Estrella Galán (Madrid, 1971) ha endurecido el tono contra el PSOE en la recta final de la campaña. La candidata de Sumar para las elecciones europeas cree que el partido de Pedro Sánchez es uno en España y otro en Europa, donde se abraza con el PP para aprobar el pacto migratorio o la vuelta a las reglas fiscales.
La candidata ha dado el salto a la política después de 25 años dedicada al trabajo por la defensa de los derechos de los migrantes ante el riesgo del avance de la extrema derecha en todo Europa. “A la gente hay que demostrarle que a la ultraderecha solo se le frena avanzando en derechos, con propuestas que afectan a su cesta de la compra, su hipoteca, la subida de sus salarios y a su estabilidad laboral”, defiende.
Lleva 25 años trabajando en la defensa de los derechos de las personas migrantes. ¿Por qué ha decidido dar el salto a la política en este momento?
Cuando me hicieron la propuesta valoré que era un momento histórico muy complejo para los derechos humanos, pero también para el avance en general en derechos y libertades de la ciudadanía. Me preocupa mucho que toda la lucha que desde los años 60 y 70 han hecho generaciones anteriores acabe rota precisamente por ese avance de la ultraderecha. Mi compromiso social y político ha sido siempre fuerte, pero desde la sociedad civil. Poder aportar mi experiencia, mi gestión y mi conocimiento desde el espacio donde se toman las decisiones a nivel internacional, que es el Parlamento Europeo, creía podía ser de utilidad para mejorar las cosas.
Durante la campaña han multiplicado los ataques al PSOE, sobre todo si se compara con las generales del 23 de julio. ¿Es una estrategia ante la fuga de votos que están detectando desde desde Sumar hacia su socio de gobierno?
Yo no diría ataque. Hay dos partidos socialistas. Está el que gobierna con Sumar en España; y Sumar es el corazón que impulsa las políticas progresistas y que hace avanzar y mirar al PSOE hacia la izquierda para mejorar la vida de la gente. Y luego el Partido Socialista que nos encontramos en Europa, donde va de la mano del PP en muchas políticas trascendentales para la gente, va de la mano de los grandes oligopolios, planteando medidas fiscales que nos van a llevar a la austeridad y al retroceso de nuevo. Apoya un pacto de migraciones que satisface más a los países reaccionarios que a los países como nosotros del sur y que por supuesto no protege a las personas. Cuanto más fuerte sea Sumar en Europa, más posibilidad tendremos de que el PSOE también mire hacia la izquierda y hacia esas políticas progresistas.
Enviar dinero a Ucrania sin una propuesta de paz solo eleva el conflicto bélico
Ha hecho usted el análisis de que Sumar es el alma de gobierno, de esa fuerza que empuja al Partido Socialista a hacer las cosas que en principio no quiere hacer. Pero no sé si están siendo capaces de convencer al electorado de eso, a tenor de lo que dicen las encuestas. No sé si coincide con ese diagnóstico y por qué cree que puede estar ocurriendo eso.
La única herramienta para demostrar que somos ese corazón que empuja hacia las medidas que mejoran la vida de la gente son los hechos. Sumar es un partido que no está en las instituciones para decir, sino para hacer. En las últimas semanas hemos visto una serie de medidas que son concretas y que son objetivables: la subida del salario mínimo interprofesional, el freno de la privatización de la sanidad pública...
Son los ciudadanos y las ciudadanas quienes podrán decidir si lo que quieren es un partido con eslóganes o uno que genera medidas que les afectan y les llegan al final a su vida cotidiana. Eso es Sumar. Las encuestas, sinceramente, creo que son una foto fija que a veces no responde a los resultados finales. No nos fiamos de las encuestas, nos fiamos del feedback que nos da la gente cuando les suben el salario mínimo o cuando les hacen un contrato fijo.
Uno de los choques recientes con el PSOE ha sido a raíz de la forma en la que han planteado la aprobación de un paquete de armas a Ucrania. Oficialmente su queja es por la falta de transparencia, que no les hayan contado las condiciones en las que se ha aprobado ese paquete o que iba destinado a Ucrania primero y que luego lo contaran a través de un medio de comunicación. ¿Sumar estaría a favor de un gasto de ese calibre en armas para Ucrania?
Cualquier medida que se tome en ese sentido tiene que ir acompañada de un plan para la paz. En estos momentos, enviar una cantidad de millones sin una propuesta de diálogo de paz y de un proceso de diplomacia para finalizar este conflicto lo único que hace es elevar el conflicto bélico. En esas condiciones aisladas, mandar dinero no es nuestra propuesta. Creemos en una propuesta más transversal que conduzca a la paz. Y ahora mismo en Ucrania todo lo que se está haciendo tiene que ver con más conflicto, no con paz.
