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El exnúmero dos de Interior olvida ante el juez su despecho con los “miserables” de Fernández Díaz, Rajoy y Cospedal

Pedro Águeda

29 de octubre de 2020 21:32 h

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Todo el desencanto y la ira que dejó por escrito en su teléfono el número dos del Ministerio del Interior durante la primera legislatura de Mariano Rajoy contra el expresidente, su jefe el ministro y la secretaria general del entonces partido en el Gobierno se han disipado en Francisco Martínez antes de acudir a declarar a la Audiencia Nacional. El exsecretario de Estado de Seguridad ha dicho que Jorge Fernández Díaz conocía la operación “policial” contra el extesorero del PP Luis Bárcenas, una cuestión que quedaría sin trascendencia penal de acuerdo a su afirmación de que fue un dispositivo dentro de la legalidad.

El instructor dictó el pasado 18 de septiembre un auto en el que aseguraba que antes de decidir si cita como imputada a María Dolores de Cospedal y a su marido, el empresario Ignacio López del Hierro, debía escuchar a Martínez. Sin embargo, en las cerca de dos horas que el antiguo secretario de Estado de Seguridad ha respondido a las preguntas de García-Castellón, éste no formuló ninguna acerca del conocimiento y/o participación de Cospedal y López del Hierro en la trama, según coinciden todas las fuentes presentes en la declaración consultadas por elDiario.es.

Martínez, que había declarado en El País que iba a contar todo lo que sabía, se negó a responder a las preguntas de los fiscales Anticorrupción, las acusaciones populares y los abogados del resto de acusados. Fuentes del Ministerio Público afirman que, de haber accedido a responder a sus preguntas, éstas habrían sido formuladas por el fiscal Ignacio Stampa, quien dejará en los próximos días la acusación del caso Villarejo al haber sido el único de los ocho miembros de Anticorrupción en comisión de servicio al que la fiscal general del Estado, Dolores Delgado, no ha asignado la plaza en propiedad. 

En cuanto a Rajoy, la única referencia de Francisco Martínez en más de dos horas y media ha sido la comparecencia del entonces presidente del Gobierno en el Senado el 1 de agosto de 2013. En ella, ha recordado Martínez, Rajoy reconoció haberse equivocado al confiar en Bárcenas y mostró su interés en que se conociera toda la verdad. Por este motivo, ha añadido el imputado, no le extrañó que la Policía investigara “con celo” para poder demostrar que eran “actuaciones” irregulares de Bárcenas y no del PP, como defendía el presidente. “No me parece que los señores Rajoy y Cospedal mostraran públicamente temor por nada”, ha declarado.

En unas notas escritas en su teléfono, incautado por Asuntos Internos el 14 de marzo pasado, Martínez atribuía la situación judicial en la que se ve envuelto a haber sido “leal a los miserables” de Fernández Díaz, Rajoy y Cospedal. En un mensaje aseguraba que si él declaraba también pasarían por la Audiencia Nacional el exministro del Interior y, “probablemente”, Mariano Rajoy.

“Muy dolido” con Fernández Díaz

Así las cosas, García-Castellón se ha centrado en la presunta responsabilidad del imputado compareciente y también del que lo hará este viernes, Jorge Fernández Díaz. En su exposición de descargo de cualquier responsabilidad penal en el exministro del Interior, Martínez ha llegado a decir que si fue a un notario en julio de 2019 a depositar cuatro mensajes con Fernández Díaz fue únicamente porque se sintió “muy dolido” por una entrevista del ministro a Voz Populi, en la que daba a entender que él podía ser responsable de algo ilegal. 

Ante el juez, Martínez ha dicho este jueves que la afirmación de Fernández Díaz de que no sabía nada son “rotundamente falsas” y que eso fue “muy injusto” con él. Según la reconstrucción que elDiario.es ha podido hacer de su declaración, Francisco Martínez ha afirmado: “(Fernández Díaz) Llega a decir cosas como que confía en mi presunción de inocencia mientras no se demuestre lo contrario. Hombre… que he estado cinco años pegado a él”. También ha declarado que no hizo “fotocopias” sino que fue a un notario por “guardarlos con una cierta garantía” los mensajes que vinculan a Jorge Fernández Díaz con el espionaje a Bárcenas.

Como ya era obvio, el exnúmero dos de Interior ha confirmado que el whatsapp en el que Fernández Díaz le informa de la existencia de un topo en el entorno de los Bárcenas representa eso, que fue el ministro quien le adelantó “algo que había oído”, aunque no ha podido precisar quién se lo pudo contar al ministro. Ha añadido que él pensó que habría sido alguien del Ministerio más que del ámbito político. Ante la incredulidad del juez acerca de que el ministro del Interior reciba una información de no se sabe quién y pida a su número dos que la confirme, Martínez ha respondido que eso ocurría “muchas veces” y que el dato también pudo llegar al ministro a través de un periodista. “Le cueste creerlo o no, señoría, la prensa tenía muchas veces más información del Ministerio que nosotros”, ha asegurado.

