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El jurado cree a los policías de los 19 disparos a Kebyn en Vallecas: “Reacciona así quien es atacado con un cuchillo”

Planos y arma en los informes sobre la muerte de Kebyn

Pedro Águeda

27 de mayo de 2024 22:22 h

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La muerte de Kebyn Brayan Asencio Peralta no tendrá castigo. Los tres policías nacionales que se sentaron en el banquillo acusados de homicidio fueron declarados no culpables por un tribunal del jurado. A partir de su veredicto, el juez Alberto Varona ha dictado una sentencia que resuelve del siguiente modo el aspecto clave que la ley determina para la eximente completa de legítima defensa: “El jurado ha declarado probado el hecho de que los agentes empleasen sus armas reglamentarias fue la reacción que cabría esperar de cualquier persona que se encontrara en la misma situación, con idénticas circunstancias, antes de disparar”.

Con algunas discrepancias sobre cómo ocurrió, el tribunal consideró por unanimidad que Kebyn puso en riesgo la vida de los policías con un cuchillo de 12,5 centímetros de largo de hoja y dos de ancho, algo superior a los cubiertos que se utilizan para cortar la carne. Los agentes habían subido a su casa, en el barrio madrileño de Palomeras (Vallecas), con las llaves que la madre del chico les había entregado, después de reclamar su presencia porque estaba muy agresivo y había intentado agredir a uno de los hermanos.

Lo último que pudieron corroborar los testigos fue que cuatro agentes, vestidos con chalecos antibalas y un escudo accedieron al portal. Tres subieron en el ascensor hasta la noventa planta. El cuarto no cabía y llegó cuando ya se habían producido los disparos, por lo que no se sentó en el banquillo. Solo Kebyn, de 21 años, y los tres policías saben lo que ocurrió. El chico está muerto y los agentes han descrito a un hombre fuera de sí que, con el citado cuchillo, les intentaba acuchillar una y otra vez por los laterales y por encima del escudo, hasta que la protección se rompió e intentó, según su versión, acabar con uno de los policías contra la pared en la que se apoyaba tras caer.

La acusación particular, que integraban la madre y los hermanos de Kebyn, solicitaba que los policías fueran por homicidio con eximente incompleta. La Fiscalía, la Abogacía del Estado y la defensa de los policías, que ejercía el sindicato Jupol, solicitaban la absolución por eximente completa. Para que esta última se dé deben acreditarse tres elementos: que los autores del homicidio respondan ante una agresión, que se acredite la necesidad de defenderse de ella –sin ejecutar venganza– y que la defensa “haya sido empleada racionalmente”.

El Tribunal del Jurado declaró probado los tres extremos. La sentencia recoge que el escudo de los policías tenía marcas que, científicamente se ha corroborado que habían sido producidas con el cuchillo de 12,5 centímetros. Asimismo, el jurado considera que cuando los agentes dispararon en 19 ocasiones –en siete alcanzaron a Kebyn– el acusado seguía empuñando el cuchillo “y no había cesado la agresión”.

La familia alega que en el momento de los 19 disparos, Kebyn solo sostenía el mango del cuchillo, sin hoja, tras romperse en la refriega y aparecer los dos elementos por separado cuando todo acabó. El jurado consideró “no probado” que el cuchillo estuviera roto cuando comenzaron los disparos. Los policías aseguran que eso se produjo cuando el cuarto policía se abalanzó sobre él para quitárselo después de recibir los siete tiros.

Pero es el tercer extremo, el de un uso “racional” de la defensa ante una agresión el que permite declarar la eximente incompleta, como ha considerado el jurado y, por tanto, la absolución. “Para valorar tal presupuesto –dice la sentencia a la que ha tenido acceso elDiario.es– será preciso colocar a cualquier persona de las características de los acusados en la situación vivida. Y el jurado ha declarado probado que el hecho de que los agentes empleasen sus armas reglamentarias fue la reacción que cabría esperar de cualquier persona que se encontrara en la misma situación, con idénticas circunstancias, antes de disparar”. La familia de Kebyn ha recurrido en apelación la sentencia absolutoria.

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