¿Cómo se puede llegar a esa paz o qué debería hacer la Unión Europea a partir de ahora para alcanzar esa paz en Ucrania?
Hay que poner en marcha alguna estrategia diplomática para que las partes puedan llegar a un acuerdo. La población civil ucraniana está sufriendo, están muriendo inocentes, muchas personas han tenido que exiliarse y salir protegidas a otros países de la Unión Europea. No estamos en el camino de la solución. El único camino para la paz es la propia paz y para eso se necesita diplomacia.
En su programa electoral defienden algo que llaman autonomía estratégica de la Unión Europea. ¿En qué consiste exactamente? ¿Tiene que ver con la creación de un ejército europeo?
Creemos que el rol de las Naciones Unidas en los conflictos bélicos debe ser fundamental. La OTAN en estos momentos está más enfocada hacia los propios conflictos que a procesos de paz y de diálogo. La autonomía estratégica tiene que ver con coordinar bien los presupuestos y de alguna manera poner a los cascos azules en primera línea. A partir de ahí veremos cuáles son las fórmulas, pero no tiene que ver con dar la mano a Estados Unidos o ponernos al lado de [Vladimir] Putin. Creemos que hay fórmulas intermedias.
El Gobierno ha reconocido el Estado de Palestina, pero ustedes han dicho que es insuficiente. ¿Qué pasos cree que debe dar España a partir de ahora o tiene que impulsar dentro de la Unión Europea para la resolución de ese conflicto?
En primer lugar hay que sentar en el banquillo a [Benjamín] Netanyahu. España debería sumarse de forma inmediata a la demanda de Sudáfrica para que la Corte Penal Internacional pueda juzgarle por genocidio. A partir de ahí, hay que hacer un embargo de los tratados de armas, tanto de compraventa como también de transporte en nuestros puertos. No pueden ser un espacio de tránsito de armas. Ahí hemos sido y vamos a ser firmes.
El alto el fuego es necesario ya. El pueblo palestino está muriendo. Son miles de seres humanos inocentes. La impunidad de Netanyahu es cada vez mayor. Ahora va a viajar a Estados Unidos para reafirmar ese apoyo. Y, por supuesto, la Unión Europea tiene que romper cuanto antes las relaciones de vecindad que tenemos con Israel. Nosotros estamos tardando en llamar a consultas a nuestra embajadora en Tel Aviv y en romper las relaciones diplomáticas.
Parte de estas cosas las han dicho ya en público y supongo que se las han trasladado al socio de Gobierno. ¿Por qué cree que el PSOE se resiste a dar este tipo de pasos? ¿Qué motivos hay detrás de esa resistencia?
Desconozco las razones, pero esta es la muestra de que cuando al PSOE le tiemblan las piernas para tomar determinadas decisiones, a la gente le tiembla la vida. Esa es la respuesta de por qué el PSOE en Europa se abraza con el Partido Popular y aquí de alguna manera mira hacia políticas más progresistas. Desconozco las razones, pero no lo compartimos.
El pacto migratorio ha puesto precio a las vidas de los seres humanos
En el programa plantean derogar el pacto migratorio, desmontarlo, reformularlo. ¿Cómo piensan hacerlo? ¿Qué ideas tienen para un nuevo pacto migratorio dentro de la próxima legislatura?
En estos momentos está todavía pendiente el desarrollo de algunos de los reglamentos y de su aplicación efectiva. Desde el Parlamento hay que establecer medidas para monitorizar el cumplimiento de los derechos humanos. Con ese pacto es imposible el cumplimiento de los derechos en las fronteras, con determinados colectivos que no van a ser protegidos. Vamos a ir planteando esas incompatibilidades con el cumplimiento de los tratados internacionales para ir dando un giro a ese pacto.
El pacto en sí mismo tenía otras intenciones, armonizar las políticas europeas y generar un proceso de solidaridad entre los diferentes países para garantizar la acogida de personas refugiadas. Ha ido en el sentido contrario. Si podemos rescatar la idea inicial y naturalizar el pacto hacia donde iba encaminado, posiblemente podamos ir a un lugar mejor. Va a depender del peso que tengan las fuerzas progresistas en el Parlamento. El 9 de junio vamos a ver si vamos a una Europa de los derechos o a una Europa del odio.
