La portada de mañana
Acceder
El juez Peinado exprime la causa contra Begoña Gómez y cita ahora a Pedro Sánchez
OPINIÓN | 'Que no pare el espectáculo Peinado', por Esther Palomera
CRÓNICA | Una guerra de cien días para impedir la victoria de Trump

Impuesto a los ricos, ayudas sociales o empleo: el sello de Unidas Podemos en las leyes del Gobierno

El día que la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, puso en pie a la bancada de la izquierda en el Congreso tras una pregunta parlamentaria de Vox, un dirigente de Unidas Podemos le reconocía la intervención con sorna al salir del hemiciclo: “Ha estado bien reivindicando nuestras políticas”. El irresoluble debate sobre la autoría de las medidas en un Gobierno de coalición es tan recurrente como lo son los esfuerzos por apropiarse de las que acaban saliendo bien. Aunque es cierto que, entre esa larga lista de reivindicaciones de Calviño ante Espinosa de los Monteros, muchas de ellas tenían que ver directamente con los departamentos de sus socios. 

“¿No conoce a nadie que cobre el Salario Mínimo Interprofesional? ¿No conoce a ningún joven que haya conseguido por primera vez un empleo indefinido gracias a la reforma laboral? ¿No conoce a nadie que se beneficie de las becas?”. A esas alturas de su intervención, la ovación en torno a la vicepresidenta primera ya era ensordecedora por parte del Grupo Parlamentario Socialista, que contagió a la totalidad de la bancada azul del Gobierno y al grupo parlamentario de Unidas Podemos. Y Calviño, hasta ese momento, solo había hecho gala de tres medidas impulsadas desde ministerios del grupo confederal. 

La también ministra de Economía incluyó luego en su retahíla la educación, la sanidad, el transporte público gratuito, los ERTE, los avales ICO, el Ingreso Mínimo Vital o las ayudas directas a familias vulnerables. En público, lo que suelen repetir desde un lado y otro del Ejecutivo es que todas esas decisiones o cualquier otra lo son del conjunto del Gobierno, sea cual sea el departamento que las haya elaborado, pero entre los dirigentes de Unidas Podemos ha calado la sensación de que el PSOE saca pecho de muchas de sus medidas estrella en la recta final de la legislatura. 

De hecho, algunas de esas políticas reivindicadas por Calviño fueron motivo en su día de auténticas batallas con el Ministerio de Trabajo de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, como el mecanismo de los ERTE que planteó su departamento para salir del atolladero al que condujo la pandemia en materia de empleo, o las revalorizaciones anuales del SMI. “Estuvimos un año para que diera el visto bueno a subir 50 euros el Salario Mínimo”, recuerdan en la vicepresidencia, donde no consideran ni mucho menos una derrota política que ahora el PSOE lo reivindique como algo propio. Tras el acuerdo de los socios de coalición para sacar adelante el último proyecto de Presupuestos Generales del Estado de la legislatura, el sentimiento generalizado en Unidas Podemos es que se han conseguido muchas cosas, algunas de ellas impensables hasta hace solo unos meses. 

“Nos decían que era imposible subir los impuestos a los ricos, a los bancos o a las eléctricas, pero también dijeron que era imposible el transporte público gratuito, agilizar el Ingreso Mínimo Vital o sacar adelante la ley del 'solo sí es sí'”, rememora un diputado de Podemos. Una dirigente del partido apostilla: “También dijeron que era imposible el Gobierno de coalición y aquí estamos”. Ahora que el horizonte electoral de 2023 anuncia una recta final de legislatura convertida en permanente campaña electoral, los de Yolanda Díaz hacen balance de su paso por el Consejo de Ministros con la satisfacción de haber sido capaces de llevar al BOE “políticas transformadoras” que, en algunos casos como la reforma fiscal para hacer pagar más a las grandes fortunas, llevan reivindicando desde sus orígenes y suponen, a ojos de todo el mundo, un éxito político frente a las reticencias del PSOE. 

En esos Presupuestos, PSOE y Unidas Podemos han pactado, además, inversiones récord en partidas estratégicas del espacio confederal de izquierdas, como la dependencia, la lucha contra las violencias machistas, ayudas directas para la crianza, becas, o la extensión de las bonificaciones al transporte público, una idea que pusieron ellos sobre la mesa durante la negociación del decreto de medidas económicas para hacer frente a las consecuencias de la guerra. Y, sin embargo, el ambiente que sucedió al anuncio del acuerdo tuvo poco que ver con el de la celebración de un éxito. 

“Nosotros no vamos a romper el Gobierno por una deslealtad del PSOE, porque sería muy irresponsable cuando tenemos a Feijóo y Abascal afilando los cuchillos. Pero quiero decir claramente que nos han ocultado el aumento unilateral en el gasto en Defensa y que es una vergüenza”, expresó en sus redes el mismo día del anuncio el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique. Una reacción que no entendieron muchos compañeros de su propio espacio ni tampoco diputados de otros grupos aliados del Gobierno que se disponen a mostrar su apoyo a las cuentas. “Sinceramente, no entiendo lo de Echenique. La noticia era que se aumentaban partidas sociales muy importantes hasta que ellos mismos han sacado lo de Defensa. Nos complican la vida a todos”, aseguraba uno de esos diputados, visiblemente molesto. 

En el propio seno de Unidas Podemos existe esa discusión política: ¿es una buena estrategia poner el foco en lo que no se ha conseguido aún con el riesgo de opacar los logros? Más allá de la polémica por el gasto en Defensa, del que los negociadores de Unidas Podemos insisten que estaban al tanto tras conseguir que no implicara recortes de gasto social, la conclusión en buena parte del grupo confederal y en el entorno más próximo a Yolanda Díaz es que no. “Estos Presupuestos tienen cosas importantísimas que han salido de nuestras propuestas, y eso hay que ponerlo en valor”, apuntan. 

En Podemos no niegan la relevancia de lo conseguido, pero opinan que es fundamental no olvidar las políticas que siguen bloqueadas para no decepcionar al electorado. “Si no se han regulado los alquileres porque el PSOE no lo desbloquea pues lo decimos, y si hay un gasto en Defensa que nos parece vergonzoso, pues también”, explican los de Ione Belarra, que sostienen que es precisamente esa “cabezonería” la que les ha llevado a “convencer al PSOE” en más de una ocasión. 

Leyes de Igualdad

Uno de los nuevos choques políticos que se avecinan en el seno del Gobierno a medio plazo tiene que ver con la Ley Trans. Desde el Ministerio de Igualdad admiten su “preocupación” ante la posibilidad de que el PSOE “fuerce en el Congreso un retraso en la tramitación” ante las divisiones que provoca el texto en un sector del feminismo y también en el seno del propio partido socialista. Con la oposición explícita de personalidades del PSOE como Carmen Calvo, tanto en Podemos como en el departamento de Irene Montero están convencidas de que, igual que ha pasado con la ley del 'solo sí es sí' o con iniciativas económicas o laborales, sus socios acabarán haciendo suyas unas políticas que implican “un claro avance en los derechos de la gente” que comparan con el que supuso en su día la aprobación del matrimonio igualitario por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. 

Lo esperado es que a medida que se acerquen las elecciones vayan disminuyendo progresivamente los choques internos por el impulso de determinadas políticas al mismo tiempo que irán creciendo los choques externos por apropiarse de los méritos y desvincularse de los fracasos. “Habrá un momento en que tendremos que recordarle a nuestra gente quién impulsó algunas medidas y quién bloqueó otras”, avisan en Unidas Podemos.