García Egea, el enviado de Casado que se juega su futuro en las negociaciones tras ser cuestionado por los barones

Tiene la máxima confianza del líder del Partido Popular, Pablo Casado, desde que la estrategia y los minuciosos cálculos internos que realizó como su jefe de campaña le dieron la victoria en las primarias del año pasado. Teodoro García Egea (Cieza, Murcia, 1985), secretario general de los populares, es desde las elecciones municipales, autonómicas y europeas del 26 de mayo el enviado por Casado para negociar todos los posibles pactos en los que el PP necesita de las otras dos derechas –Ciudadanos y Vox– para lograr gobiernos.

Del éxito de esas negociaciones, que adquieren especial relevancia en la Comunidad de Madrid y la Región de Murcia –donde esta misma semana se produjo una investidura fallida del popular Fernando López Miras precisamente por las discrepancias entre Ciudadanos y Vox–, dependerá en gran parte el peso que tendrá García Egea en la dirección del PP que Casado pretende reestructurar en las próximas semanas, una vez se produzca –si se produce– la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.

El papel del secretario general de los populares en las negociaciones postelectorales resultará decisivo para su futuro en el partido después de que algunos de los barones con más peso institucional orgánico e institucional, así como numerosos dirigentes críticos con Casado, situaran al secretario general de los populares en la cuerda floja tras el 26M. Estos mandos atribuyeron a García Egea la deriva derechista de la formación conservadora, los acercamientos a Vox y, como consecuencia de todo ello, las sucesivas derrotas electorales tanto en las generales del 28A como en las municipales y autonómicas.

Dirigentes consultados por eldiario.es culpan sobre todo al 'número dos' de Casado de actuar como “un elefante en una cacharrería” a la hora de elaborar las listas electorales de los distintos procesos. La dirección nacional del PP intervino prácticamente en todas las candidaturas para situar en puestos de salida a los afines al líder de los populares y arrinconar a quienes en las primarias apoyaron a Soraya Sáenz de Santamaría, lo que generó múltiples conflictos internos, sobre todo en comunidades como Andalucía, Cantabria o Asturias.

El respaldo de Génova

El momento más delicado para García Egea se vivió en la convulsa comida que mantuvo Casado con los líderes autonómicos el pasado 27 de mayo, tras el Comité Ejecutivo Nacional que tuvo lugar en la sede de la calle de Génova de Madrid un día después de las autonómicas y municipales. El PP había perdido cientos de miles de votos respecto a los comicios de hacía cuatro años, pero logró salvar los muebles al tener en su mano mantener o conquistar gobiernos en comunidades y ayuntamientos siempre con la ayuda de Ciudadanos y Vox.

En ese almuerzo el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, el andaluz Juan Manuel Moreno Bonilla o el líder del PP vasco, Alfonso Alonso, exigieron un nuevo giro al centro, se enfrentaron al líder de los populares por no aceptar ese viraje y plantearon relevos en la dirección de Casado, cuyo equipo insiste en negar ahora las disensiones y defender su autonomía.

Fuentes de la dirección del PP andaluz explicaron entonces que en la comida Feijóo exigió específicamente la cabeza del 'número dos' de Casado, pero que Moreno Bonilla “echó un cable” al líder de los populares frenando la destitución de García Egea, a quien el líder de los populares ha refrendado en su posición incluso reforzando su peso al situarle como el principal negociador con Ciudadanos y Vox.

Desde el equipo de Casado insisten en que el puesto de García Egea no está en riesgo y se plantean incluso darle más responsabilidad, siempre que las negociaciones postelectorales den sus frutos. Dirigentes de la órbita del líder del PP aseguran que el nombre del secretario general se maneja como posible futuro portavoz del partido en el Congreso, al igual que se baraja el de la diputada de la formación conservadora por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo, que también genera rechazo entre algunos barones por su radicalidad. Los nombramientos se realizarán tras la investidura de Sánchez.

Logros y decepciones

El gran logro de García Egea como negociador del PP ha sido por el momento poder poner de acuerdo a Ciudadanos y Vox para conseguir las alcaldías de Madrid y Zaragoza para la derecha. Son dos grandes ciudades que hasta el pasado mes estaban controladas por los llamados 'gobiernos del cambio' formados por partidos cercanos a Podemos y a la izquierda del PSOE.

Ambas capitales están ahora gestionadas por Ejecutivos de coalición de PP y Ciudadanos, apoyados por la extrema derecha, que sin embargo no está poniendo fácil su respaldo para las próximas semanas al simular una ruptura con los populares por no lograr cargos de peso en el consistorio madrileño.

Pese a su empeño, desplazándose hasta Murcia y encabezando las reuniones con los de Rivera y Abascal, García Egea no logró en cambio el acuerdo de las tres formaciones en su comunidad, la Región de Murcia. El pasado jueves, el candidato popular a la presidencia de la autonomía, Fernando López Miras, veía tumbada su investidura por el 'no' de Vox, que se negó a respaldar el acuerdo suscrito por PP y Ciudadanos al no contemplar algunas de sus principales exigencias, como el fin de las leyes de protección al colectivo LGTBI o la expulsión de inmigrantes. En el PP confían en poder encarrilar la situación y que las tres derechas hagan a López Miras presidente de Murcia en las próximas semanas.

El papel de negociador de García Egea debe lidiar, en todo caso, con la cruenta batalla abierta entre las tres derechas, que esta misma semana han vivido un agrio cruce de insultos y declaraciones que ahondó en la desconfianza entre los partidos de Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal, a pesar de que están condenados a entenderse para una segunda sesión de investidura en Murcia en los próximos meses, así como para formar el Gobierno de la Comunidad de Madrid con la popular Isabel Díaz Ayuso como presidenta.