Entre esas medidas no sé si han planteado, por ejemplo, cambiar la orientación de Frontex, darle otro papel o, por ejemplo, crear un sistema nuevo de rescate marítimo financiado con fondos de la Unión Europea.
Hay que garantizar rescates y puertos seguros en todas las costas europeas y para eso Frontex, una agencia tan cuestionada, tiene que cambiar su misión y su orientación. No puede ser exclusivamente una agencia de control de fronteras sin garantizar el salvamento. Nosotros planteamos que en todos los países haya garantías de salvamento marítimo, un servicio de salvamento como el que existe en España, que es un modelo a tener en cuenta, aunque muy mejorable.
¿Cómo se pueden evitar situaciones como las que hemos visto en la prensa en las últimas semanas, con desplazamientos forzosos, con detenciones en todo el norte de África, en Marruecos, en Túnez, en Mauritania y además financiadas con fondos europeos? ¿Cómo piensan acabar con estas prácticas?
El propio pacto ha permitido que los países decidan entre acoger o abonar un dinero por cada refugiado o por cada persona que no acoja: 20.000 euros. Es decir, ha puesto precio a las vidas de los seres humanos. Con ese dinero pretenden externalizar las fronteras y alejar cada vez más a los migrantes y a los refugiados de las fronteras europeas. Hemos visto cómo en esa tan valiosa investigación periodística se concreta lo que ya sabíamos, que hay terceros países que hacen de gendarmes de fronteras europeas. Son países que no garantizan ni respetan los derechos humanos y ponen a seres humanos en el desierto sin ningún medio para que se alejen e incluso para que lleguen hasta la muerte. Nosotros vamos a apostar por una fiscalización de esos fondos europeos: ni un solo euro puede ir a una medida que no vaya acompañada de la garantía de derechos humanos.
En el debate de la Cadena Ser y El País de este lunes, el candidato de Vox, Jorge Buxadé, decía que el islamismo es incompatible con Europa. La extrema derecha seguramente va a aumentar su presencia en el Parlamento Europeo, así lo indican todas las encuestas, y eso en parte es gracias a que estos discursos de alguna manera calan. ¿Cómo se puede combatir este discurso que criminaliza al migrante o cómo se debe convencer a esa población que responsabiliza a los inmigrantes de la inseguridad o el desempleo?
Hay que tratar de cambiar el relato. Cuando los partidos progresistas trasladan relatos de miedo o templados sobre las personas migrantes y refugiadas la extrema derecha avanza y saca las garras contra los más vulnerables.
Hay que exigir firmeza y valentía en los discursos. Lo hemos visto cuando hemos acogido a la población ucraniana. Fueron siete millones de personas en menos de dos años y no ha habido ningún problema. Eso sí, el relato era absolutamente positivo y había voluntad política. También hubo una apertura generosa con recursos para esa acogida. ¿Alguna persona en su casa se ha sentido amenazada? ¿Ha sentido que sus privilegios o sus condiciones de vida empeoraban por acoger a esos siete millones de personas? Estoy segura que la respuesta es no.
La extrema derecha saca las garras ante los discursos templados a favor de la inmigración
Las personas, cuando vienen, aportan, enriquecen. La tendencia a criminalizar a las migraciones es una estrategia de la ultraderecha. Quienes más responsabilidad tenemos para luchar contra ese avance del miedo somos la izquierda, los partidos progresistas, los partidos serios y demócratas y también la derecha, el Partido Popular, al que también le gusta de vez en cuando sacar algún mensaje populista. Tenemos que ser firmes, porque además necesitamos las migraciones. No lo digo yo, lo dice el Banco Mundial. No lo dicen las ONG, lo dicen los organismos internacionales. Si queremos tener un Estado de bienestar en condiciones, si queremos cumplir con los objetivos de poder proteger a nuestros mayores, necesitamos mano de obra de personas que vengan de fuera y que aporten riqueza a nuestra sociedad envejecida en Europa.
Hablaba antes de la respuesta templada de ciertas fuerzas progresistas. No sé si se refiere al PSOE y a la gestión de la inmigración en determinados momentos, sobre todo la legislatura pasada. Me estoy refiriendo a las crisis en la valla de Melilla o en Ceuta, por ejemplo.