Una operación “intrascendente”

El ministro le había ordenado que se enterara mejor y le informara acerca del topo. Martínez preguntó al director adjunto operativo de la Policía, Eugenio Pino, quien le confirmó que el chófer, Sergio Ríos, estaba colaborando como confidente, y así se lo trasladó al ministro. A partir de ahí, lo único que fue sabiendo procedente del chófer, y a través de Pino, fue que éste comentaba el estado de ánimo de Rosalía y otras cuestiones “intrascendentes”, y que después de agosto de 2013 dejó de interesarse por el asunto. 

Francisco Martínez ha negado haber dispuesto de información alguna de Bárcenas que no fueran los comentarios “irrelevantes” del chófer y mucho menos en soporte digital. Otro de los mensajes que constan en la causa y que él mismo llevó a un notario versa sobre el volcado de información de los teléfonos de Bárcenas que facilitó el chófer al comisario Enrique García-Castaño. El juez, sin embargo, no ha leído a Martínez el contenido de este preciso mensaje para que pudiera explicarlo, precisan las fuentes consultadas. 

Francisco Martínez ha pasado apuros al intentar excusar que la Policía introdujera un topo y vigilara al entorno de Bárcenas en busca de supuesto dinero oculto y la identidad de sus testaferros. El juez García-Castellón le recordó que no había ninguna investigación judicial en este sentido aparte de la que instruía Pablo Ruz, al que nunca se informó del espionaje a Bárcenas.

García-Castaño informó a Martínez de que había averiguado que Bárcenas tenía dinero en Cracovia y Antillas Holandesas junto a un presunto testaferro, según el imputado compareciente. El juez le ha preguntado entonces que si esa información había sido puesta en conocimiento de la Fiscalía o del juez de la caja B, a lo que Martínez respondió que él entendió que sí y que jamás desconfió de ello, pero que en cualquier caso controlar eso no estaba entre sus cometidos de número dos de Interior. La investigación ha acreditado que nunca se informó al juez, fiscal y policías del caso de la caja B.

Martínez ha recurrido a una información periodística sobre un pinchazo a miembros de la Camorra italiana asentados en España en la que uno de ellos decía que había conocido a Bárcenas y que estaba interesado en colaborar con ellos. Aquel dato, perteneciente a una investigación del Juzgado Central de Instrucción número 4 y la Guardia Civil, nunca pudo confirmarse, ni fue objeto de mayores pesquisas. Sin embargo, sirvió a Martínez para decir al juez del caso Kitchen que no le llamaba la atención que “hubiera seguimientos” de la Policía.

García-Castellón le ha dicho que esa afirmación se estaba volviendo contra él porque en ese caso de la camorra la Fiscalía sí era conocedora de los hechos y en la Operación Kitchen no. Martínez ha insistido en que ni supo ni ordenó seguimientos al entorno de Luis Bárcenas cuando éste entró en prisión y confesó la financiación irregular del PP durante más de veinte años. 

Martínez se ha explayado en el funcionamiento de los fondos reservados para concluir que él solo supervisaba la cantidad total que se expedía a cada Cuerpo y que en una ocasión tuvo que advertir de que la Guardia Civil se estaba excediendo. Ha dicho que la instrucción que regula la Ley de Gastos Reservados recoge que al Ministerio no deben llegar detalles de cantidades dedicadas a un confidente concreto ni sus identidades y que ese control se hace en cada Fuerza de Seguridad y sus estructuras correspondientes. El mecanismo establece, ha añadido Martínez, que sea la “confianza” de los policías en sus subordinados la que rija el uso de los fondos reservados estableciéndose así “una cadena de avales”.

El chófer, como “superman” en las pruebas de Policía

El juez ha insistido mucho al exsecretario de Estado en la recompensa que recibió el chófer de ingresar en la Policía a los 42 años después de haber estado dos cobrando de los fondos reservados, hasta 50.000 euros en total. Martínez también se ha desentendido de dicho ingreso y ha defendido que se produjo porque era alguien con vocación, excelente forma física y conocimientos en seguridad. “Supermán”, le ha respondido irónico el juez. El exnúmero dos de Interior ha replicado que para que entrara “por la puerta de atrás” deberían haber prevaricado “cientos” de mandos policiales. 

Asimismo, Martínez ha rememorado cuando conoció a Villarejo siendo jefe de gabinete de Fernández Díaz, en abril de 2012. El ministro, según él, le dijo que se lo había recomendado el exdirector de la Policía, fallecido el pasado invierno, Juan Cotino, y que le causó muy buena impresión como policía y por sus contactos en el mundo de la judicatura, entre otros ámbitos. A partir de ahí tuvo una intensa relación con él, al igual que con García Castaño, otro de los comisarios imputados. 

Otro policía investigado que le causó muy buena impresión fue Andrés Gómez Gordo, según ha relatado al juez. Se trata del policía que captó al chófer cuando trabajaba en excedencia para la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, motivo por el que regresó a la Policía y fue condecorado con una medalla pensionada. Martínez ha dicho que le conoció en el puesto de Castilla-La Mancha y que ya nunca perdieron el contacto. En ese momento, Gómez Gordo ni siquiera era comisario.