Sábado por la noche. Cuatro de abril de 2020. La población española permanece encerrada en sus casas por un estado de alarma que busca paliar los efectos de una pandemia todavía incontrolable. Pero hay un hombre que no está en su casa, sino abriéndose paso por los anillos de seguridad del Palacio de la Zarzuela, residencia de los reyes, con unas tenazas, una navaja y un pico de loro hasta que la Guardia Real le detiene a pocos metros del edificio. La Justicia, según ha sabido elDiario.es, le ha condenado en firme a pagar una multa de 1.080 euros por un delito de daños, además de a pagar los casi 4.000 euros más que costó reparar una de las vallas que destrozó.
El hombre no declaró en comisaría, no compareció posteriormente en el juicio, no ha podido ser localizado y nunca explicó qué le llevó a intentar entrar por la fuerza en uno de los lugares más vigilados del país. Desde la Casa Real no han querido hacer comentarios a las preguntas de este periódico.
La documentación judicial que ha podido examinar elDiario.es revela que el condenado, un vecino de 49 años de la localidad catalana de Palamós, llegó a los límites del Palacio de la Zarzuela, en Madrid, unos minutos antes de las 11.00 de la noche del sábado 4 de abril de 2020. En ese momento, y “con ánimo de menoscabar la propiedad ajena”, usó varias herramientas para romper y atravesar el primer anillo de seguridad, un muro de mampostería. Llegó a romper el segundo anillo de seguridad, una valla, y fue entonces cuando los miembros de la Guardia Real le detuvieron después de verlo todo por las cámaras de seguridad.
El arrestado iba bien preparado para atravesar los diferentes puntos de seguridad de la residencia de los reyes. Llevaba encima una navaja de nueve centímetros de hoja, unas tijeras metálicas, unas tenazas y unas pinzas además de unos alicates especiales conocidos como “pico de loro”. El muro fue reparado con materiales propios y Telefónica fue la empresa encargada de reparar la segunda valla por un valor de 3.964,02 euros.
Esa noche se concentraron allí efectivos de la Guardia Real, la Policía Nacional y la Guardia Civil y el arrestado fue llevado a la comisaría de Moncloa. Ahí arrancó el gran misterio del caso: nunca ha declarado, ni ante la Policía, ni ante el juzgado de instrucción ni finalmente ante los jueces que le han condenado. “La finalidad pretendida con dicha apertura es desconocida”, lamentó el juzgado de lo penal 8 de Madrid antes de condenarle a pagar una multa de 1.080 euros por un delito de daños y obligarle a pagar los 3.964,02 euros que costó reparar una de las vallas que rompió.
La condena ha sido recientemente confirmada por la Audiencia Provincial de Madrid y el caso no ha sido llevado hasta el Tribunal Supremo. Los jueces avalan tanto las pruebas contra él como el dictamen pericial que un empleado de Patrimonio Nacional defendió durante el juicio para cuantificar los daños y el precio de la reparación. Un juicio al que no acudió el acusado pero en el que se vieron las imágenes de las cámaras de seguridad de Zarzuela. Unas imágenes que, según el juzgado, permiten observar “perfectamente” cómo usó las herramientas para romper dos perímetros de seguridad, llegando a usar incluso una piedra y sus propias piernas.
“El círculo más interno de la Casa Real”
En el juicio comparecieron un empleado de Patrimonio Nacional, un guardia civil y un policía, para relatar que con estas herramientas y a patadas se abrió paso hasta “el círculo más interno de seguridad de la Casa Real”, afirmó uno de los agentes. El motivo, en caso de existir, nunca se ha sabido. El acusado no declaró en comisaría ni en el juzgado y no acudió al juicio en la primera mitad de este año. Su condena es solo económica pero en caso de no pagar la multa o la indemnización por la reparación, la Justicia podría considerar su ingreso en la cárcel.
A la hora de modular su condena, los jueces tuvieron en cuenta que el proceso judicial se atascó durante casi dos años hasta que llegó a vista oral poco antes del verano.