Era una reflexión general. Hay muy poco discurso valiente sobre migraciones en el panorama político. Respecto a cómo ha gestionado las políticas migratorias en España es el PSOE el que tenía realmente las competencias, por un lado en el Ministerio de Inclusión y Migraciones y por otro lado en el Ministerio de Interior. Hemos visto a un PSOE de dos velocidades. El de la acogida, que garantizaba la protección y un trabajo de integración positivo de las personas migrantes y refugiadas. Y, por otro lado, un Ministerio del Interior con unas políticas durísimas, una regulación de las fronteras incumpliendo o no respetando los derechos humanos. Hemos visto morir gente en nuestras fronteras de una forma vergonzosa y, además, negando la mayor. Ahí vemos más al PSOE que se deja influir por los mensajes de la ultraderecha, de la derecha y de la Europa que no quiere a los migrantes, que al PSOE progresista que con Sumar apuesta por la acogida y apuesta por la integración.
Algo parecido a este enfrentamiento dentro de la propia clase que relacionamos con la ultraderecha y la inmigración ocurre también con las políticas verdes. Hay una parte de la clase trabajadora –no sé si lo comparte– que cree que hay muchas políticas verdes que se están implementando les perjudican. Por ejemplo, quien se ve forzado a comprar un coche híbrido sin tener el dinero para eso porque no puede entrar con su coche de hace 20 años en Madrid. ¿Cómo se puede hacer una transición ecológica que no deje a esa gente atrás?
El Pacto Verde es fundamental no solo para el futuro, es para el presente. Estamos ya a contrarreloj respecto a la reducción de emisiones, al cambio industrial y la descarbonización que necesita Europa. Hay que apostar por una transición justa, pero también social, donde las personas estén dentro. Hay que ver esa transición como una oportunidad para generar empleo, para mejorar la vida de la gente y para ir hacia otro modelo industrial que tenga que ver con la sostenibilidad. Tenemos un país muy rico en viento o sol que puede generar empleos de calidad.
Y, a la vez, esas medidas que llevan a que una persona tenga que cambiar su automóvil hay que plantearlas con dos miradas. Una apuesta firme por el transporte público, por garantizar una electrificación del transporte público y, sobre todo, por el tren. Hay que generar tren que no consuma, accesible económicamente y que puede además comunicar España no solo desde el centro. Este modelo centralista que siempre acaba en Madrid debe romperse.
Hay que apoyar también a los ciudadanos que necesitan hacer ese cambio de sus automóviles, de cualquier electrodoméstico o de mejorar sus viviendas con apoyo de los estados. Un Estado protector que apueste realmente por esa transición justa, que no deje solo la transición en manos de los mercados. Y ahí también tenemos diferencias con el Partido Socialista. Nosotros consideramos que no podemos bonificar a las grandes eléctricas. En estos momentos hay una intención de bonificar a las grandes eléctricas y ahí Teresa Ribera es una de las personas que está en esa clave. Una candidatura verde tiene que plantear que los que más contaminan y los que más ganan son los que tienen que implicarse con sus impuestos para garantizar esa transición ecosocial y justa.
Hablábamos del ascenso de la extrema derecha. Aquí también va a crecer, quizás con la entrada de una formación de otro tipo. ¿Qué ha hecho mal la política en general o la izquierda en concreto para tener un escenario como el que estamos viviendo?
Hemos atravesado diferentes crisis en muy poco tiempo. La primera crisis, la de 2008, se resolvió con recortes, con medidas de austeridad que culpabilizaban al ciudadano. Eso llevó a la más profunda desafección, alejó a las personas de la confianza que podían tener en la política, en las instituciones y en relación a Europa. La ultraderecha aprovechó ese momento para extender sus propuestas populistas y abrazar a la desesperanza, que es lo que siente la gente cuando ve que no llega a fin de mes, cuando le suben su hipoteca, cuando les desahucian o cuando se quedan sin empleo.
La izquierda no ha sabido mostrar el camino hacia un Estado y una Europa que proteja a los ciudadanos
Han sabido muy bien rentabilizar el discurso con propuestas vacías. Y la izquierda no ha sabido mostrar el camino hacia un Estado y una Europa que proteja a los ciudadanos. Es cierto que en la crisis del COVID las respuestas fueron otras, salimos de la crisis con mejores condiciones y con una mejor gestión. A la gente hay que demostrarle que a la ultraderecha solo se le frena avanzando en derechos, con propuestas que afectan a su cesta de la compra, a su hipoteca, a la subida de sus salarios, a su estabilidad laboral. Esa es la fórmula que está adoptando Sumar. Sin embargo, vemos que, por otro lado, hay un congelamiento, un miedo a actuar, a seguir haciendo políticas por la gente y eso es lo que aprovecha la ultraderecha para avanzar en el odio, para avanzar en el miedo y para seguir creciendo en escaños.
