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El Gobierno planea llegar al final de la legislatura con los presupuestos de 2017

El ministro, Cristobal Montoro

Gonzalo Cortizo

En el momento de mayor debilidad parlamentaria, el Gobierno ha decidido sacudirse la presión anunciando que si no consiguen apoyos para sacar los presupuestos prorrogarán los de 2017 todas las veces que sean necesarias. Así lo ha asegurado el ministro Montoro en una conversación con periodistas en los pasillos del Parlamento.

La idea del PP rompe con la práctica habitual de limitar a una las prórrogas de presupuestos y convocar elecciones si en la siguiente ocasión el Gobierno no consigue los apoyos suficientes para sacar su plan económico adelante. La Constitución no aclara el número de veces que un presupuesto puede ser prorrogado y se limita a aclarar que de no conseguir los votos suficientes para el nuevo presupuesto, quedaría prorrogado el del año anterior.

Lo que sí dice la Constitución es que el Gobierno tiene la obligación de presentar sus presupuestos a la cámara, tenga o no los votos suficientes para salvarlos del trámite parlamentario. En este caso, el PP ha incumplido con ese mandato constitucional porque ni siquiera ha traído su proyecto de presupuestos al Parlamento.

Según fuentes de Moncloa la tendencia a aprobar unos presupuestos cada año “está ya obsoleta”. En esos términos se pronunciaba esta mañana Jose Luis Ayllón, jefe de gabinete de Mariano Rajoy.

En la misma línea, Montoro asegura que “siempre hay presupuesto”. El ministro de economía quiere paliar la falta de presupuestos con parches. A partir de abril, el Gobierno empezará a traer decretos ley al Congreso para actualizar aquellas medidas económicas que no estén previstas en las cuentas prorrogadas. Los primeros decretos afectarían a los pagos a cuenta de las comunidades y a las actualizaciones de los salarios de los funcionarios.

Con esa técnica de gobernar la economía sin nuevo presupuesto, Rajoy se sacude la presión de tener que agotar la legislatura antes de tiempo. De persistir el Gobierno en su intención de actualizar las cuentas a través de la aprobación de leyes parciales, la oposición pierde el tradicional peso para ejercer presión sobre la duración de una legislatura. Rajoy ha decidido interpretar el vacío constitucional a su favor con un claro objetivo: quedarse hasta el final.

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