Del gabinete de crisis a reclamo del PSOE en las campañas vasca y gallega: Salvador Illa se va de mitin
Salvador Illa (La Roca del Vallès, 1966) llegó en enero a un ministerio, el de Sanidad, vacío de competencias y que se había dividido en tres para encajar a Pablo Iglesias y Alberto Garzón, con los que convive en mismo edificio en el Paseo del Prado de Madrid. Pedro Sánchez llamó a Illa como cuota PSC tras haber tratado sin éxito de que Miquel Iceta formara parte del Gobierno y le encajó en ese departamento ‘maría’ con la intención de tener otro perfil político dentro de la coalición. Tras haber formado parte del equipo negociador del PSOE con ERC, el titular de Sanidad tenía asignado un hueco en la mesa de diálogo con la Generalitat. Sin embargo, apenas aterrizado en Madrid, viviendo aún en una casa temporal en el complejo de la Moncloa, tuvo que gestionar una pandemia que hasta entonces solo habría imaginado como guion de una película de ciencia-ficción.
Pero Illa ha sido uno de los ministros que se ha reforzado durante la gestión de la pandemia. El también secretario de Organización del PSC, con un perfil discreto y tranquilo, ha tenido encima el gran foco durante la emergencia sanitaria que obligó a confinar a la población durante más de dos meses. A pesar de la presión y la tensión, el ministro de Sanidad sale sin grandes errores propios en la espalda y como uno de los miembros del gabinete mejor valorados. “Es sobrio, es contenido, casi incluso puede ser apocado, muy poco expansivo, poco dado a excesos, muy trabajador, muy eficaz. No suele olvidarse nunca de nada. Se hace listas de los temas y los va tachando. Es muy metódico”, dice sobre él Miquel Iceta, su jefe en el PSC. Con personalidades diametralmente opuestas, son un tándem desde que el líder de los socialistas catalanes colocó a Illa en la fontanería de un partido entonces en horas bajas y que permanece estabilizado a la espera de una nueva convocatoria electoral.
“Siendo una cosa tan tremenda ha salido bien. Me ha gustado mucho cómo lo ha hecho, sereno y dando una dosis de templanza que es lo que se necesitaba en esta situación. Es así, un tipo muy tranquilo, no sé si tiene que ver con su formación como filósofo –comenta Iceta en conversación con elDiario.es– Es muy dialogante, de buscar acuerdos y nada estridente”.
Illa protagonizó hace unas semanas un momento poco habitual en el parlamentarismo español acostumbrado a la bronca en los últimos años. Al poner punto y final a sus comparecencias semanales en el Congreso, dedicó dos minutos a alabar a los portavoces de todos los grupos políticos. “El médico que lleva usted dentro, me ha enseñado cosas y se lo quiero agradecer”, le dijo al de Vox. “Señora Gamarra, la alcaldesa que lleva usted dentro, con la que me reconozco porque yo vengo del mundo municipal, también ha impregnado muchas de sus intervenciones, muy pegada al terreno, y también se lo quiero agradecer”, le dijo a la del PP. Los dos habían atizado constantemente al Gobierno.
El aplauso en las filas socialistas fue generalizado al igual que el día que respondió con contundencia al diputado conservador, que le exigía que trasladara “consuelo” a una ciudadana que había perdido seres queridos. “No tengo por costumbre mostrar cariño o consuelo ante las cámaras, esto lo hago en privado -le contestó-. Espectáculos los justos. Está muy obsesionado con que hay cámaras, yo muy poco. Hay ciertas cosas que las hago en público y ciertas cosas que hago en privado. Los sentimientos los sé guardar para mí y los sé expresar cuando los tengo que expresar”.
Nadie cuestiona el crecimiento de Illa durante la crisis del coronavirus, que le ha llevado a ser el ministro más demandado en los territorios, según fuentes de Ferraz. Y en concreto se ha convertido en el reclamo de los socialistas vascos y gallegos para la campaña electoral del 12 de julio. El de Sanidad es el único ministro que repite como cartel en Galicia. Solo Pedro Sánchez ha participado en más de un mitin. En el caso de Euskadi, la agenda fue más complicada de cuadrar y solo ha protagonizado un acto electoral, aunque antes de que terminara el estado de alarma conversó con la candidata, Idoia Mendia, en un formato webinar. El coronavirus ha acaparado en buena medida la campaña electoral y se multiplica en el caso del ministro de Sanidad, que dedica el grueso de su discurso a hacer balance de su labor en estos meses. Una de las peculiaridades de esta campaña es que recomendaciones básicas como la higiene individual se ha convertido en uno de los mensajes más repetidos, al menos en el caso del principal partido que sostiene al Gobierno, e incluso el estudio de seroprevalencia se convierte en parte del argumentario de Illa.
El Gobierno respira con cierto alivio porque considera que ha aprobado en un momento inédito en más de un siglo y los socialistas tratan, concretamente, de sacar rédito de la gestión de Illa. “Hemos detectado en sondeos que el respaldo ciudadano que tiene y el nivel de conocimiento es muy grande”, señalan desde el PSE, que ha utilizado la cara de Illa en el spot de campaña, junto a la aspirante a lehendakari, Idoia Mendia, Sánchez y varios dirigentes vascos. “Estuvo muy bien porque tiene esa doble faceta de alguien que actúa con esa tranquilidad ante los medios en las comparecencias pero cuando se pone el traje de secretario de Organización y sabe que tiene que movilizar”, apostillan sobre el acto que protagonizó en Donostia.
También el PSdeG solicitó a Ferraz “con carácter prioritario” que asistiera el ministro de Sanidad además del propio presidente. “Tiene una muy buena valoración después de cómo ha ido ante la prensa y la gestión que ha hecho. Es una presencia importante”, explican desde el equipo de Gonzalo Caballero. En las candidaturas agradecen, además, que no solo dé el discurso técnico y elaborado desde Madrid, como achacan a otros miembros del Gobierno, sino que entre en temas autonómicos y tenga la sensibilidad del partido.
“Aquí en Galicia es muy importante que haya un cambio”, expresó Illa en Santiago, donde apostó “romper una inercia que va haciendo un lento decaimiento” antes de recalcar “la energía, el ímpetu y las ganas de cambio” del candidato socialista. En Euskadi conjugó las explicaciones sobre la pandemia con alusiones a la gestión de los vascos y una ligera alusión a la cuestión territorial, un asunto importante del discurso de los socialista vascos, que se reivindican como garantía de que el nacionalismo no coja fuerza hacia la deriva de los independentistas catalanes. “Gracias a los socialistas vascos, por todo lo que habéis hecho durante los últimos años –expresó el dirigente del PSC–. Habéis sido un referente para Catalunya en muchas cosas: en convivencia, coraje, en tener un sentido útil de la política”.
“¿Cómo quedan aquellos que hablan de gasto sanitario? Que no, que en sanidad no se gasta, se invierte”, dijo en el momento más álgido de su intervención en Donostia. Y es que además de ser el ministro revelación, también se ha convertido en una sorpresa en los mítines. “Le he oído hablar en público, hace un discurso poco mitinero, de reflexión, siempre trabado no es de latiguillos”, dice Iceta. Mientras tanto Illa va elevando la voz.
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