En un contexto como el que estamos proyectando, ¿apoyaría o estaría dispuesto a apoyar a Ursula von der Leyen para que siga como presidenta de la Comisión si eso evita que no haga un pacto con la ultraderecha?
Desgraciadamente lo único que estamos viendo es que ella está dispuesta a caminar con [Giorgia] Meloni y que está dulcificando esa derecha ultra que Meloni representa. Ni siquiera se da el contexto para que podamos valorarlo. Creemos que vamos a apoyar cualquier propuesta que tenga que ver con cuidar a la gente, con avanzar, con progresar. Desgraciadamente no vemos que el camino vaya por ahí.
En el bloque económico, han planteado que el Banco Central Europeo no sea solo un instrumento para contener la inflación. ¿Qué creen que debería modificarse? ¿Qué papel tendría que tener el Banco Central Europeo?
El Banco Central Europeo debería controlar el reparto de las ganancias bancarias. Los grandes bancos tienen un incremento estratosférico de sus ganancias que no repercute ni tan siquiera en la bajada de los intereses en las hipotecas. Creemos que el Banco Central Europeo debe ser el mediador para que haya un reparto o una redistribución de la riqueza. Y cuando un banco gana mucho, tiene que notarse en la economía de las familias. Cuando un banco gana mucho tiene que facilitar el crédito a precios accesibles.
Han criticado también al PSOE por apoyar la vuelta a las reglas fiscales, a esta austeridad 2.0, como la llaman. ¿Qué les parece mal de estas reglas fiscales que se han aprobado? ¿Y, sobre todo, cómo plantearían llegar a esos objetivos del 3% de déficit y del 60% de deuda que establecen los propios tratados de la Unión Europea?
La fórmula no es volver a la recesión. Creemos en la fórmula del COVID, en un espacio que proteja las economías no solo de las familias sino de los estados y que permita actuar ante posibles crisis sobrevenidas que sabemos que van a estar muy presentes. La estabilidad económica que conocíamos en el pasado ya no existe. Estamos sometidos a crisis permanentes de diferentes características y Europa tiene que optar por las personas y no por el rescate de los bancos.
Nuestra propuesta es incrementar los impuestos a las grandes fortunas a los milmillonarios, que son los ricos de los más ricos. Eso permite una redistribución de la riqueza. Los impuestos que tanto odian en la derecha y la ultraderecha son la herramienta de solidaridad más potente para los pueblos.
Hablábamos de esas apelaciones o choques con el Partido Socialista. Las últimas encuestas también muestran una cierta fuga de votos hacia Podemos. Hasta ahora, Sumar había preferido no entrar mucho al choque con Podemos, pero este domingo usted dijo algo así como que usted no viene a salvar ningún partido, ninguna situación personal. ¿Por qué ha decidido entrar al choque con Podemos en medio de la campaña?
Nosotros no estamos en competencia con las izquierdas. El reto está en frenar a la ultraderecha. No tenemos en estos momentos ningún otro objetivo más que avanzar por la gente, avanzar en políticas progresistas. Y leemos titulares que dicen, por ejemplo, que Teresa Ribera no va a coger el acta desde el principio. Nos preocupa que las fuerzas progresistas no estemos desde el primer día trabajando ya para frenar a la ultraderecha. Y ese es un poco el planteamiento de aquella intervención. Respecto a otras fuerzas, sabemos que cada una representamos un modelo y que cuantas más fuerzas tenga la izquierda en el Parlamento, más avanzaremos.
No sé si se toman estas elecciones como unas primarias entre Sumar y Podemos, como Podemos ha planteado de alguna manera. Una forma de medir qué peso tiene cada partido dentro del espacio político.
Nosotros indudablemente no, te lo aseguro. Nos planteamos estas elecciones como un espacio de respuesta a lo que nos pide la gente que confía en Sumar y como un espacio para trasladar el mismo modelo que tenemos en España, que es ser el corazón de un gobierno que cuando empuja Sumar mira hacia la izquierda. Trataremos de tener ese mismo rol en Europa para que los socialdemócratas también miren hacia la izquierda.
¿Ve posible recomponer la unidad con Podemos? ¿Cree que es necesario o qué pasos cree que Sumar debe dar a partir del 10 de junio?
Somos el gran espacio de la izquierda. Están los partidos que han querido estar y quien no ha querido estar no está. Ese es nuestro modelo. A partir del 9 de junio desconozco cuál va a ser el camino que cada partido va a querer seguir. Los que estamos en Sumar sabemos que queremos seguir caminando en esa dirección.
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