesar de la decisión de concurrir en unidad, la formación ha ido aumentado paulatinamente sus choques con la plataforma de Yolanda Díaz.
El mismo día después del resultado electoral el partido ya lamentó que la coalición hubiese logrado un número de escaños inferior al de Unidas Podemos cuatro años antes. Entonces, el resto de fuerzas de la coalición salió a defender unos resultados que permitían a PSOE y Sumar revalidar el Gobierno justo después de la debacle electoral que había sufrido la izquierda y en especial Podemos hacía apenas dos meses en las autonómicas y municipales.
Podemos ha reclamado desde entonces “autonomía política” y ha incrementado los ataques al espacio de Yolanda Díaz, al que acusan de ser “servil” al poder. Hace poco, la líder de los Comuns, Ada Colau, habló sobre la posibilidad de que Podemos vote en contra de las posiciones de Sumar en el Congreso. Les recordó que tenían un acuerdo y debían cumplirlo: “Porque si no lo cumple, tampoco tendrá todo el retorno que tiene en materia económica”.
Las relaciones entre la dirección del partido y la líder de Sumar se han tensado hasta el punto de que los de Belarra dan por hecho que no entrará en ese nuevo gobierno, incluso aunque el PSOE cediera a Sumar cinco ministerios. “Que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz vayan a echar a Podemos del Gobierno creo que va a dificultar que pasen de las palabras a los hechos que es lo que verdaderamente necesitamos para frenar a esta ofensiva reaccionaria”, dijo el miércoles la actual titular de Igualdad en funciones, Irene Montero.
Este jueves Belarra fue un poco menos contundente en sus declaraciones y estimó que todavía queda tiempo para que Sánchez y Díaz cambien de opinión. “Está en juego de nuevo la cláusula de exclusión histórica. Tenemos una capacidad de transformar de manera real. Al PSOE eso no le ha gustado, al PSOE le gusta una izquierda dócil”, dijo ante los micrófonos de los periodistas.
Las declaraciones de las dirigentes de Podemos llegan apenas unas semanas después de que las bases del partido refrendasen un cambio de estrategia propuesto por la dirección para distanciarse del proyecto político de Díaz, en línea con las críticas que esgrimen en público desde hace meses. Los inscritos aprobaron una nueva hoja de ruta en la que enmendaban de sus documentos que la estrategia del partido girase en torno a la vicepresidenta segunda en funciones tal y como habían decidido en 2021, tras la salida de Pablo Iglesias de la formación. A partir de ahora, rezan los documentos, las coaliciones electorales en las que participe Podemos tendrán primarias abiertas y no habrá vetos, como el que denuncian que se ejerció con Montero en el acuerdo para las listas del 23J, que el partido aun así firmó pero que está en el origen de todos los choques con Yolanda Díaz.
Como parte de esa nueva estrategia, Podemos ya había planteado hace dos meses cinco propuestas para negociar con el PSOE a cambio de su investidura. Cuatro eran de corte programático y en una quinta expresaban su voluntad de que Irene Montero continuase como ministra de Igualdad. La posición del partido no ha variado y preguntados sus dirigentes por este asunto siempre repiten que, en caso de entrar en el ejecutivo, “los ministros de Podemos los elige Podemos”.
Otras formaciones de Sumar han planteado premisas similares. Izquierda Unida aprobó hace apenas unos días que su portavoz, la eurodiputada Sira Rego, fuese la elegida del partido para ocupar un ministerio en caso de que la formación contase finalmente con uno tras el reparto interno que Díaz todavía no ha terminado de cerrar.
Podemos ha enfatizado su apuesta por Montero y defendido su capacidad para elegir sus propios ministros ante los rumores que circulan en el espacio político desde hace meses de que la persona elegida por Díaz para ocupar una de esas carteras fuese Nacho Álvarez, actual secretario de Estado de Derechos Sociales con Belarra y secretario de Economía en el partido. Álvarez, persona que se ha ganado en estos años la total confianza de la líder de Sumar, decidió aceptar en julio la portavocía económica de la campaña electoral de Sumar y ha liderado el equipo negociador del acuerdo programático con el Partido Socialista, un acercamiento que enfadó a la dirección de su partido.
En los últimos días, ante la presión creciente de Podemos, que amaga con iniciar un camino de ruptura con Sumar en caso de quedarse fuera del Gobierno, algunas voces relevantes en la coalición han reclamado que se les conceda un asiento que desactive esa estrategia. Esa presión, una de las razones por las que las negociaciones están todavía abiertas, Díaz también la ha recibido por parte del PSOE, que teme una legislatura en la que deba negociar por separado con los cinco diputados de Belarra.
Otros dirigentes de partidos de Sumar piensan además que no tiene sentido que se quede fuera del ejecutivo un partido que cuenta con cinco diputados en el Congreso (los mismos que comuns e IU y tres más que Más Madrid), que ha ostentado la hegemonía de ese espacio político durante la última década y sin el cual no se entendería el primer gobierno de coalición en España desde la vuelta de la democracia.
El problema es que para la dirección de Podemos sería muy difícil aceptar un ministerio que no estuviese encabezado por Montero o en su lugar por Belarra. Una oferta que en el partido entenderían como un veto a sus dos principales figuras políticas, más inasumible aún después de la nueva hoja de ruta aprobada hace semanas en la que ponen en valor su autonomía política. No obstante, la posibilidad de que Álvarez u otra figura de Podemos ocupase un ministerio no se les ha planteado directamente, según afirman en el partido. Este jueves Belarra ha asegurado que no habla con Yolanda Díaz desde el pasado julio.
No solo Belarra y Montero han hablado sobre la posibilidad de que Podemos no forme parte del nuevo Gobierno. Iglesias, fundador del partido y la persona que designó como sucesora a Yolanda Díaz con la que ahora está absolutamente enfrentado, y cuya opinión tiene un peso innegable puertas para dentro de la formación, dio esta semana por hecho, en sendas tertulias en Rac1 y TV3, un pacto entre Sánchez y Díaz para dejarlos fuera del Gobierno.
En palabras del ex secretario general, esa decisión abriría una nueva etapa de relaciones entre su partido y el de Díaz. En primer lugar, liberaría a los diputados de Podemos para ejercer independencia de voto en cada una de las leyes que llegasen al Congreso. Pero la separación entre ambas fuerzas políticas podría ser total cuando lleguen las elecciones europeas, donde el partido podría presentarse, dijo Iglesias, con una lista separada a la de Sumar. Un escenario que laminaría la unidad de la coalición.
Preguntada, también en TV3, por las palabras de Iglesias, Marta Lois ha tratado de mostrarse conciliadora y ha vaticinado que Podemos votará a favor de las leyes del Gobierno y se alineará con las posiciones de Sumar. “Estoy convencida de que todos los diputados y diputadas de Podemos suscribirán las políticas de izquierdas acordadas con el PSOE”, ha dicho.
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