La inflación amenaza la recuperación a la que Sánchez fiaba la velocidad de crucero hasta las elecciones en 2023
Pedro Sánchez tiene nuevos capítulos para su Manual de Resistencia, el libro que terminó con su llegada a La Moncloa. Desde entonces ha tenido que hacer frente desde la presidencia a una pandemia global, a la erupción de un volcán y ahora a la invasión rusa de Ucrania, que ya ha advertido de que tendrá efectos severos en la economía europea. Lo que viene, al menos en parte, quedará reflejado en una docuserie de la que Sánchez será el protagonista. La conclusión de la nueva etapa será si el líder del PSOE sobrevive a la inflación y a su nuevo competidor: Alberto Núñez Feijóo.
El Gobierno calculaba que los precios iban a comenzar a relajarse en primavera, pero el ataque de Vladímir Putin a Ucrania amenaza ese escenario. Los precios se volvieron a disparar en febrero hasta el 7,6%, dos décimas por encima de lo esperado, situándose en la tasa más alta en 36 años. Por ahora en el Ejecutivo no se atreven a hacer una estimación económica de los efectos de la guerra. “Es imprevisible el impacto, vamos a ver la duración y demás, pero la guerra a coste cero no existe. Tendrá consecuencias”, avisan en Moncloa en línea con lo que advirtió el propio Sánchez en el Congreso al asegurar que vienen “tiempos duros”.
Los socialistas fiaban su recuperación demoscópica –y la consiguiente traslación a las urnas– al crecimiento económico que calculaban conseguir en buena medida gracias a la inyección extraordinaria de los fondos europeos. Pero ahora en las filas socialistas reconocen que esa situación se puede truncar.
En Moncloa no quieren ni ponerse en la situación de que haya que renunciar a parte del acuerdo programático sellado con Unidas Podemos. “Es pronto. Queda mucha legislatura”, señalan las fuentes consultadas, que recuerdan que ya de por sí ha sido “atípica”. “Si en algo es experto es en sortear situaciones imprevisibles y diseñar mecanismos de emergencia”, agregan.
Por el momento, el ala socialista ha rechazado la propuesta de reforma fiscal que hizo la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, y enfría la posibilidad de acometer las recomendaciones del comité de expertos que elaboró su propuesta para el Ministerio de Hacienda bajo el argumento de que se elaboró antes de que estallara la guerra. El momento de aprobar los nuevos Presupuestos Generales del Estado será clave, porque hay elementos que se han ido retrasando con el pretexto de la crisis originada por la pandemia y cuya última oportunidad para la coalición será ese ejercicio, aunque en Moncloa siempre han sostenido que podrían aguantar hasta final de 2023, que es la pretensión de Sánchez, sin unas nuevas cuentas.
En lo que insiste Sánchez es en que el Gobierno no escatimará esfuerzos para evitar que “el chantaje energético de Putin” dañe irremediablemente a ciudadanos, empresas e industrias. Algunas fábricas están ejecutando cierres ya por el desorbitado incremento de los precios de la energía.
El jefe del Ejecutivo acordó el domingo en La Palma un plan de cuatro ejes con los presidentes autonómicos para dar respuesta a las consecuencias económicas de la guerra. Los dirigentes del PP arrancaron a Sánchez en ese encuentro el compromiso de una bajada de los impuestos de la energía dentro de ese plan, aunque ese descuento quedó plasmado en el documento de forma genérica, sin mayor concreción.
Sánchez también evitó precisar en qué consistirá esa reforma fiscal en una entrevista ayer en La Sexta, y dijo que antes de elaborarla su Gobierno “hablará” con los “sectores afectados”, empresarios y sindicatos, los grupos parlamentarios y las comunidades autónomas. Además, avanzó que viajará por las grandes capitales europeas para convencer a sus socios de la necesidad de desligar el precio del gas del de la electricidad.
“Hay preocupación porque el escenario que preveíamos en enero o principios de febrero [y con el que se elaboraron los presupuestos estatales y autonómicos] se ha trastocado”, señalan fuentes de un ejecutivo socialista que cuestionan la estrategia del PP de señalar que la inflación era “previa a la guerra”: “Con ese nivel, las previsiones de crecimiento eran las que eran, pero lo de Ucrania ha introducido un problema extra”.
Los socialistas fían a la UE la respuesta que se pueda dar para rebajar el impacto de los precios de la energía. Hasta la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, ha virado su posición y defiende ahora “topar el alza de los precios de la energía cuanto antes”. “Lo que a mí más me preocupa es el precio de la energía y eso pasa por la necesidad de que la Unión Europea modifique el sistema marginalista de fijación de precios, bien sustituyéndolo o bien excluyendo el precio del gas del sistema”, explica un presidente socialista.
Pendientes de la respuesta europea
Por el momento, la posición de España respecto a la reforma del mercado energético –que pasa, entre otras cosas, por desvincular el precio del gas del de la electricidad– no ha triunfado en el seno de la UE, aunque en Moncloa son optimistas. “Ahora tendremos que jugar el partido de vuelta”, expresó Sánchez este viernes al acabar la cumbre informal de líderes en Versalles. Tiene un margen de doce días para convencer a sus homólogos antes del Consejo Europeo de los días 24 y 25 de marzo. Para eso iniciará esta semana una gira por cuatro o cinco países con cuyos presidentes pretende “aunar una propuesta que frene esta escalada absolutamente irracional de los precios de la electricidad y del gas”, según explicó.
La intención de Sánchez es aprobar el paquete de nuevas medidas para encarar las consecuencias del conflicto en el Consejo de Ministros posterior a la reunión en Europa, el que se celebrará el martes, 29 de marzo, según precisó el lunes en la entrevista en La Sexta.
De lo que se decida en esa cumbre están pendientes en los ejecutivos autonómicos. “Existe un riesgo cierto, pero si la UE está a la altura como ha estado en la pandemia, podemos sortearlo”, dicen en uno socialista sobre el peligro de recesión económica: “Dependerá de las próximas semanas con lo que haga Europa”.
Sánchez insiste en que lo mejor es tomar las medidas “a nivel europeo”, pero no descarta adelantarse “si es imprescindible”. No obstante, evitó pronunciarse sobre cuestiones concretas como rebajar los impuestos de la gasolina en un momento en el que los precios se han disparado. Podemos ha planteado que las eléctricas costeen la crisis que se ha derivado de la invasión de Ucrania.
Por ahora, el Ejecutivo mantendrá hasta junio las medidas que puso en marcha para reducir la factura de la luz (bajada del IVA o la suspensión del impuesto de generación de electricidad). Según explicó el presidente en una conversación informal con periodistas, el coste será de 3.000 millones para las arcas públicas y si la prórroga llegar a ser de un año, alcanzaría los 10.000 millones. Y es que más allá de las medidas inmediatas –dado que el suministro está garantizado en este momento–, los veintisiete tienen que prepararse para el próximo invierno.
El PSOE aprovecha el pacto con Vox contra Feijóo
Ante esta situación, Sánchez reclama a la oposición, y en concreto al PP, que se sume al plan de respuesta a la guerra. En la ‘resistencia’ de Sánchez hay un nuevo obstáculo con el que el PSOE no contaba: la irrupción Alberto Núñez Feijóo. La cúpula socialista minimiza por ahora el impacto que puede tener el desembarco en Madrid del presidente gallego y la estrategia pasa por situarlo en la derecha frente al perfil moderado que vende el nuevo jefe de Génova.
La reacción del PSOE al acuerdo de PP y Vox en Castilla y León fue inmediata y los socialistas no piensan ‘indultar’ a Feijóo por mucho que no se haya alcanzado técnicamente dentro de su mandato. “Hay que pasar de la ambigüedad a lo concreto. Lo concreto es que cuando el PP, lo dirija quien lo dirija, ha tenido que optar, ha optado no por el cordón democrático sino por abrazar a la ultraderecha”, aseveró Sánchez este viernes.
No obstante, en las filas socialistas admiten que es mejor candidato que Casado y reconocen que el crecimiento del PP puede jugarles una mala pasada en muchos territorios por el sistema electoral. Queda mucho para las elecciones, dicen en el cuartel general de los socialistas; pero la inflación amenaza con reducir la velocidad de crucero con la que pretendían llegar a las urnas. Eso y Feijóo serán las nuevas pruebas de la resistencia de Sánchez.
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